Obsidiana

Capítulo 25 → En el ojo de la tormenta Part I.

La implacable mirada de Einar me hizo encogerme un poco.

–¿Tienes un problema pendiente conmigo, Blake?

El mentón tenso de Ian me hizo comprender que estaba realmente furioso.

–No lo creo, Lance.

–Entonces piérdete. – Ian apretó los dientes, escupiendo las palabras con una molestia más que palpable.

Einar permaneció sosteniéndole la mirada a Ian por un muy pesado intervalo de segundos. Segundos que, al menos para mí, parecieron interminables.

 

–Entonces creo que debería cambiar el mecanismo para las invitaciones al baile de este año. Ya sabes, salirse un poco del molde de vez en cuando. Después de todo la innovación es lo más importante. ¿No crees?

Asentí con la cabeza.

En realidad no estaba prestándole atención a Polar y me sentía una terrible mala amiga por eso. Pero al mismo tiempo, no podía dejar de transportarme a ese instante en el cual todo se convirtió en un desastre.

 

¿Por qué debo hacerlo, Lance? Tú no has reservado este espacio, es libre.

Juro que la mirada de Ian podría estar lanzando fuego de no ser consciente de que era un draco de agua. En cambio, en el rostro de Einar una sonrisa triunfante reflejó que había conseguido lo que quería, mosquear a Ian.

–No lo he reservado, pero tú ya no eres bienvenido, soy quien organizó el “festival”, y ahora mismo he decidido que no quiero que estés más en él.

Silencio.

Einar formó una mueca de fingida sorpresa, sudaba ironía ese hombre. – Como quieras, Lance. – Einar dejó caer el arco y tras unas largas zancadas se acercó lo suficiente a mí como para tomarme de la muñeca con fuerza, llevándome prácticamente a rastras con él.

Sí, justo ahí, ante las miradas de los curiosos ojos de todos los presentes en la fiesta de Ian. Pude ver los rayos y centellas que me lanzaba Amelie, la mirada extrañada de Theo y Jade, y la confusión de Logan. El exterior me recibió en completa oscuridad, intentaba llevarle el paso a Einar pero caminaba con mucha prisa, aunque lo que más insistí fue en querer liberarme de su agarre.

En cuanto nos internamos es la penumbra del campus él me acorraló contra el enorme tronco de un árbol, en el exterior del jardín principal.

–¿Por qué haces esto?

–¿Yo? ¿Qué demonios te ocurre a ti? –lo empujé con ambas palmas. Estaba realmente furiosa por su actitud, pero traté de centrarme en no descargar energía bajo ninguna circunstancia.

Él lucía enfadado, podía ver su rostro contraído gracias a la poca luz que me regalaba la preciosa luna.

–¿No lo has notado?... Es… Ese vínculo. No me deja en paz.

¿Vinculo?

–¿Qué vínculo?

Einar pareció sorprendido con mi respuesta, lo supe por su mirada confundida, poco a poco él flexionó sus brazos y la cercanía de su rostro con el mío me doblegaba. Y ahí estaba nuevamente eso, esa sensación de cosquilleo en mi cuerpo.

–Detente ahí mismo o te juro por todo lo existente que te romperé la cara.

La interrupción me hizo dar un salto, aunque lo que más destacaba para mí era la firmeza de esa voz que me dejó hasta sorprendida a mí misma

–Debes dejarme un momento con ella, debe saberlo. –demandó Einar.

–No. Has hecho suficiente hoy, Blake. Piérdete, lo digo en serio.

–No.

 –He dicho que te largues.

–¡No! –Einar golpeó con fuerza el tronco del árbol en el que estaba apoyada, perforándolo con sus puños, y yo solo me encogí con temor, alejándome de él.

Einar pareció recuperar la compostura tras ese arrebato y al verme atemorizada, retrocedió un par de pasos, sorprendido de su reacción.

Axel se acercó a mí y tras rodearle con uno de sus brazos, me llevó con él.

–¡Ellery Sheperd!

Desperté finalmente de la ensoñación en la que yo misma me había metido, rememorando los recuerdos más relevantes de la fiesta de Ian. Mi atención finalmente retornó sobre los claros ojos de Polar.

–Lo lamento, de verdad. ¿Qué me decías?

Mi amiga frunció los labios y cruzó los brazos por sobre su pecho, mirándome con una ceja levemente enarcada. – ¿En qué pensabas? No me digas. ¿Einar? 

No. No, no, no, señorita. Nada de alimentar mi alma con falsas ilusiones que NO debo hacerme, además lo ocurrido con Einar fue… Demasiado extraño.

Negué con la cabeza. – Tenía en mente que debo reencontrarme con Jens.

Polar me miró con un semblante algo afligido, sus manos sosteniendo las mías con una dulzura muy cálida, era esa calidez que me dejaba una sensación de comprensión y de una creciente armonía. A veces me preguntaba si se trataría de su poder elemental o era realmente su apoyo incondicional el que me llenaba de calidez.

Sonreí.

–Piensa en lo que te dije sobre el baile. ¿De acuerdo? Nos quedan muy pocos días para la llegada del mes de octubre. ¡Será espectacular!

El ánimo de Polaris era tan contagioso, esa calidez que transmitía por medio de su tacto parecía extenderse por todo mi cuerpo, devorándome de una forma maravillosa y reemplazando cualquier duda o inseguridad en un sentimiento de plenitud absoluta.

Era maravilloso.

–Lo tendré en cuenta.

Mentí, en realidad ni siquiera le presté atención, pero debía hacerle saber que de todo lo que dijo al menos pude comprenderle algo.

Por ahora creo que primero buscaré a mi hermano y luego visitaré un lugar en el bosque.

–¿El bosque?

Asentí.

El semblante preocupado de Polar me hizo ladear levemente la cabeza. – ¿Ocurre algo?

Ella negó inmediatamente. – No. Solo ten cuidado de no tardar demasiado. Habrá una tormenta.




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