Océano de amor

Capitulo 4

—No puedes desertar así amigo.—Hablaba Raúl, el mejor amigo de Alexander mientras lo veía quitarse el uniforme.—¿Qué pasa con todo este tiempo de esfuerzo aquí? Si te vas, serás tratado como un desertor y si algún día quieres volver perderás tu rango y tus avances.

Alexander ni siquiera lo miró, seguía guardando sus cosas en una maleta muy grande de color azul marino con un decorado rojo. Metía algo de ropa, algunas fotos, sus papeles oficiales y un barco pequeño de recuerdo.

Se vistió de manera casual, una guayabera de color blanco, un pantalón marrón, unos zapatos negros cómodos y unos lentes oscuros. Definitivamente había optado por quitarse su uniforme el cual puso afuera de la maleta para llevarlo en la mano y entregarlo.

Estaba decidido a renunciar a pesar de las palabras de su amigo.

—Entiendo que estés enojado conmigo, pero créeme, un día me lo vas a agradecer.

Alexander solo movió la cabeza en señal de negación, cerró la maleta y caminó rumbo a la salida de esa habitación.

—¡Escúchame!, quizás sea duro pero estás vivo. No te pido que me agradezcas, solo que entiendas que lo hice por ti.

—Por mi, dices?—Le respondió mientras se quitaba los lentes para mirarlo a los ojos.—Entiendo que lo hiciste por ayudarme aunque no te lo pedí y claro sin saber mis deseos. ¡Yo hubiera preferido hundirme en esa tormenta con ella a aguantar este peso!

—Amigo, las cosas fáciles nunca son las recomendables. Ella eligió su nobleza antes que su propia vida.—Lo agarró del hombro.—Acepta su decisión y vive feliz como a ella le gustaría.

Alexander se puso las lentes nuevamente y siguió su camino. Llegó a la puerta y volteó para decirle a su amigo.

—¡Gracias por todo!

Raúl no pudo más que suspirar y verlo salir de ahí.

Esa habitación era algo simbólica para ambos. Pertenecía a la base de la Marina nacional ubicada en la costa del estado de Gansun. En ella había celebrado ascensos, logros, carreras, victorias y elogios por parte del capitán. Habían estado ahí, en esos dormitorios desde que entraron en la marina como un gran equipo, pero desde mucho antes se conocían. Habían sido amigos y vecinos desde niños.

Los dormitorios eran bastante amplios, había letras al fondo, en total 4 para recibir a 8 marinos que las compartían. Al frente había unos roperos muy grandes donde cada uno tenía su espacio para guardar su ropa. También tenía una enorme ventana que daba al mar, lo que hacía una vista hermosa. Un comedor y una barra eran los encargados de dar vista al interior. Ahí comían por las noches lo que metían de contrabando, guardaban algunas botellas para festejar con los compañeros y tenían algunos adornos como barcos y retratos familiares. Los únicos que tenía Alexander eran uno de sus padres y el de él con su amada Rut tomó algunos años atrás. Sin duda un lugar con muchos recuerdos acumulados durante años.

Alexander salió de la habitación aún sin tener claro que haría después de renunciar, evidentemente era un dolor insoportable que al estar en ese lugar solo lo aumentaría. Nadie del equipo deseaba que se fuera aunque entendían la situación. Los superiores lo seguían viendo como un marino destacable y según el reglamento la institución debería ser la prioridad de cualquiera, por eso no iban a tolerar su renuncia.

El capitán había hablado con él la noche anterior y le pidió que se fuera unos días para vivir el luto, que no aceptaba su renuncia. Él seguiría formando parte del equipo. Que se relajara, tomara unas vacaciones y luego más tranquilo, regresara para tomar su empleo y un posible nuevo ascenso ahora como Teniente.

Alexander dió un no rotundo ante esta oportunidad lo que ocasionó un poco de molestia para el capitán y el equipo a cargo. No era fácil abandonarlo todo profesionalmente hablando para una institución tan importante pero Alexander lo hizo ver tan sencillo.

Caminó por la base recorriendola rápidamente, pues cada paso que daba le recordaba lo que había vivido ahí con ella. El lugar redactaba desde que se conocieron en la ceremonia inicial, hasta la última noche que pasaron juntos antes de zarpar.

La base no era nada despreciable en cuestión de arquitectura y tecnología naval. Tenía el edificio central que eran básicamente las oficinas de operaciones. Todo el personal de oficina trabajaba ahí, reclutando datos y enlazando con el gobierno y otras fuentes. El personal de inteligencia también estaba ahí con todas sus secciones y grupos. Eran unas oficinas muy lujosas aunque no era un edificio alto. Solo tenía un piso en el cual los de alto mando tenían sus reuniones. Aunque se rumoraba que no eran solo oficinas sino que tenían bastantes cosas para tener una vida placentera ahí. Sala de juego, habitaciones muy bien equipadas con televisión y todas las comodidades. Aunque también estaban los que tenían sospechas sobre conspiración, decían que ahí almacenaban registros de cosas inusuales y de alto secreto. Pero todo quedaba en rumores ya que nadie tenía acceso a ese lugar más que ciertas personas de muy alto rango.

También estaba el muelle con sus múltiples barcos perfectamente acomodados. Y contaba con una gran gama de estos. Desde los buques de guerra como: lancha rápida, buque lanzamisiles, los grandes y hermosos barcos nodrizas, minadores costeros, el maravilloso y científico buque Hospital, el buque nodriza de submarinos y obviamente los submarinos, todos acomodados en el muelle por orden y listos para cualquier eventualidad en un rango de 10,000 metros en la costa.

La base también contaba con los edificios de uso general como el comedor, gimnasio, campo de entrenamiento terrestre y campo de entrenamiento acuático.

Al fondo, un pequeño instituto donde se impartían cursos. Aunque la escuela estaba en el centro del país ahí se impartían algunas especialidades.

Estaba el laboratorio donde algunos marinos seguían realizando pruebas para mantener limpias las aguas aunque también algunos con fines militares. El hospital estaba en la zona sur y era reconocido por albergar los mejores médicos que incluso sanaban difíciles enfermedades. No solo las ocasionadas en batalla como en otros tiempos era la prioridad. Atendían de manera especial para tenerlos en dietas y en forma adecuada. Se les hacía revisiones de rutina para checar su presión, el azúcar, grasas, etc.



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Editado: 24.03.2025

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