Capitulo 9

Además se mantuvo respetuoso y en ningún momento interrumpió o quiso detener su relación. La borrachera ya se le había bajado completamente pero había revivido su dolor y estrés ahora con otro tipo de variantes. ¿De verdad habían viajado a ese lugar?, ¿Rut vivió un mes entero tratando de regresar a él?, ¿Podría de alguna forma estar viva en ese otro lugar o cualquier otro del espacio tiempo?

—¿No piensas decir nada?—Se sorprenderá de no haber recibido respuesta después de su historia.

Ahora se le veía un poco más animado, el haber contado las cosas le había hecho mucho bien. Su palidez y sobre todo su actitud decaída empezaban a desmoronarse.

—No sé qué decirte, creo que estoy en shock.—Le respondió por inercia.—En mi cabeza vienen muchas imágenes tratando de asimilar todo esto.

—Sinceramente creí que me insultarías o te burlarías de lo que te he dicho. Pero creo que si me has creído.

—No se si te he creído o en el fondo quiero hacerlo para tener una esperanza de que ella siga con vida.

Los tres hombres que compartían mesa en esos momentos se quedaron en silencio quedando en un punto muerto el avance que habían tenido hasta que Alexander no pudo más y preguntó.

—Crees que si busco esa tormenta pueda llegar a ella?

—Hermano, no sé si ella sigue viva. Solo ví que la tormenta la absorbió nuevamente pero las probabilidades de sobrevivir son muy pocas.—Usaba un tono de nostalgia.—Créeme, esa tormenta no es como ninguna otra.

—Lo sé pero después de lo que me ha contado y al recordar que en la marina me notificaciónon que buscaron rastros del cuerpo o del bote y no lo encontraron.—Sus ojos brillaban con esperanza.—Tal vez la tormenta no la dañó y ella regresó a ese lugar donde fueron antes.

—Aunque así fuera no te doy muchas esperanzas. Ha pasado más de una semana desde entonces y no han visto esa tormenta nuevamente.—Se expresó con un tono de desaprobación.—¿No pretenderás ir por el mundo navegando para encontrarla o peor aún, quedarte en el mismo lugar habiendo si aparece de nuevo algún día.

—¡Tengo que hacer algo!—Alexander se desesperaba al revivir la impotencia.—No puedo quedarme ahí parado mientras existe la posibilidad de que ella esté viva y necesitando ayuda… necesitandome.

—¿Y qué pretende hacer entonces? Te escucho.

—La segunda opción que diste puede ser más factible.—Un hombre extraño se acercaba a ellos para conversar.

—Perdón amigos pero no pude evitar escuchar su historia.

Se dio cuenta que el hombre estaba en la mesa de al lado ya pesar del ruido pudo escuchar todo atentamente. Lo examinaron y lo clasificaron como turista inmediatamente. Hablaba español pero con un acento norteamericano, era rubio con ojos verdes y llevaba puesta ropa cómoda de playa.

—¿Puedo sentarme un momento con ustedes?

Alexander un poco impaciente por saber de qué hablaba le indicó con la cabeza que podía sentarse con ellos.

—Mi nombre es Steve Gypson, soy un geógrafo de oficio pero me dedico a examinar eventos raros y aún sin documentación científica de la naturaleza. La historia que usted cuenta la había oído antes en mi país.—Hablaba muy apasionado.—La contaron dos personas que vinieron como turistas y se encontraron con algo así. Una tormenta que los llevó a otro tiempo y regresaron para contarlo. Todos los consideraban unos locos y que su historia era de fantasía. Pero cuando yo los escuché, dieron grandes detalles que coincidían con ese tipo de fenómenos. Eran unos mentirosos que sabían de climatología o en verdad habían experimentado todo eso. Mi sed de aventura me hizo investigar más a fondo todo esto y durante dos años lo estudié únicamente con libros. Hasta entonces decidí verlo con mis propios ojos.

—¿Nos estás tratando de decir que tienes información acerca de esa tormenta que hemos descrito?

—Así es caballeros.—El hombre hablaba muy fuerte como si fuera un tema que le apasionara o con el que se pudiera hablar en público.—Tengo que decirles que esa tormenta no se queda fija en el mar, se desvanece y vuelve aparecer en ciertas ocasiones y lo ha hecho durante siglos. Así que ir a buscarla ahora sería una pérdida de tiempo.

—Entonces, ¿sólo apareció por un corto tiempo y tuvimos la mala fortuna de cruzarnos con ella?—El marinero que había sido víctima de esta, preguntaba molesto.

—En este mundo nada pasa por casualidad amigo, aunque si tuvieron la mala fortuna de encontrarse con ella en su última etapa antes de desvanecerse. Por eso su comportamiento agresivo e impredecible. Era un síntoma anunciando que estaba por desaparecer.

—¿Pero eso cómo explica que un mes después del otro lado, nos haya hecho regresar a un solo día antes de desaparecer?

—Bueno eso puede ser un poco confuso para personas que no estudian los factores espacio y tiempo.—Se puso cómodo recargando sus manos en la mesa.—Digamos que esa tormenta es un portal que une dos puntos del tiempo, para nosotros presente y pasado, para la otra época presente y futuro.

La conversación estaba entrando en un punto crítico. Tres personas hablando de algo aparentemente imposible que lo creían muy apasionadamente.

—Es difícil determinar la variación en los tiempos.—Continuaba el experto.—Pero sí podemos hablar que un día allá son solo algunos minutos en nuestro tiempo.

—¿Quieres decir que en caso que Rut esté en ese mundo cuando vaya a buscarla me encontraré con una anciana?—Alexander estaba poniéndose intenso imaginando todo tipo de alternativas para él y su amada.

—No creo que tanto así.—Respondió cómicamente el investigador.—Al menos no si nos apresuramos, según mis cálculos aparecerá en ese mismo punto.

—Adelante, yo soy el más interesado en ir y si es necesario meterme en esa tormenta de lleno lo voy hacer.—Dijo Alexander sin dudar.