Océano de amor

Capitulo 16

Los piratas que festejan se dieron el tiempo para ver a sus colegas que se acercaban a ellos. Los capitanes gemelos de inmediato los reconocieron, era la tripulación rocas negras a carga de la dama negra.

Su reciente deuda les hizo saber que ellos no iban en son de paz por ende tomó las precauciones necesarias.

Los capitanes hicieron señas para que sus hombres dejaran de beber y se pusieran en guardia.

Bote los miró sin acercarse y los gemelos a él, era una lucha de miradas.

—¡Qué gusto verte por aquí!—Saludó uno de ellos.—¿Dónde está tu capitana?, escondida como siempre supongo.

—Ella está haciendo cosas más importantes que venir a embriagarse a una taberna con el dinero de otros.—Contestó Bote muy tajante a sus colegas.—Pero les envía saludos.

Alexander no dejaba de mirar a aquellos hombres. Los capitanes eran de aspecto rígido, se veían muy acabados, sin duda la vida que llevaban los estaba consumiendo, no llegarían a viejos. Su parecido físico en verdad era asombroso. Sus rostros idénticos, rasgos, el color rojizo de su cabello, incluso sus mismas facciones. Ambos lo sabían y para evitar confusiones habían hecho cosas en su mirada para ser diferenciados.

El que se encontraba a la izquierda cuyo nombre era Connor alias “el viento de oeste” se había rapado de los costados. Solo dejo largo su cabello en el centro y una cola de caballo lo adornaba. Además, aquel hombre había decidido quitarse la barba. Como vestuario portaba una camisa azul con rayas y una medalla muy grande en forma de pez adornaba su cuello.

Por otra parte, su hermano Find, alias “la bestia” dejó su cabello parejo y largo hacia los costados, llevaba una larga y frondosa barba rojiza como si cabello. Portaba una camisa de color rojo con rayas negras y un paleacate en su cuello.

Ambos tenían un sable como resguardo y una pistola lista para desenfundar.

Sus ojos azules se mantuvieron fijos en su adversario que no dejaba de verlos con igual intensidad.

—Supongo que sabes a qué hemos venido.—Dijo Bote sin disimular su molestia.

—Y nosotros suponemos que sabes que no puedes iniciar una pelea aquí.—Find se relajó poniendo sus brazos hacia atrás.—Las reglas del refugio prohíben peleas dentro, y pretendemos pasar un buen rato aquí.

El tono de burla molestó mucho a Bote quien tocaba la mesa con su puño derecho. De inmediato el resto de piratas voltearon a ver, aquellos hombres querían ver un espectác*l*.

—Tranquilo bote.—Le dijo uno de sus hombres.—Ellos tienen razón, no podemos pelear aquí.

Alexander solo se mantuvo expectante, no sabía si intervenir para mostrar el poder de sus armas como le habían pedido o solo estar ahí viendo y siguiendo oculto.

Bote fue el que tomó la decisión por él y dijo.

—Venimos por el dinero y no nos iremos sin él.—Se dirigió a los gemelos mientras los señalaba.—Si tenemos que pelear lo haremos sin duda.

—Sabes que nuestros poderes son similares.—Le respondió Connor relajado.—¿Quieres combatir y que ambos tengamos bajas sin llegar a nada? Ese tipo de cosas son las que nos están llevando a la extinción.

—Cobardes cómo ustedes son los que no están llevando a esa extinción.—Seguía con su tono molesto.—Prefirieron traicionar nuestra alianza, tomaron nuestro producto, lo vendieron y no nos dieron el dinero… ¡Eso es lo que nos está llevando a la extensión!

—Señores no peleen.—Se acercó otro hombre que no pertenecía a ninguna de las dos tripulaciones.—Deberiamos unirnos para pelear contra él verdadero enemigo, no con nosotros mismos.

Todos se calmaron con aquella palabras y miraron al sujero que las había pronunciado. Era un hombre mayor que estaba ahí juntos a todos ellos.

Nadie lo reconoció a primera vista, incluso lo tomaron como un loco.

Era muy bajo de estatura, con ropas desgastadas y una barba blanca cubría la mitad de su cara. Llevaba puesto un sombrero igual de desgastado.

Justo cuando lo iban a ignorar él insistió en seguir hablando pidiéndoles unión para luchar contra los enemigos mutuos… se refería a los soldados y la monarquía.

El hombre creía fielmente que los únicos que podían derrotarlos eran los piratas, era el único grupo que podía consolidarse y alzarse contra todos ellos. Pero sin importar el ímpetu en sus palabras, no convenció a nadie.

—Nosotros vemos por nuestros intereses.—Dijo Find molesto.—No somos héroes luchando contra los malos.

—Estoy de acuerdo.—Continúo Bote.—Estoy seguro que nunca podríamos luchar juntos.

—Hubo un tiempo en qué fue posible.—Dijo el anciano sin revelar su nombre aún.—Los piratas se unieron bajo la bandera de dos leyendas y vencieron al gobierno Francés, yo estuve en esa lucha.

—Solo son leyendas anciano.—Le reiteró y el gemelo.—El imperio francés sigue vigente y los piratas están sometidos.

—¿Qué opinas tú?—El hombre dirigió su mirada hacia Alexander quien ya no pasó más desapercibido.—¿Crees que es posible una unión?

Pasó lo inevitable, todos los piratas restantes miraron al hombre y notaron sus diferencias. Era un tipo con ropa distinta, un corte de cabello no coherente con los piratas, además tenía una actitud y semblante que le hacía ver qué no era de ahí.

Los gemelos sintieron mucho interés por el tipo de maleta que usaba y las armas que tenía a resguardo.

—Yo solo vengo aquí para apoyar a esta tripulación.—Dijo temeroso por ser el centro de atención.—Mis intereses no se alinean con ustedes.

—Ya veo.—Le dijo el hombre.—Es una lástima.

Aquel hombre se alejó dejándolos con su antigua discusiones, sin embargo su intervención había bastado para calmar los animos entre ellos.

—¿Quién eres tú?—Preguntó Find muy intrigado.—No te había visto con su tripulación.

—Es el hombre que nos ayudará a vencerte si no nos das el dinero.—Intervino Bote para no dejarlo hablar.—Es tu última oportunidad.

Alexander dió un paso hacia adelante y encendió la linterna se su arma dejándolos maravillados.



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Editado: 24.03.2025

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