Intentaba gritar pero si la voz era absorbida por aquel cubo, ni él mismo podía escucharse. Lo mismo sucedió cuando golpeaba con desesperación ese lugar, no se escuchaba nada y no podía hacerle ni un rasguño. Todos sus intentos por salir eran en vano.
Se estaba sofocando y la desesperación lo estaba consumiendo. Perdió mucha energía y se puso de rodillas para intentar recuperarse. Sus sensaciones empeoraron; Comenzó a sentirse muy mareado y todo le daba vueltas, su cuerpo seguía esperando. No pudo más y recargó su cabeza en el suelo, respiró lo más profundo que pudo y se dejó vencer. Se quedó ahí por un tiempo indefinido, no había más que hacer.
De pronto sintió que el mareo ocurrió y pudo levantar la cabeza una vez más. Al hacerlo notó que la oscuridad del exterior ya no estaba, era obstruida por una luz blanca que estaba de frente. Era como una nube que había decidido bajar para iluminar a aquel marino.
Intentó levantarse pero la pesadez aún le estaba perjudicando, no pudo hacerlo.
La luz parecía tener conciencia y al ver al hombre incapacitado le prestó ayuda. Aumentó su luminosidad hasta que cubrió por completo el cuerpo de aquel hombre.
Al pasar los segundos su cuerpo comenzó a reaccionar. En ese momento comenzó a sentir más fuerza y al fin pudo levantarse.
Caminó lentamente hacia la luz y se detuvo justo en frente. Era muy potente pero no le afectó a sus ojos, pudo ver a través de ella. En el centro había un círculo muy similar a un espejo. Alexander pudo ver su figura ahí, pero era muy extraño porque su aparente reflejo estaba haciendo movimientos que él no. Movía sus manos de arriba a abajo como todo un atleta, lo había mientras sonreía con gran energía. Parecía un hombre muy feliz.
Después el reflejo cambió y lo mostró triste, con sus manos sosteniendo su mentón. Sus ojos estaban llorosos, parecía que las lágrimas estaban por salir a montones.
Por último vio un rostro enojado, era él con la frustración a tope. Sus manos jalaban su cabello mientras pateaba el suelo con fuerza.
Cuando terminó de hacer su rabieta, el reflejo quedó quiero. Solo se quedó observando al marino como si de un maniquí se tratara. Lo hizo por varios segundos hasta que levantó su mano derecha y le dijo adiós varias veces, después se desvaneció.
Alexander estaba descontrolado por lo que vio. Estuvo muy atento a todo pero seguía sin tener la fuerza para reaccionar, solo pudo ser un espectador más de lo que sucedía en aquel reflejo.
Cuando aquella imagen se fue reinó la oscuridad por solo un momento, después aquel círculo mostró una imagen que desconcertó más al marino. Apreció la imagen de su amada Rut, pero ella lucía diferente. Llevaba puesto un vestido muy largo. Era de color café claro con unas rosas rojas. Ella había dejado crecer más su cabello y lo había dejó suelto como muy pocas veces la había podido apreciar pues el protocolo de la marina le hacía tener el cabello amarrado.
No era lo único que llevaba suelto. También la gran sonrisa en su rostro. Ella parecía muy feliz.
Después Rut atravesó aquel círculo para tomar las manos de Alexander, en ese momento sonrió nuevamente y el marino sintió que recuperaba sus fuerzas. Pudo sentir su piel cálida y sus manos suaves. No había duda que eran esa misma sensación que le provocaba cuando anteriormente la toma en esa forma. Pudo reconocerlo de inmediato.
Conforme pasó más segundos agarrado de sus manos, recobró el color, aquel escenario que era oscuro y opaco ahora era iluminado y brillante.
Ella comenzó a avanzar jalandolo de las manos. Lo quería llevar con ella a un recorrido.
Alexander pudo al fin atravesar aquel cubo. Salió de él jalado por su amada quien no dejaba de verlo y de sonreírle.
Al salir la oscuridad se fue. Alexander se encontraba en una pequeña villa. Pudo ver varias casas hechas de adobo y madera. En el centro había un pozo rodeado de varias aves.
Había muchas personas caminando y cuando pasaban cerca de ellos admiraban su amor.
Rut seguía caminando hacia atrás como si conociera perfectamente el camino y no hubiera ningún peligro de caer o tropezar.
Alexander quedó maravillado por aquel lugar.
De pronto, al pasar justo después del pozo, los rayos del sol lo cegaron por un momento. Eran tan intensos y repentinos que no pudo evitarlos. Soltó a su amada para poder tallarse y recuperar su visión. Después de unos segundos lo logró y los abrió lentamente.
Al hacerlo el sol y sus rayos ya no lo molestaban así que decidió buscar a su amada para incorporarse a su vida de nuevo.
Desafortunadamente para él no fué posible. Ella ya no estaba ahí.
Buscó en sus alrededores pero no tuvo suerte. Vió como las personas se multiplicaban y caminaron alrededor suyo para impedirle la visión.
Comenzó a caminar más rápido e intentó quitar a esas personas de su camino pero no hizo mejoría. Cuando quitaba una dos más aprecian impidiéndole ver más allá.
Las personas parecían no notar su presencia, solo sonreían mientras caminaban a su alrededor. Era como si algo los estuviera hipnotizando llevándolos a un destino incierto.
Desesperado comenzó a empujar a la gente con mayor fuerza, estos seguían sin inmutarse pero logró abrirse paso para llegar hasta una puerta donde logró agarrarse. Era como luchar contra la corriente de un río.
Después de intentarlo por un gran rato, logró acercarse a la puerta de la casa, la tomó y la abrió.
Pudo entrar suspirando por aquel esfuerzo que había hecho.
Cuando se recuperó comenzó a mirar la casa. Había una oscuridad ligera pero se eliminaba cada que él miraba hacia algún sector.