Océano de amor

Capitulo 25

Las nubes dejaron de moverse a pesar del viento que había, era como si quisieran quedarse ahí para mirar lo que estaba por pasar, el reencuentro de aquella pareja.

Si el destino se pudiera materializar sin duda tomaría forma del camino que el marino tenía que recorrer. Todas sus dudas que surgieron en aquel viaje respecto a si la volvería o no a ver, habían quedado respondidas. Pero ahora solo necesitaba saber la respuesta a las demás preguntas, ¿Qué pasaría una vez que la viera? Aquello sería respondido conforme recorriera ese destino. Un camino que se había abierto inesperadamente para poner a prueba su amor y pasión por ella.

Alexander comenzó a caminar en dirección a Rut después de hablarle.

Ella volteó al escuchar su nombre pero se quedó quieta, no alcanzaba a distinguir quién le hablaba.

—Rut, mi amor. Al fin te encuentro.—Le dijo casi al borde del llanto.

Alexander siguió avanzando mientras Rut se le quedó mirando muy extraño, su semblante era el de alguien sumamente desconcertado.

Avanzó hasta quedar a un paso de distancia, quería verla a los ojos y que ella lo viera a él antes de abrazarla.

La realidad estaba superando todo lo que había imaginado, él seguía paralizado de nervios, su cuerpo no se movía como el hubiera esperado y ella no le reconoció como su mente había diseñado.

Rut hizo contacto visual pero aún estaba dudada de que aquello no fuera una ilusión. Con mucha delicadeza levantó su mano para tomar su rostro y acariciarlo.

Lo hizo de una manera muy tierna, cómo cuando te sientes entregado a alguien que estuvo contigo en momentos importantes de tu vida.

—Alexander, ¿En verdad eres tú?—Le dijo muy sorprendida.—No has cambiado nada.

Él tomó su mano correspondiendo la caricia, cerró sus ojos para deleitarse al sentirla. Al fin había conseguido lo que había ido a hacer, estaba cerca de su amada al fin.

El destino había unido en su camino a esas dos almas que se habían amado intensamente. Grandes representantes de lo que era entrega total en el amor, al menos el tiempo que estuvieron juntos.

Después abrió los ojos y ambos se miraron como muchas veces lo habían hecho. El brillo en sus miradas era muy notorio. Rut se dejó acariciar su mano creyendo que era un lindo sueño que la vida le estaba regalando. Se olvidó de todo y se centró en el amor que aún existía dentro de ella.

—¿Qué haces aquí?—Le preguntó ella con un tono nostálgico.

—¿Cómo que qué hago aquí?—Contestó sonriendo levemente.—Vine por ti, por el amor de mi vida.

Rut alarmantemente emotivamente, se sintió muy halagada por lo que escuchó de su acompañante. A ella vinieron recuerdos gratos de los días que había pasado a su lado. Se sintió valorada al ver que alguien la consideraba tan importante para hacer aquel viaje.

Alexander aprovechó para contarle que había conseguido la ayuda del profesor Gypson quien le ayudó a conseguir las coordenadas del fenómeno que los había llevado ahí. También se disculpó por haberse quedado dormido aquel día donde ella salió de misión para investigar la tormenta, él debía haber ido ahí para protegerla.

Rut le dijo que no había nada de qué disculparse, el destino había sido el que lo eligió así, todo para pasar lo que ambos pasaron.

Pasaron unos minutos amenos recordando aquel día de esa desgracia. Después un silencio incómodo se apoderó de ambos y ella aprovechó para decirle.

—Sigues igual.—Nuevamente tocó su rostro.—No has cambiado nada en este tiempo.

—¿Cuánto pude haber cambiado?—Le dijo entre bromas.—Solo conviví unos días con piratas, quizá ellos me volvieron más rudo.

Ella comenzó a reír, disfrutaba mucho del sentido del humor de aquel hombre. Siempre había sido así.

Después le soltó el rostro y puso una mirada depresiva para decirle.

—Mucho tiempo soñé con este momento. Pensaba que cruzabas esos mares y me rescatarías.—Miró hacia abajo por vergüenza.—Pero llegaste muy tarde.

—¿Cómo que tarde?—Le cuestionó nostálgico.

Alexander se imaginó muchas cosas, cómo que ella se había adaptado a ese lugar pero nunca descifró la realidad.

Dentro de la casa se escuchan voces de niños gritando “Mamá, ¿Ya vienes?”

El marino lo escuchó perfectamente, sabía que se dirigían a ella pero su mente no alcanzó a entender como era posible. Había dos niños en su casa diciéndole madre mientras ella esperaba afuera.

—¿Has hecho una vida aquí?—Le preguntó muy desorientado.—¿Cómo es posible?

—Alexander, han pasos diez años desde que llegué a este mundo.—En esa ocasión sí levantó la mirada para dirigirse a él.—Ya tengo una vida hecha.

—¿Cómo que díez años?—Le preguntó con disgusto.—Tiene *p*n*s unas semanas que cruzaste y que yo vine por ti… ¡Semanas!

—No sé cómo explicarte sobre el tiempo.—Le dijo lo más compasiva que pudo.—Pero realmente ha pasado ese tiempo para mí, ahora tengo 36 años.

El impacto emocional que tuvo el marino en su mente fue muy duro. Analizó a Rut y efectivamente se veía más madura, con más edad, pero en un inicio pensó que era por el viaje. En su mente nunca imaginó que hubiese pasado tanto tiempo. Lo que para él fueron unos días para ella habían sido 10 años en ese mundo extraño.

—Al inicio intenté todo por regresar.—Continúo con lágrimas en sus ojos.—Quise esperar por ti, pero con el paso del tiempo me resigné e hice una vida aquí pensando que nunca volvería.

—Pero yo hice todo lo posible desde que te perdí en esa tormenta.—Le dijo llorando.—Vine en cuanto pude y te busqué.

La conversación se vió interrumpida por los niños que salieron de casa buscando a su mamá.

Rut también comenzaba a derramar lágrimas, aquel momento le dió mucha nostalgia.

Los niños se acercaron a su mamá para pedirle que entrara a jugar con ellos.

Ella les sonrió y les dijo que esperarán un momento.

—Lo siento Alexander, me tengo que ir.—Le dijo lo más sensible que pudo.—Mi vida ya está aquí…



#1790 en Otros
#104 en Aventura
#320 en Joven Adulto

En el texto hay: #pirtas #romance #viajeeneltiempo

Editado: 24.03.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.