El hombre con el niño en brazos lo sabe: la impotencia lo embarga; su alma grita.
El niño resguardado no lo entiende: él solo mira a su madre con sus pequeñas manos hacia ella extendidas.
La mujer arrastrada lo sabe: ya no hay nada por hacer, no queda salida.
La bestia hambrienta: no lo entiende; no teme; no le importa la vida.