Odio la Navidad

CAPÍTULO 4

Nicolas al día siguiente se levantó temprano como siempre, tomó una larga ducha, y se fue a la clínica sin desayunar, pero antes de montarse en su Jeep, agarró cada muñeco de gnomos y elfos que aún se encontraban en su jardín y los lanzó en el contenedor de la basura.

Al llegar se estacionó en el puesto que le fue asignado y se dirigió a la cafetería que estaba frente a la clínica, necesitaba su dosis de expreso urgentemente, sino su cerebro seguiría sin armar una frase coherente y saldría a relucir su peor humor. Mientras tomaba su café negro doble sin azúcar tranquilamente sentado en una de las tantas mesas del acogedor lugar y revisaba las noticias en su teléfono, todo a su alrededor le fue ajeno.

Así transcurrieron varios minutos, hasta que un ruido inusual lo sacó de su concentración, miró a Celine, la dueña del lugar, una mujer de unos 40 años llena de vitalidad, con una gran sonrisa colgando un gran letrero: “BIENVENIDOS AL FESTIVAL NAVIDEÑO DE CEDERWOODS 2024”. Sus ojos se expandieron de asombro.

Celine al voltearse lo vio y saludó -Buenos días Doc. ¿Ya ha visto los preparativos para las fiestas navideñas del pueblo?- le preguntó esbozando una sonrisa que iba acorde con su estado de ánimo. Nicolas casi dejó caer la taza nuevamente, tal como sucedió en su cabaña al colocarla al borde de la mesa, al escuchar la palabra “navideña”.

-¿Fiesta navideña?- preguntó intentando ocultar su disgusto. Celine asintió entusiasmada llena de alegría.

-Sí, es una tradición de aquí- le dijo mientras se sentaba frente a él sin pedirle permiso. -La habíamos perdido debido a una tragedia que ocurrió y afectó a varios de los residentes del pueblo, pero desde hace tres años la retomamos gracias a la llegada al pueblo de la Doc. Florecita, que es un ángel caído del cielo.Llegó y nos hizo ver la importancia de rememorar y honrar las tradiciones, que son parte de la cultura de una región, y sobre todo ésta en particular, que ayuda avivar el espíritu navideño y la unión familiar- le decía relatando en detalle cómo se llevaba a cabo la celebración.

-Ya es tradición acá en Cederwood. Todos los habitantes decoramos el lugar y el primer día del festival se enciende el gran árbol en el centro del pueblo, donde todos colocan un regalo para una persona especial que se entrega en víspera de navidad en el baile final que se hace con los niños del orfanato. ¡Es el evento más esperado del año!-

Nicolas sintió un nudo en el estómago, -¿Cómo pudo haber pasado por alto algo así?, ¿cómo no aparecía nada en la internet?, ¿acaso se equivocó de pueblo al hacer su investigación?- Eran las preguntas que rondaban en su mente mientras la mujer rubia frente a él hablaba sin parar -Pensé que había escapado de la navidad, y solo encontré el epicentro de un gran terremoto navideño que amenaza con destruir mi cordura- susurró para sí mismo.

-Me tengo que ir- le dijo a la mujer levantándose rápidamente cortando el parloteo que tenía ella, a quien no siguió prestando atención. -Gracias por la información y el café, delicioso como siempre- dejó un billete de 20$ sobre la mesa y se marchó.

Al abrir la puerta chocó con un delicado cuerpo que casi manda al suelo de no haber sido por sus buenos reflejos que la sujeta por la cintura,

-¿¡TÚ!?- Dijeron ambos al mismo tiempo mientras se miraban a los ojos.

Se quedaron mirando uno al otro por algunos segundos que parecieron horas, hasta que alguien detrás de ellos carraspeó, ya que necesitaba salir de la cafetería. Él la soltó y es ahí donde se percató de que llevaba puesta una bata blanca médica, un estetoscopio colgando de su cuello y sin que pueda faltar, un delicado pin navideño en el bolsillo de su bata.

La inspeccionó con detalle de arriba abajo arqueando las cejas, cuando le iba a hablar fue interrumpido.

-Doc. Florecita, ya volvió, ¿qué tal las vacaciones?- le preguntó Celine, como si no hubiese hablado con ella anteriormente del loco proyecto que se le ocurrió a su amiga. Nicolas, al oír la manera como la llamó la dueña del local, cayó en cuenta del por qué el jardín de su nueva vecina y parte del de él parecían una versión de la villa de Santa y de paso, era su compañera de trabajo.

-Sí, mi hermosa Celine, regresé ayer muy temprano, sabes que no me perdería el festival navideño, además, tengo que terminar de organizar todo en el orfanato y ahora más, que el Dr. Morgan fue trasladado y me he quedado sin un Santa-

Al decir eso, inmediatamente Nick sintió las miradas de ambas mujeres y exclamó -¡NO¡ Ni en tus peores pesadillas, olvida lo que estés pensando- le respondió con un tono de voz severo, dejando claro su advertencia.

-Anda, no seas malvado ni tan Grinch- le dijo Jenny.

-¡NO!- Le volvía a responder tratando de salir.

-Yo seré tu ayudante.

-¿Acaso te vestirás de la esposa del panzón?

-No, seré la elfo asistente de Santa, pero si para convencerte tengo que vestirme de la Sra. Claus, pues lo hago.

-¿En versión sexy?- Preguntó Nicolas.

Ella lo miró alzando las cejas y esbozó una sonrisa respondiéndole -Las curvas latinas que tengo creo que me ayudarán- Whitman sintió un escalofrío que recorría todo su cuerpo y no precisamente por la brisa helada de esa mañana.

Ignoró sus palabras, las sensaciones que se hicieron presentes en su cuerpo con la respuesta de su ninfa invernal y le pasó por un lado saliendo de la cafetería. Caminó apresuradamente hacia la clínica ya que faltaba poco tiempo para que su consulta comenzara.




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