Después de la interrupción inesperada, Jenny decidió no dejar que una simple llamada arruinara la magia de la noche. Miró a Nick y con una sonrisa, sin soltar su mano, le hizo otra propuesta. -Qué te parece si terminamos la noche con un buen chocolate caliente y malvaviscos?-sugirió. -Tú un chocolate, yo un expreso- le respondió Nicolas. -Tengo una película navideña en mente que creo que te encantará- le dijo ella y él la miró con suspicacia levantando una de sus cejas.
-Déjame adivinar- se colocó una mano en su barbilla e imitó una pose pensativa -The Grinch- le dijo y ella estalló en carcajadas asintiendo. Él encantado con la idea, aceptó de inmediato.-¡Me encantaría!-respondió él.
- La carreta los llevó de vuelta al centro del pueblo, descendieron y caminaron juntos hasta el estacionamiento de la clínica donde cada uno subió a sus respectivos vehículos y condujeron hacia la cabaña de Jenny.
Ella iba cantando y bailando como podía las gaitas de su tierra mientras que él iba en un silencio absoluto.
La cabaña de Jenny era acogedora y cálidamente decorada, lo recibió con el aroma a pino y el suave brillo de las luces navideñas. Ella se dirigió a la cocina mientras Nicolas añadía más leños para avivar el fuego en la chimenea, llenando la estancia con un calor reconfortante. Momentos después, Jenny apareció con dos tazas, una de un humeante chocolate y otra con café expreso sin azúcar para él, la de ella coronada con una montaña de malvaviscos y la de él simple.
-Aquí tienes Sr. Claus- dijo ella entregándole una taza -Espero que te guste -Whitman tomó un sorbo y cerró los ojos disfrutándolo, en todo el día no había sentido el sabor de la cafeína en su paladar. -Está delicioso- le dijo, dándole una espontánea sonrisa moja bragas que hizo que su cuerpo se erizara.
Con las bebidas en sus manos, se acomodaron en el sofá envueltos en una manta compartida. Jenny encendió la televisión y seleccionó la clásica película navideña UN CUENTO DE NAVIDAD. La elección hizo sonreír a Nicolas. -¿Qué pasó con el muñeco verde peludo?- preguntó señalando hacia afuera, indicando la escultura que aún decoraba su jardín. -Esa la veremos después… claro, si tienes tiempo- le respondió ella.
A medida que la película avanzaba, la atmósfera en la cabaña se volvió aún más cálida y acogedora. Los protagonistas en pantalla se enfrentaban a sus propios desafíos y descubrían el valor de la familia, la comunidad, y la NAVIDAD, cosas que resonaron en el interior de él en cada escena del pasado, presente y futuro de Mr. Scrooge.
Escuchaba las opiniones que ella daba y las comparaba con su vida. Al finalizar la película, él le pregunta si desea ver otra, y ella asiente.-Pero primero voy por cotufas- le dice ella levantándose del sofá.
-¿Por qué cosa irás?- le pregunta él reflejando confusión en su rostro, ella ríe y le dice que en su país, a las palomitas de maíz les dicen cotufas. Al rato vuelve a la sala y se da cuenta de que la película estaba seleccionada y en la pantalla de la tv estaba la imagen en primer plano del Grinch siendo halado por una soga amarrada a su cintura y al otro extremo de la cuerda estaba una pequeña niña, quien no era otra que Cindy Lou.
En un momento particularmente emotivo de la película, Jenny sintió que Nicolas la miraba con intensidad, pero también con ternura. Volteó su rostro para encontrar sus ojos y la conexión entre ellos fue innegable.
-Mi Jenny, quiero agradecerte por esta noche- dijo él suavemente. -Ha sido mágica en todos los sentidos. Ella sonrió, sintiendo el calor en su corazón. -Gracias a ti, mi Nicolas. Estoy realmente feliz de haber compartido estos momentos contigo, pero sobre todo por permitirme entrar aquí y aquí- le dijo, tocando con su dedo la cabeza y corazón respectivamente del hombre frente a ella.
La película continuó, pero los verdaderos protagonistas de la noche eran Jenny y Nicolas quienes, envueltos en la calidez de la mutua compañía y el espíritu navideño, se dieron cuenta de que la magia de la Navidad había obrado en ellos y sobre todo en él, algo mucho más grande que un simple paseo en carruaje o compartir las actividades del Festival Navideño.
Aunque no hubo beso bajo las estrellas, el chocolate caliente, los malvaviscos, el café, las palomitas de maíz y las películas compartidas crearon un vínculo especial que ambos sabían que continuaría creciendo con el tiempo.
La película terminó, pero la calidez de la noche continuaba envolviendo a estos jóvenes doctores. Mientras la chimenea crepitaba suavemente y la nieve caía en silencio fuera de la cabaña, Jenny trajo una botella de vino tinto y dos copas, -no me cabe una taza de chocolate más- dijo alzando las copas y la botella.
Nicolas se levantó y las tomó de sus manos, ella sacó el sacacorchos del bolsillo trasero de su pantalón y se lo dio.Una vez abierto el vino lo sirvió en las copas, entregándole una a ella.
-Por una noche inolvidable- dijo Jenny, levantando su copa en un brindis. -Por las nuevas amistades y las oportunidades que la vida nos trae- respondió él, chocando suavemente su copa con la de ella.
Conforme la noche avanzaba y la botella de vino se iba vaciando, la conversación fluía de manera natural. Ella, sintiendo la calidez del vino y la confianza que crecía entre ellos, decidió compartir algo más profundo. -¿Sabes algo Nick? Quiero contarte algo sobre mi vida- dijo mirándolo a los ojos.
-Crecí en un hogar lleno de alegría y amor. Mis padres siempre encontraron maneras de hacer de cada día una celebración, especialmente durante la Navidad- le decía mirando la danza del fuego en la chimenea frente a ella. -Siempre quise poder compartir esa alegría con otros, sobre todo con los que más la necesitan, por eso a cada lugar que voy trato y doy lo mejor de mi dejando mi huella. Hacer que cada persona sienta ese amor y felicidad que yo sentí.
Whitman escuchaba atentamente, sintiendo una conexión más fuerte con cada palabra que ella pronunciaba. La sinceridad y el entusiasmo en su voz lo conmovieron profundamente.
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Editado: 22.12.2024