Jenny, en vista que el tiempo pasaba y su Santa no llegaba, decidió ir a buscarlo. Al llegar a la puerta de su cabaña encontró el traje perfectamente doblado sobre una silla frente a la puerta y encima de éste una nota, la tomó y empezó a leer su contenido.
Querida Jenny:
Sé que huir fue un error y estoy verdaderamente arrepentido.
Los recuerdos y la tristeza que he llevado conmigo durante tantos años me han superado y no supe cómo enfrentarlos, sobre todo un día como hoy, que hace exactamente 8 años me marcó.
Participar en la fiesta contigo fue una promesa que quise cumplir, pero al final mis miedos y el dolor fueron más fuertes. Quiero que sepas que no fue por falta de deseo de estar contigo o de vivir la magia de la Navidad que tanto pregonas.
Estar y vivirla a tu lado era algo que quería disfrutar y permitirme. Simplemente aún estoy luchando con los fantasmas del pasado.
En estos momentos pienso que, en vez de llamarme Grinch, tendrías que haberme llamado Mr. Scrooge.
Mi intención nunca fue decepcionarte ni hacerte sentir sola en un momento tan especial. Por favor, perdóname por no ser ese hombre que mereces en este instante.
Te aprecio y quiero más de lo que puedo expresar en estos momentos. Por todo lo que has hecho por mí y cómo has intentado traer de vuelta la alegría a mi vida, mil gracias.
Te admiro por tu fortaleza y tu capacidad de seguir adelante, incluso cuando yo no pude.
Espero que algún día puedas entender y, si es posible, perdonarme. Nos estaremos viendo luego de que pasen estas fechas, trataré en lo posible no castigarte con mi presencia en la clínica. Gracias por todo.
Tuyo por siempre
tu Grinch Nicolas Whitman
Dejando a Jenny sola y desconcertada, él se marchó. Ella, sintiéndose decepcionada, tuvo que improvisar rápidamente para no arruinar la fiesta.
Regresó al salón comunal donde se estaba llevando a cabo la celebración. Con una sonrisa forzada tomó el micrófono y comenzó a animar a los abuelitos y asistentes, organizando juegos y distribuyendo los regalos ella misma, aprovechando que iba vestida de la Sra. Claus.
No iba a permitir que la ausencia de Nicolas arruinara la magia de la noche para los demás.
Fue a servirse un ponche para descansar un poco de tanto baile con esos adorables caballeros de cabellos plateados, se sentó en una de las tantas sillas vacías frente a la gran mesa donde se había servido una deliciosa cena, que le permitía observar como todos se divertían, y le fue imposible no pensar en él.
Sabía que Nicolas tenía muchas heridas por sanar, y aunque su ausencia le había dolido profundamente, también entendía el peso de sus luchas internas.
Decidió que no podía permitir que la decepción de una noche le nublara el gozo de la Navidad. Con determinación, volvió a centrarse en compartir la alegría con todos y así cerrar con broche de oro una magnifica celebración donde reinó el espíritu navideño y la unión de toda la comunidad de Cederwood.
En su trabajo y con sus amigos mantuvo el espíritu navideño vivo con el carisma y jovialidad que la caracterizaba sabiendo que, a pesar de todo, había hecho su mejor esfuerzo.
El Dr. Whitman, por su parte, estaba solo en una habitación de hotel del pueblo cercano a Cederwood continuó enfrentando sus propios demonios.
Sabía que debía trabajar en sí mismo antes de poder ofrecerle a Jenny el amor y el apoyo que ella merecía.
Cada hora en que la aguja del reloj se movía, luchaba por encontrar un poco más de paz y comprensión.
Jenny, a pesar de estar lejos de él en ese momento, seguía siendo una inspiración constante en su mente recordándole que había algo hermoso por lo que valía la pena luchar.
Necesitando hablar con alguien que lo conociera mejor que él mismo, contrató un vuelo privado a la ciudad de New York. Nicolas llegó a la casa de su hermano mellizo, Philippe, un empresario soltero empedernido conocido por su actitud despreocupada ante la vida, pero dedicado en cuerpo y alma a su hijo Liam.
Nick necesitaba un espacio para reflexionar y enfrentar sus emociones. Sentado en la cocina, compartiendo una copa de coñac, finalmente se abrió con Philippe sobre sus miedos y la noche que había dejado atrás. Philippe, aunque siempre había sido el más despreocupado de los dos, escuchó atentamente.
Al final, le puso una mano en el hombro y, con una seriedad inusual, le dijo -Nicolas, todos tenemos nuestras cicatrices. Pero vivir con miedo no es vivir. Esa mujer que conociste en Cederwood es alguien especial, y no todas las oportunidades merecen ser dejadas de lado por miedo al pasado. Date una oportunidad, hermano. Ama y déjate amar-.
Las palabras de Philippe resonaron en la mente de Nicolas durante toda la noche. Reflexionó sobre todo lo que había compartido con Jenny, ese beso, un solo beso que le puso su mundo de cabeza. En verdad ella cumplió con ser esa Cindy Lou que hizo cambiar a Grinch que habitaba dentro de él.
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Editado: 22.12.2024