— ÁNGELA —
Me estuvo observando por unos segundos.
Tome el papel de la mesa y escribí algo.
“¿Ya desea comer?”.
Al ver el papel el sonrió.
Y seguido asintió, mientras tocaba su estómago.
Ángela • vale
Sentí como tomaba mi mano y me llevaba a la cocina.
Seguido la soltó y con las dos manos empezó a expandir sobre todo.
Cómo diciendo que tenía el área libre.
Asentí.
Tome el menú de la mesa y el a un costado mío señaló un desayuno.
Ángela • okay
Asentí.
Saque de la nevera las verduras y condimentos necesarios para cocinar todo.
De reojo pude notar como él se sentaba en una silla de la barra.
También le di una mirada, estaba coloreando unos dibujos.
Al verme sonrió.
Y le devolví esa sonrisa.
<>
Termine de preparar todo y lo serví en un plato para el.
Dejo a un lado el libro de coloreado.
Por sus labios solo salió un;
Maximiliano • gracias
Ángela • de nada
Tome un papel y anoté otra cosa.
“si gusta puedo limpiar su habitación”.
Asintió repetidas veces.
Ahora fue el.
“es la segunda puerta de mano izquierda”.
Asentí.
Subí las escaleras y llegué a su habitación.
Primero empecé a barrer todo, mientras recogía las cosas que estaban en el piso, como zapatos, calcetines etcétera.
Termine de barrer, y me dirigí a recoger su escritorio.
<>
El joven se la paso viendo su celular y coloreando en el libro.
Mi hora de salida ya había empezado.
Me acerque al joven y escribí.
“ya termine todo, su mamá me menciono que mi hora de salida es a las ocho de la noche, ¿Me puedo ir?”
Al ver el papel asintió.
Tome mi mochila.
Maximiliano • buenas noches
Me dedico una sonrisa.
Ángela • igualmente
Salí de la gran casa.
<>
—MAXIMILIANO —
Me decidí por ir a recostarme a mi cama.
Entre a la habitación y todo estaba en su lugar, y el piso limpio, con un aroma agradable.
Tire mi cuerpo a la cama.
Maximiliano • Ángela
Empecé a musitar su nombre.
Y cerré mis ojos.
<>
Desperté pues alguien estaba asiendo cosquillas en las plantas de mis pies.
Ian • despierta pequeño, ya es tarde
Alcance a escuchar.
Me levanté y sonreí.
Ian • ya llegó tu novia
Arrugue mi entre cejo.
Ian • tu cuidadora pues
Una sonrisa se escapó de mi.
Ian • ven, hoy viene más bonita que ayer
Me jalo de mi mano y seguido me cargó en sus brazos.
Bajamos las escaleras entre forcejeo.
Quería que me bajara por lo mismo, hay una mujer viendo.
Al llegar a la planta baja la encontré hablando con mi mamá.
Ian • ya te traje a tu novio
Se refería a... ¿Mí?
Ella solo sonrió y asintió.
Acto seguido me saludo con la mano.
Es imposible no sonreír.
Adela • y después de que vayan a su cita médica, me lo cuidas hasta las once de la noche, porque vamos a llegar tarde
Fue lo que alcance a escuchar.
La vi y ella asentí con una leve sonrisa.
Vi como mi mamá le hacía señas a Ian.
Ian • cuidado en hacer cosas malas...
Me amenazó con el dedo.
Pero en forma de broma.
Mis mejillas se pusieron rosas.
Los vi irse.
Me acerque a ella.
Y saco su celular.
Un mensaje llegó a mi número.
8:06 am. — ahora nos comunicaremos por aquí
8:07 am. — me parece bien
— ÁNGELA —
Se terminó de alistar y fuimos a su cita médica.
Es un hombre que le gusta usar trajes.
A mi parecer y de las demás mujeres, le queda bien.
El conducía y tarareaba canciones que yo no conocía.
Pero me parecía lindo ese acto.
Es un hombre alegre.
<>
El doctor me explico todo, ahora vamos de regreso a su casa.
O bueno eso es lo que pensaba.
Ya que se desvío por otra calle.
No dije nada, supongo que va a comprar algo.
Pero no fue así, me había traído a una heladería.
Me hizo señas de que bajara, y así lo hice.
Entro a la heladería, tenía una sonrisita.
Y al ver todos los helados, con el dedo indicó que es lo que deseaba.
La señora asintió he hizo su helado.
Luego pidió otro.
Del mismo sabor.
Los pago y volvimos al auto.
Me dio uno.
Una sonrisa pequeña apareció en mi.
Recibí un mensaje de el.
4:14 PM. — si compartimos, no nos pelearemos por el sabor de el otro
Asentí con una sonrisa.
Es como un niño en el cuerpo de un hombre.
Arranco el auto y lo puso en marcha.
Y de nuevo el cantando canciones a sus adentros.
Logré identificar una y habla sobre amor.
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Estaba limpiando la cocina, ya que el había cenado.
Y se había ido a su habitación.
Ya casi dan las once de la noche.
Solo faltan minutos.
Me puse a ver mi celular unos minutos.
Tenía llamadas de mi amigo.
Zion, este hombre no se cansa de hablar para decir babosadas.
Sonreí al ver la foto que me mandó.
Era su pulgar con cara.
Decidí llamarle.
— buenas tardes
— buenas tardes jovencita, llama a los hombres más guapos de la ciudad, en que la podemos ayudar
— necesito uno bien guapote, así alto y con músculo
Sonreí, quería reírme.
— pues dejé decirle que... ¡Me dejaste en visto hace más de tres horas!
Tire mi carcajada.
— huy perdón
— vale, te la paso si vienes a mi casa y me das cariño