Oír Tu Voz

[3]

— MAXIMILIANO — 

La escuché hablar. 

Y también la vi asentir mientras tenía una sonrisa. 

Después de que colgará la llamada, fui enfrente de ella. 

Le sonreí y ella a mi. 

Le había coloreado un dibujo. 

Es una rosa, yo mismo la había dibujado y coloreado. 

Saque de detrás mío el dibujo. 

Y se lo entregue. 

Ángela • es hermoso

Me senté a un costado de ella. 

Ángela • te quedó bonito

Me vio y sonrió. 

Maximiliano • gracias

Sonreí. 

Mi corazón estaba acelerado. 

Lo estuvo viendo a la perfección. 

Es inevitable no ponerse rojo. 

Después de unos minutos en silencio, se escuchó una moto.

Ángela • bueno, yo me voy

Se levantó. 

Salimos de la casa y había un hombre arriba de una moto. 

Ángela • nos vemos mañana

Asentí. 

Ella fue a dónde el hombre y se subió en la moto... 

Bueno, tal vez tenía novio. 

Me volví a adentrar a la casa. 

<> 

¿Tendrá novio? 

Desperté con esa duda. 

Salí de mi habitación y encontré a mi hermano hablando con Ángela.

Ella sonreí y el la hacía reír. 

Los ignoré completamente, y fui a la cocina. 

Me serví en un plato un poco de leche y cereal. 

Después empecé a comerlos mientras veía la caja de cereal. 

Ian • yo te invito a cenar, tu nada más pon tu hermosa presencia 

Escuché. 

Ángela • si

Los vi. 

Maximiliano • ¿Tienes novio? 

Me atreví a preguntar. 

Ella me vio y sonrió. 

Ángela • no, no, si lo dices por el hombre de anoche, no, el es mi amigo, desde la infancia

Asentí ahora con una sonrisa. 

Ian • como te decía

Salí de la cocina. 

Ahora estoy más tranquilo. 

Subí corriendo las escaleras, y llegué a mi habitación, en donde me cambié rápido a un traje. 

Puse mis zapatos, y baje de nuevo las escaleras. 

Ya no está mi hermano ni mi mamá. 

8:47 am. — ¿Podemos ir a desayunar? 

Vio el mensaje. 

8:48 am. — si, me parece bien

Aproveche que hoy viene con un vestido de flores, y sus tenis blancos. 

Se ve muy hermosa. 

<> 

Aquí la duda; ¿Me enamoré de ella? 

No lo sé. 

Poco a poco lo descubriré. 

<> 

Llegamos al restaurante, ya me conocen aquí, porque es restaurante de mi tío. 

Aveces está el cocinando, ya que es chef. 

Pero creo que hoy no. 

Tampoco nos cobran la comida. 

Pero no hay que aprovechar de tanta amabilidad. 

Le pedí a ella y para mí. 

Mientras ella comía, yo le daba unas miradas y sonreía. 

Esa sonrisa por parte de ella,... Me hace volverme loco, pero loco de los nervios. 

¡Ahh, me acaba de guiñar un ojo! 

Un sonrojo apareció en mis mejillas. 

<> 

Terminamos de comer. 

Y ahora la llevo a una joyería. 

Al entrar nos recibieron con amabilidad. 

Empezamos a ver los collares. 

Me decidí por uno de luna y sol. 

Los pague y salimos del local. 

<> 

Llegamos a mi casa, rápido la lleve conmigo a la habitación. 

Hice que se sentará en la cama. 

Y saque los collares. 

Pero al ver que no podría ponerlo así, se levantó. 

Hice su cabello para un costado y puse su collar, el de sol. 

Y ahora ella puso el mío de Luna. 

Ángela • gracias

Maximiliano • de nada 

Quería darle un abrazo. 

Así fue, le di un abrazo. 

Estuvimos así unos segundos. 

Tiene un aroma tan suave, como a galletita. 

Me separé y vi sus ojos. 

Sus labios son rositas, y me dan ganas de saber su sabor. 

Ángela • ¿Pasa algo? 

Negué. 

Apenado desvíe mi mirada a otro lado. 

Pero ella tomo de mi menton he hizo que la viera. 

Se acercó a mi y dejo un beso en mi mejilla. 

Mis mejillas están ardiendo ahora mismo. 

— ÁNGELA — 

Lo vi, sus mejillas están rojas. 

Sonreí. 

Ángela • voy a limpiar

Asintió. 

Salí de su habitación y baje las escaleras hasta la sala. 

Empecé a barrer. 

Aunque no lo crean, el polvo se mete a la casa. 

<> 

Termine de limpiar los muebles, acomode un libro y con eso termino. 

Vi la hora y ya eran las ocho de la noche. 

Un poco pasadita la noche. 

Mi amigo vendrá de nuevo por mi. 

Subí las escaleras, toque la puerta de Maximiliano. 

Y el la abrió.

Ángela • ya me tengo que ir 

Le dije una vez que lo tenía enfrente mío. 

Maximiliano • vale 

Me hizo señas con un dedo, de que esperara unos segundos.

Asentí.

Seguido salió con una hoja de papel, y en esta había unas rosas dibujadas, y dos monitos agarrados de la mano. 

Una sonrisa se escapó de mi.

Ángela • eres todo un artista

Maximiliano • gracias

Sonrió. 

Ángela • lo voy a guardar, nos vemos mañana

Asintió. 

<> 

Llegué a mi casa y guarde los dos dibujos que me había echo el chico.

Vi entrar a mi amigo.

Zion • y esa carpeta

Me la quito de la mano. 

Ángela • Zion 

Lo vi. 

Saco los dos dibujos. 

Zion • ¿Fuiste al kinder? 

Negué. 

Ángela • los hizo el chico que cuido 

Zion • pues cuántos años tiene

Sonrió. 

Ángela • veinte 

Zion • ¿¡Veinte!?, pero si yo pensé que era un bebé de tres o cuatro años, te hace dibujitos como si fueras su novia en el kinder

Sonreí. 

Zion • ¿Te gusta? 

Empezó a picar mis costillas. 

Ángela • es bonito el joven, pero no, no podría salir con el 

Me senté en la cama.

Zion • dame dos razones 

Se sentó a mi costado. 

Ángela • es millonario, y tiene más chavas detrás de el 

Zion • que, pero eso no es impedimento, es más, te ganarías la lotería, tan solo mirá, ese hombre te hace dibujitos, ya tiene veinte años, es fácil descifrar dos cosas - lo vi -, una, le gustas, y dos es un niño en el cuerpo de un hombre



#10120 en Novela romántica

En el texto hay: sordomudo, sordo mudo

Editado: 29.03.2024

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