Mientras pedaleaba hacia la escuela, no podía dejar de pensar en la nota. No tenía duda que era de Jonathan. Recordé cómo Samara me había preguntado una vez si yo también veía "la sombra". Necesitaba saber más. Quería hablarle, pero no sabía cómo preguntar.
Llegué al puente antes que Damián. Me apoyé en el barandal y releí la hoja, buscando algo que hubiera pasado por alto. El ruido de una bicicleta me hizo guardarla apresuradamente. Damian llegó sin su habitual sonrisa. Parecía que no había dormido.
—¿Qué sucede? —le pregunté mientras retomábamos el camino.
—Escuché a mi madre hablar por teléfono
—murmuró—. Dicen que la guerra llegará aquí. ¿No viste las noticias? Enemigos llegaron a un pueblo cercano.
Quise tranquilizarlo, pero no encontré palabras. Él intentó sonreír, resignado.
—Es una tontería preocuparse por algo que no sabemos si pasará, ¿no?
En la escuela, algunos alumnos tenían miedo; otros parecían emocionados, como si la idea de la guerra fuera una aventura que deseaban vivir. Damian fue inmediatamente rodeado por un grupo de compañeros. Todos querían detalles, creyendo que, por ser hijo de la alcaldesa, él tendría respuestas. Aproveché su distracción para buscar a Samara.
Finalmente, la vi parada en mitad del pasillo, mirando un cartel de trabajos disponibles en el pueblo. Me acerqué, sintiendo que era mi única oportunidad para hablarle sin interrupciones.
—¿La leíste? —preguntó ella sin girarse para verme.
—Sí. Quería preguntarte...
—Sí hay más —me interrumpió, bajando la mirada—. Sí, hay más, pero no puedo dártelas. Lo siento.
Avanzó hacia el salón, dejándome atrás confundido. ¿Por qué me había dado esa primera hoja y ahora se negaba a mostrarme el resto? La alcancé y, casi sin darme cuenta, le tomé del brazo, desesperado.
—¿Por qué? Necesito saber... —le pedí, soltándola al darme cuenta de mi impulso—. Lo siento... pero necesito saber más, por favor.
—Está bien. Pero tendrás que tomar las páginas tú mismo... de su habitación.
—No hay problema. ¿Puede ser después de la escuela?
—Más tarde —respondió en voz baja—. Tengo algunas cosas que hacer.
—Te pasaré mi número, así puedes avisarme dónde y a qué hora. —Saqué mi celular, y ella, aunque indecisa, hizo lo mismo. Le dicté mi número y anoté el suyo. —Espero tu mensaje.
Entramos al salón sin decir más, y apenas cruzamos la puerta, vi que alguien había escrito insultos en el pizarrón, dirigidos hacia Samara. Ella se quedó inmóvil, leyendo las palabras una y otra vez como si intentara convencerse de que no existían. Sus hombros se tensaron, y por un momento pensé que iba a romperse. Pero en lugar de eso, levantó la mano, borrando los insultos con la manga de su suéter, dejando un rastro oscuro de polvo que parecía un recordatorio de lo que otros pensaban de ella. Su rostro no mostró nada, pero el temblor en sus manos traicionaba la máscara de indiferencia que intentaba mantener.
Me senté en mi lugar, sin mencionar nada, desvié la mirada a la ventana. Y fue cuando la ví. Allí, en el campo a lo lejos, estaba esa silueta. Era más alta que la última vez, con un contorno difuso, como si el viento la desdibujara, y sus formas oscuras se extendían sobre el suelo. Saqué el celular, decidido a capturarla en una foto, pero en cuanto levanté la vista, había desaparecido.
—¿En serio me dejaste solo? —bufó Damian, tomando asiento junto a mí.
—Lo siento, tenía que ir al sanitario —mentí, volviendo la vista hacia la ventana, aunque ya no había nada allí.
—Nadie me creyó que no sabía nada sobre lo de la guerra. Todos me exigen respuestas que ni siquiera tengo
Damian seguía quejándose como si fuera el único encargado de mantener a la escuela informada sobre la situación fuera del pueblo. En el fondo, sabía que le gustaba llamar la atención, y al compararse con uno de sus personajes favoritos solo lo confirmaba.
La clase comenzó, y solo entonces guardó silencio. Sin embargo, mi mente no estaba en lo que decía el profesor, sino en la ventana y, cada tanto, en Samara. Ella parecía sentir el peso de mi mirada y se giró a verme, incómoda. Damian, que estaba sentado detrás de ella, lo notó y me lanzó una expresión de curiosidad acompañada de una sonrisa divertida.
—¿Algo que quiera compartir, joven Ethan? —preguntó el maestro al notar mi distracción.
—No, señor —respondí, intentando sonar tranquilo. El profesor pareció satisfecho con mi respuesta y continuó con la clase.
Aun así, no pude concentrarme. Noté cómo Nat, con una sonrisa burlona, me lanzaba una bola de papel. La ignoré, pero eso solo hizo que se enojara, y oí cómo susurraba algo a Leo, seguramente algún insulto o burla.
En el receso, le mentí a Damian, diciéndole que me quedaría en el salón a repasar. Él, acostumbrado a verme hacer eso, no cuestionó y salió, asegurándose de atrapar a algunos compañeros en el camino para no comer solo. Antes de marcharse, arqueó las cejas con una expresión juguetona. No entendí el gesto hasta que vi que Samara también se había quedado en el salón. Solté un suspiro de frustración y fingí estar concentrado en mi libreta.
Estaba tratando de leer cuando sentí que Samara se sentaba a mi lado. Decidí ignorarla, pero eso no pareció desanimarla.
—¿Por qué negaste ver algo ese día? —preguntó, y alcé la vista hacia ella, sin decir nada—. Yo no la veo, pero mi hermano... No solo la mencionaba en sus escritos; hablaba con eso, lo sentía real.
—No veo nada. Solo es curiosidad —respondí fríamente, volviendo mi vista a los apuntes, esperando que se fuera antes de que terminara el receso. No quería que me vieran con ella.
—Yo sé que la ves —insistió, y esta vez consiguió mi atención.
—¡Miren a la parejita! —la voz burlona de Nat irrumpió, seguida de las risas de Joscelyn y su grupo—. No me imaginaba que la zorra rara del pueblo terminaría con el chico muerte.
No dije nada, aunque me estremecí ante lo que acababa de escuchar. Miré a Samara, que encogía los hombros, tratando de disimular, pero el brillo en sus ojos delataba su incomodidad y tristeza. Lo de "zorra" me sorprendió; no entendía el porqué de esa palabra.
#5983 en Novela romántica
#535 en Joven Adulto
sobrenatural misterio romance, guerra muerte amor violencia, suspenso misterio drama amor romance
Editado: 17.12.2024