Ojos de caramelo

Las cosas que deberíamos decirnos

June.

— ¿Estás sola, guapa? — la voz de Abery a mis espaldas me hace sobresaltar. 

— Ahora no, al parecer — me río antes de cerrar el locker. Me giro aun sabiendo que voy me voy a encontrar con su sonrisa de oreja a oreja. 

— ¿Vamos juntas a la cafetería? 

— Claro. ¿A penas sales de historia? — entrelaza su brazo con el mío cuando empezamos a caminar. 

— Si; hoy me tocaba exponer, pero la maestra me puso 8,4 así que me quedé con ella en una charla exhaustiva del por qué en la vida no me podía dar la milésima para llegar al punto cinco. Connor ya me conoce así que me dijo que me esperaba en la cafetería. 

— ¿Conseguiste el punto cinco? — le pregunto curiosa. 

— Me puso nueve con tal de que dejase de insultar a Donald Trump. 

— Te venero. 

Ambas reímos antes de empujar las puertas de la cafetería. 

No es una sorpresa que Abery, además de ser guapa y agradable, también fuese inteligente. Sus padres son buenas personas, pero involuntariamente — o tal vez no tanto— habían puesto presión sobre Abery. Me ha dicho que al principio era agobiante pero que con el tiempo se había acostumbrado y ahora ha desarrollado un gusto por estudiar; su pasatiempo. 

Tal vez debería hacer que papá ponga presión sobre mí a ver si me funciona. Quien sabe. 

Abery, además, tenía un poder de convencimiento demoledor. No me sorprendería que algún día terminase siendo la alcaldesa de una ciudad de la que ni siquiera sea capaz de pronunciar el nombre. 

— Problemas a las doce — me dijo mientras miraba a una dirección en específico. Sutileza dónde. — Esa chica no se rinde. ¿Cuánto lleva detrás de Alex? 

Miro hacia la dirección indicada sólo para encontrar a Lilian sentada junto a Alex en nuestra mesa. Prácticamente empujaba su escote hacia él. Los observo un par de segundos y sonrío satisfecha cuando la mirada de Alex no baja en ningún momento de sus ojos. 

— Como tres semanas. — tomo mi bandeja de plástico y me formo detrás de Abery en la fila — ¿Sinceramente? También se lo he dicho a Alex, pero él insiste en que es algo meramente platónico de parte de ella. Además, son amigos, la llama Lili y todo. ¿Debería tomar una hamburguesa o la lasaña? 

— ¿Has buscado algún concurso sobre decir el apodo de una persona con veneno y odio como si la quisieras matar? Le ganarías a Marcie Millar — ella suelta una risita que rápidamente se traga al recibir mi mirada asesina. — Hamburguesa suena bien. 

Tomo una hamburguesa y la coloco en mi bandeja. 

— Como sea, confío mucho en Alex, pero Lilian lleva un tiempo incomodándome. — genial. Ahora tengo que elegir entre yogurt o jugo de frutas — Tengo la sensación de que cada vez se pone una blusa más escotada a propósito. ¿Tú también lo crees o me estoy haciendo paranoica? 

— Por supuesto que lo hace a propósito — bufa, y tener el apoyo de Abery me hace sentir menos ridícula. — ¿Por qué no combates fuego con fuego? Tienes los recursos, úsalos. 

Abery toma una manzana y yo me decido por el jugo de fruta, porque es de sandía y yo lo detesto, pero Alex tiene un gusto irracional por todo lo que sea natural. 

— Ya. sí. Como si los escotes me fueran a quedar igual de bien que a ella. Además, kilos extra no son ''recursos'' 

— June, eres la única chica en la faz de la tierra que tiene senos para regalar y aún así se acompleja por las demás, ¿Sabes la envidia que tengo por la copa que usas? 

Ella es Abery, el ser humano que nació con una condición física que sólo le permite hablar con el timbre de voz suficiente para que la escuchen las personas que están a un rango de 10 metros. 

— No, y no quería saberlo. 

Senos para regalar. Yo jamás lo diría con las palabras de Abery, pero al menos a Alex le gustaban. 

Muerdo mi labio tratando de disipar esos pensamientos cuando nos encaminamos a la mesa donde están sentados Connor y Alex. Lilian nos mira una fracción de segundo y casi la veo hacer una expresión de fastidio. Me habría dicho a mí misma que eran invenciones mías si antes no se levantaba de la nada y se cambiaba de mesa. 

Ambas, Abery y yo, vemos estupefactas como hace su camino hacia el centro del salón. 

Se cambió a la mesa de Logan. 

Logan siempre almuerza con el equipo de fútbol americano, lo que implica que algunas chicas unan un par de mesas y se sienten allí, en el corazón de la cafetería, como buenos acreedores del drama. 

— Bueno, ella se lo pierde — murmura Abery dejando su bandeja junto a la de Connor. 

Hago lo propio con la mía y Alex me sonríe cuando le planto un beso en la mejilla, acostumbrándome cada vez más a tomarme este tipo de licencias. Maldición, amo su sonrisa. Sus hoyuelos. 

— Dijo que sólo había venido por unos segundos — la excusa Alex y Connor asiente. 

— Como sea, ¿Cómo te fue con historia? — le preguntó Connor. 

Abery deja su manzana a mitad del camino, la boca formando una ''o'' que permanece unos segundos más de los necesarios, antes de soltar una risita nerviosa. 



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En el texto hay: comedia, complejo, romance

Editado: 28.08.2021

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