Ojos de gato Ácrux

Capítulo 2

Pasé mi etapa de transición casi todos los días en mi casa.

—Venimos a ver si Ursa no quiere ir a correr a la pradera —decía uno de los gemelos—, a ella le gusta, y como Sirio se fue, creímos que querría…

—Por ahora no anda con muchos ánimos ya que está en transición —explicó mi mamá—. ¿Qué tal en unos días?

Los escuché aceptar e irse. Mi padre suspiró.

—Iré a hablar con ella…

Me exalté un poco, enseguida me metí a la cama y me cubrí, fingiendo estar dormida. Mi padre dio un par de toques y abrió la puerta, suspirando al verme tendida.

—Hija… —susurró—. Tus palpitaciones te delatan. —Enterré el rostro en mi almohada—. No sé qué pasa contigo. Pero espero que solo sea por la etapa por la que pasas. —Qué vergüenza era para mí estar así por un chico. Qué vergüenza si mi padre se enteraba—. Ya terminaste los estudios, ahora sería bueno que pensaras en hacer algo útil con tu vida, aparte de ejercer tu carrera. No vayas a ser como el hijo de Enif y Arturo, vaya deshonra…

—Lo hizo por una buena razón —interrumpí—, y volverá… —Lo miré a los ojos, que eran tan celestes como los míos.

—Pues espero, así enmendaría su ofensa.

—Lo hará —susurré.

Salió y quedé sola nuevamente con los recuerdos.

Los días pasaban y pasaban, sin emoción, planos, sin sentido. Extrañaba sus apariciones repentinas, su olfato para los problemas, nuestras carreras al campo a ver quién cazaba primero a algún animal, las peleas, las discusiones que me gustaba provocar para verlo enfadado e intentando contenerse por educación. Su sonrisa, la que hacía cuando me enojaba, la que hacía cuando estaba satisfecho con algo, la que hacía cuando iba a meterse en algún problema.

¿Qué estaría haciendo? ¿Lo lograría? ¿Sospecharían los humanos?... ¿Me extrañaría? ¿Pensaría en mí?

 

—Por más que hiciste, Sirio te abandonó —dijo la chica frente a mí, con regocijo.

Alcé la vista, con el ceño fruncido. Sinfonía no me vería derrotada.

—De hecho, se fue, sí. Pero me dijo que volvería pronto y está decidido a unirse a mí —aseguré.

Su expresión se tornó sombría. Quise sonreír satisfecha al verla sufrir con eso, si flanqueaba y revelaba su tristeza lo haría, pero no lo hizo, arrugó el entrecejo también.

—Deberías avergonzarte por habertele pegado tanto. Qué indecencia la tuya… Buscarlo, perseguirlo, y arrebatarlo de mi lado.

—Él me prefirió, eso no es arrebatar. —Arqueé una ceja—. ¿Además, quién es la indecente al reclamar por un muchacho?

Me miró con más cólera, y casi juraría que inflaría los cachetes como una niña enfadada. Seguí de largo y respiré hondo. Enana atrevida. Ahora que ya había terminado mi transición hacía varios días, me provocaba salir y correr por ahí. Así que fui, busqué a los gemelos, y aunque ahora ellos eran los que estaban en transición, fuimos.

 

Acechábamos a un venado cuando vi a los lejos lo que jamás creí que vería. Sirio. Los tres nos sorprendimos. Sonreí ampliamente, como nunca lo había hecho, acechaba al mismo venado, y además miraba atento a los alrededores. Nos había detectado pero no daba con nuestra posición.

Sin previo aviso, se lanzó a correr, el venado lo hizo también. Seguía siendo tan veloz. Tuve que morder mi labio inferior y concentrarme para dejar de sonreír. Los gemelos se percataron de algo y no tarde en verlo también. Alguien más lo observaba.

Me pregunté qué sería, pero mi atención se volvió a él, que estaba cerca. Salí de mi escondite y arremetí contra Sirio, quien había volteado a ver a mi dirección al percatarse de mi presencia.

No cayó. Forcejeamos y logré empujarlo.

—¡Ese animal es mío! —advertí—. ¡Perderás!

Tomé delantera y sonreí mientras escuchaba su risa. También le divertía esto, y parecía feliz de verme. Cuando se fue creí que no volvería a sonreír, y aquí estaba, siendo él mismo. Había vuelto y ahora podría unirse a mí.

Me alcanzó enseguida y le di un empujón. Me lo devolvió y el venado dio un giro cerrado, haciéndonos derrapar. Casi podía reír con eso, era como en los viejos tiempos. Como se había adelantado, salté a su espalda y caímos, rodando por la tierra, y yo escuchando nuevamente su risa.

Retomamos la carrera, el venado se acercó al humano, al cual pude distinguir que era del género femenino, y Sirio aceleró aún más, para detener al animal. Lo embistió y aproveché eso para lanzarme e hincar mis colmillos en su cuello. Lo apreté fuerte hasta que se asfixió y murió.

Me limpié un poco los labios y me reincorporé. Vi a Sirio y no pude evitar sonreírle, eso le sorprendió un poco, pero ya no importaba.

—¡Sirio! Sí volviste —exclamé al tiempo en el que rodeaba su cuello como aquella vez y junté mi frente a la suya. Me aparté y vi a esa extraña mujer. Con esos ojos tan distintos y poco atractivos, sin garras, debilucha, sin fuerza—. ¿Y esta humana?

Asumía que debía llevarla a Orión o algo así.

—Viene conmigo.

—¿Qué? —¿Se la había traído de mascota o algo?—. No insinúas que vivirá con nosotros, no…

—No, yo me voy con ella, estamos de pasada, vamos a la capital.

—¿Qué? Estás loco. —La decepción me golpeó con fuerza. ¿Pensaba largarse otra vez? ¡¿Qué rayos pasaba, qué quería ahora, qué faltaba?! ¿Se estaba escapando con la humana?—. ¿Quieres que te maten? ¿En esto te metió el maldito ese de Orión, te ha lavado el cerebro o algo?

—No, abandoné la misión y ahora estoy yéndome.

El mundo se me venía abajo otra vez, pero ahora parecía que iba a ser de forma definitiva. ¿En qué momento iba a abandonar sus asuntos y quedar libre para mí? Y ahora no solo eso, había cometido otra inmensa falta.

—Idiota, te matará —murmuré asustada.

No podía ser, ¡no podía ser! ¿En qué pensaba ahora? No lo entendía. ¿Por qué su afán de irse con ella?

Sonrió con despreocupación y negó. Intentaba contener mis respiraciones. Cerré los ojos un poco mientras él llamaba a los gemelos. Lo escuché decir que la humana sabía sobre nuestra etapa de transición y no pude evitar dedicarle una mirada de ofensa a ambos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.