Olvidarte seria olvidarme /yueliang

Prólogo

El amor no domina a las personas, las convierte en mejores versiones de sí mismos.

Al menos eso dicen, ¿será verdad?

Noventa por ciento sí, diez por ciento no.

Agreguémosle dinero, mucho, mucho dinero; una fortuna. ¿Cambia las estadísticas? Pues sí, asquerosamente sí.

La ambición es la peor perdición. Pierdes tus valores, tú dignidad, abandonas tu vergüenza, te abandonas a tí mismo/a. ¡Sí, sí lo haces! Te dejas de amar, dejas de amar a otros y ellos naturalmente, te dejarán de amar a tí. Y todo eso porque te dejaste llevar por el olor del billete.

La historia nunca está completa, siempre hay algo que omiten y con el tiempo, esa mentira crece a tal punto que te ciega de lo que realmente debes ver. Hōkō es el ejemplo claro. Una isla con un rugido doloroso, una isla con secretos muy bien ocultos, la isla donde el catorce de abril de mil novecientos noventa y nueve, justo cuando la luna iluminaba el mar en su punto más alto, llegó al mundo una nueva alternativa de vida, una mejorada.

El caos se desató en las manos de los más poderosos, todos querían a la bebé de ojos rojos. Le temían tanto aún sin conocerla, solo les basta saber que era un peligro para sus cuentas bancarias.

Todos la querían muerta, todo por una premonición de que la bebé tenía unos hermosos y maldecidos ojos rojos.

Pues sí, la maldición llegó a estas tierras, pero no precisamente para herirte a tí. La confundiste con un objeto, pero ese fue tu error, no el de ellos.

Los diablillos Hoo no tienen la culpa de nada, tú empeoraste el mundo, ellos lo salvarán a su manera.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.