Olvidarte seria olvidarme /yueliang

Capitulo III

Capítulo III

Narra Lié Kin Hoo J.S

No sé por qué, pero la vida siempre nos anda queriendo enseñar una lección. Y por muy dolorosa y desgarradora que sea, nos la da sin compasión alguna.

Estos pasillos antes no se me hacían tan largos. Antes, cuando iba con Keng de la mano, no se me hacían interminables. Los rayos ultravioletas del sol iluminan mi camino sin necesidad de velas. Atraviesan cada ventana en fila, haciendo brillar las cortinas de rojo vivo. Sin embargo, dudo que mi aura brille como esos lirios blancos del estallido.

Justo en mitad del pasillo, siento que me jalan del brazo; adentrándome a un armario oscuro. Y sin darme tiempo, mis fosas nasales se inundan de un desagradable perfume. Al alzar mi mirada, un hombre robusto que, me saca una cabeza, me tiene cogida por las nalgas y pegándome a él en contra de mi voluntad.

— ¡Suélteme! —exijo, dando puñetazos en su pecho, pero es en vano.

Me besa el cuello y un escalofrío lleno de rabia corre por mi espina dorsal. Me contraigo en asco y levanto, con impulso, mi rodilla hasta su entrepierna causando en mi enemigo una fuerte punzada que lo ha tirado al suelo.

Escapo de su agarre, cojo el bate que hah detrás de la puerta de madera y, en un movimiento repentino, golpeo su cabeza. Mi desespero no nubla mi juicio, y a batazos tiro la puerta hecha pedazos.

— ¡Guardias! —suelto el bate, apartando mis cabellos de mis ojos— ¡Guardias!

Dos segundos y puedo escuchar el rebote de sus armaduras corriendo hacia acá. Intento controlar mis respiraciones, calmar mi pecho que sube y baja sin control, pestañear hasta volver a sentir el aire cálido llenar mis pulmones.

— Encerradlo en el calabozo —decreto y señalo al hombre desmayado en las sombras del armario—. A partir de ahora, quiero guardias por todo el castillo —entre dos lo toman de brazos y piernas y, se lo llevan. Me dirijo a Yosu, quien llega agitado—. Triplica la seguridad en todo el castillo. Sobre todo, en el dormitorio de la princesa. ¿Entendido?

— Como usted diga, majestad.

En tanto hace su reverencia, doy la espalda y continúo mi andanza. Arreglo mis cabellos y antes, me desvío y entro a uno de los baños para mojar mi cuello, masajear mi cerviz y mis brazos. Saber que la baba de ese meloso está en mi piel, me asquea. Mi cólera está al límite de estallar.

No soy egoísta, tampoco vanidosa, para nada. Pero si de seguridad se trata, proteger el único aliento que me queda en vida es a lo que me dedicaré, así sea mi última meta.

Los guardias de al frente de la puerta de los aposentos de mi hija, abren las compuertas a mi paso y, una vez dentro, las cierran. Pido, en tonos fríos, a la nana Klohe que nos deje a solas.

Mamá y papá ya no están. Mis segundos padres están lejos, mis hermanos también…. ahorita mismo mi única luz es mi mariposita monarca que, revoletea en mi corazón.

Y, por alguna inexplicable razón, junto a ella siento la fuerte presencia de su padre; de mí amor; del héroe de las dos.

Su dulce carcajada, al elevarla al aire, se vuelve mi actual melodía. ¿Cómo no dar la vida por esos ojitos rojos de pupilas dilatadas? Su aura me es tan pacifica, su sonrisa tan angelical, arrebatadora de emociones al escuchar su canción favorita.

— Luna y estrellas... —beso su frente y ella pestañea en un esbozo de carcajada— Magia estelar… laaa lluuuvia cae... y tú nombre te dirá. Nubes que briiillan y arcoiris hay. Conmiiiigo estás, no te vayas ya....

La arrullo unos segunditos más, es tan suavecita y dulce que deseo que el tiempo se par justo ahora. Bella y radiante como el capullo de una rosa con un inmenso futuro por delante. La balanceo un poco más, dormida en mis brazos…

— ¡Hermana! —entra la pelirroja, vociferando. Y Mitsuki se exalta en mis brazos, con muecas de llorar, pero al ver a su tía solo se tira en mi pecho, fatigada; chupando su dedito— Uy, perdón… ¿la estabas durmiendo para la siesta?

Se cubre con los bolsos de sus manos, flexionando sus rodillas como perro sin hueso. Qué imprudente.

— La asustaste —le reprocho y abrazo a Mitsi—. ¿Por qué llegas tan majareta?

— Pues porque Yosu me dijo el desacato de ese plebeyo y Matilde dijo que tú estabas deprimida. Vine a animarte y pasar tiempo contigo —me sonríe, dejando las bolsas sobre el mueble de entrada—. Y de paso traje unos regalos.

Negando con la cabeza, dejo a Mitsi en su cuna y le susurro cuan pirada está su tía.

— ¿Cómo estás? —se sienta en la esquina de la cama, dando palmadas sobre la superficie a su izquierda, para que yo me siente.

— Fatal —me sincero, sentándome como muñeca sin color—. Lo de hace un rato solo me ha deprimido más. Creo que, si Keng hubiera estado aquí, nada de esto estuviera pasando.

Me mira a espera de más, sobando mi espalda.

— Se sintió tan sólido cuando ordené que se lo llevaran y a mi lado no estaba mi príncipe para abrazarme…. —se me nubla la vista, de hombros caídos.

— ¿Y tú cuñado? —indaga, con aires antipáticos— ¿no debería estar aquí con su sobrina?

Froto mis ojos, antes de decirle.

— Esta mañana llamó disculpándose de que no puede venir —la miro de reojo, masajeando mis codos—. Tuvo unos inconvenientes, pero me dijo que, no más pueda viene a despedirse de su hermano —Min hace gestos incrédulos, decepcionada o algo que ahorita mismo no puedo percibir por mis poderes—. Además, dijo que, aunque él se haya muerto, pues en su corazón sigue vivo y que en verdad le duele todo esto, no se cree capaz de soportarlo si ve a los ojos a Mitsi.

— Todos estamos dolidos... —alega rodando ojos y yo solo la miro en forma de que deje el tema ahí—. Disculpa —se acerca a mí y besa mis mejillas, apretándolas justo como mamá lo hacía—, disculpa por haber preguntado, no quería recordarte nada de eso ahorita mismo.

— Mi marido murió para protegernos, Shim. No importa cuánto tiempo pase, nunca lo olvidaré, nunca —reflexiono rectificándola—. Mitsi es mi única razón de seguir en pie aquí porque sinceramente sin ella, yo ya no sería nada... —suspiro— No te niego que hay veces en las que me quiero morir...




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.