Capítulo V
"Inadvertida"
Quisiera evitarme a mí misma recordar aquella desagradable tarde y solo reproducir repetidas veces los recuerdos de momentos felices que tuve con él; pero no puedo dejar de darle vueltas a la causa de todo este desastre.
Teodoro fingió todo este tiempo ser parte de nosotros, sonreír y comer en nuestra mesa como uno más del núcleo. Se aprovechó del pobre neurótico y tanto fue su cinismo que confesó de últimas palabras cuan odioso le fue pretender lo bien que se sentía para que su plan saliera a la perfección, que al menos se llevó un logro consigo y creo que no hay necesidad de repetirlo.
Kong me debe una conversación, independientemente de que ambos cómplices aseguraron que él no tuvo nada que ver, necesito que me lo diga y me dé detalles. La muerte de Keng sigue siendo un misterio para mí, hay algo que no encaja. Mi rey no era de esos que se rinden tan fácil, menos por deudas, empresas fantasmas y cuentas falsas. Él era un experto en solucionar problemas de ese tipo.
Sé que no debería, pero aún continúo con la esperanza de que él esté vivo. Que sea todo una mentira piadosa, que entre por esa puerta y me diga “cariño, ya todo está solucionado”. Lo siento, pero me niego y hago mil peros. Perdóneme, Señor, pero soy la hermana que de sus dolores gusta volver.
La desilusión de no vivir una vida con él atrajo los pensamientos de unirme a dónde sea que esté. ¿Qué caso tendría vivir sin él?
No lo sé, hace doce horas pensaba así. Ya no.
Cuando eres joven, piensas que vives la vida al máximo y le das importancia a tantas cosas materiales que si pierdes una de ellas te sientes inútil, dices que es el fin del mundo; pero cuando te enamoras, formas una familia y maduras un poco más, ves que nada de eso es relevante. Ves que lo único importante son esas personas que hacen a tu corazón latir. Te vuelves dependiente de su existencia, eres capaz de hacer hasta lo imposible por llevarlos a su felicidad y ahí es cuando entiendes el verdadero mensaje de la vida.
Aunque mis suspiros al recordar mi vivencia con Keng, causan turbulencias en ese mensaje. Su almohada ha sido lo único que ha logrado que concilie el sueño en estos días, pero esta noche no ha funcionado.
Una gota cristalina, saliente de mis pupilas dilatadas, moja parcialmente mi piel y llega hasta la almohada; otras se extravían en mis finos cabellos que, húmedos, se pegan a mis mejillas como estrellas a la arena del mar.
Lo extraño cada noche, me hacen tanta falta sus abrazos... El frío ataca a mí organismo y no hay nadie que me defienda de él.
¿Es tan difícil algún día dejar de sentir está ansiedad que me carcome internamente?
¿Puede alguien entender el tsunami de recuerdos y deseos que me destruye cada mañana que no lo veo a él a mí lado?
Todos me dicen que sí, pero dudo que lo hagan en verdad. Necesito a alguien que me entienda y me ayude a apagar estas velas en mi interior que, como gotas de agua, persisten en mi vida sin dejarme mirar hacia adelante. Gotas de agua infestadas de recuerdos que nunca seré capaz de dejar atrás.
En mí nefasto presente solo me queda su perfume y su camisa. La almohada y la manta con la que nos cubríamos cuando estábamos como dios nos trajo al mundo; la cual está intacta desde la última vez que fuimos uno solo. Su perfume sigue impregnado en ella, esas partículas olorosas que llenan mi mente de sus caricias, sus besos, los interminables gemidos que me hacen quererlo aún más.
Joder, quiero a mi rubio aquí y ahora. Lo quiero, no puedo vivir sin él. Anhelo tanto su temperatura corporal, sentir su aliento en mi cuello.
¡Execro una y otra vez a esos terceros que causaron la ausencia del amor de mi vida! Dios nos trajo al mundo y con las mismas nos entregó a las manos de la tierra; que a pesar de que nos ha permitido vivir nuestra vida, tiene un precio muy alto; y es que nos volvemos tan frágiles que, en cualquier momento, nos quitan esa vida y ¡ZAS! el dolor nos invade y nuestras almas maldecidas quedan.
El llanto de mi bebé me trae de vuelta a la realidad y, como cada noche, a las cuatro de la madrugada ella cumple su horario sin fallar. Al ponerme en pie y verla pataleando hasta quitar por completo de encima suyo, la cobija que la cubre de las bajas temperaturas. Tira del broche de arañita en su pijamita, grita obstinada, incómoda por él.
— Shhhh calma, mi niña bella, calma —logro atraer su atención por lo bajini y, con cuidado, la libero de eso que tanto la molesta, pero igual sigue llorando—. Mami está aquí... aunque no sea suficiente.
Murmullo lo último mirando al techo y bajo de nuevo mi mirada a ella. Su aura es tan pura, tan clara. Es un sentir imposible de describir. No tengo palabras para decir que sentir su calor en mi pecho, sus manitas sujetarme ligeramente hasta sentirse segura y solo reposar en mí, como mariposa; es mi fuente de vida.
— He abusado de mi poder hoy —le confieso, inhalando su dulce aroma—. No dejaré que te lastimen. Tu eres mi ángel, mi única luz en esta oscuridad.
Recojo mi cuello hacia atrás y veo, apenas que, su mirada es indecisa y solo dirigida a la gran fotografía de nosotros tres. Ella en mis brazos h yo en los de Keng, abrazados en el corazón del verano. De mil y pico de fotos, solo quedaron bien dos; esa y otra en la que logramos que ella mirara a la cámara sin rajar en grito.
— ¿Viste que guapo es papá? —susurro, besando su hombro—. ¿Lo viste, hermosa? Eres igual de bella que él.
Solo se dedica a ensartar con sus ojos rojos, grandes y brillantes, la foto de los tres, cambiando de su dedo a chupar mi hombro, sin apartar la vista. En cuestiones de segundos, su piel se heriza en un pavoroso segundo y señala con su dedito índice a la ventana, diciendo:
— Papá está aquí... papá, papá —repite una y otra vez, con tono afable—, Papá.
Automáticamente giro en mí eje, creyendo, en un momento, que Keng en verdad está aquí. Traicionada por mis deseos, la miro extrañada y vuelve a llamarlo varias veces. Camino a la ventana, no con la esperanza de ver a Keng, sino con la duda de que haya alguien más ahí, que por suerte no es así.
#781 en Fantasía
#504 en Personajes sobrenaturales
#3328 en Novela romántica
accion y seduccion, magia negra brujas demonios, asesinatos y crimen
Editado: 01.06.2025