Capitulo XXI
"Rápido"
Narra Liè
El silencio siempre me aterró. La soledad, esa sensación del agua en mis pulmones; es algo que me ha perseguido siempre. Por eso, decía que mientras más ruido, mejor. Al menos así sabía que no estaba sola, que siempre había alguien a mi lado. Y así es.
Pero, ahora sentirme sola se me hace más sano que estar en compañía de alguien. No me malinterpreten, si pudiera...... si tan solo yo pudiera volver el tiempo atrás y detener a Keng, lo haría; pero ya sucedió. No puedo hacer nada, no está en mis manos. Y yo no dependo de él, dependo de mí misma.
La doctora me lo ha dicho tantas veces que me lo he terminado creyendo. Mis hijos me necesitan. Y, al menos, si no quiero vivir por mí, tengo que vivir por ellos. Según Jelami, la terapeuta, eso es un buen inicio.
Se ha portado muy cortés conmigo, ha compartido muchos datos de su vida y viceversa. Su consulta no es muy codiciosa. Paredes blancas, muebles blancos con cojines rosados claros, un estante de libros que han sido leyendas, un escritorio y dos sillas negras delante de este. Lo demás a observar es la gran ventana de cristal, con vista al jardín de niños que hay afuera en el vivo y fresco césped recién cortado de los martes.
— Fue un contacto hermoso, un abrazo rejuvenecedor —pronuncio mirando al frente, interrumpiendo mi propia lectura. El hábito de leer cinco páginas por día se me ha vuelto más relajante de lo que creí. A veces llego a quince páginas de La Letra Escarlata sin darme cuenta, es muy atrayente en verdad—. Sabes, por un momento creí que nada de esto había pasado. Qué.... la máquina del tiempo por fin me había atrapado.
Ella, sentada de piernas cruzadas en el mueble rosa individual, me sonríe y deja su libro de Shakespeare a un lado.
— Lo necesitabas Liè, los necesitas al igual que ellos a ti yyyyy…. —alza sus cejas, dibujando su relajada y linda sonrisa en su rostro— …creo que estos nuevos avances se merecen una celebración —le asiento. Ella abre sus manos en consideración—. ¿No te gustaría salir a pasear con ellos? De seguro no han conocido a Italia como deberían.
Sonrío.
— No, no lo han hecho —froto mi cuello—. Aunque Kong se pasó una semana entera con ellos, es muy probable que fueran a muchos lugares.
— ¿Probable? ¿Es qué no sabes a dónde fueron? —toma su taza de café y bebe un poco.
— mmm.... la verdad, no. Fue hace unos meses y, estaba tan sumida en mi.... mi tristeza que, no le di chance a mis niños de contármelo.
— Bueno, al tratarse de….
Desde hace meses llevo con esos pensamientos. Es decir, relacionados con Kong y su cercanía. ¿Es todo debido a que he enfriado mis emociones? No lo sé. Pero sí sé que, esa vocecita dentro de mí, me está susurrando algo que no me gusta.
— Por lo que, ahí tienes otro tema de conversación al cual acudir. Por cierto, ¿tienes la tarjeta del tal detective que me comentaste?
Automáticamente se la doy. Quedé en traerla hoy después de decirle la vez pasada. Sin embargo, mis pensamientos no circulan en eso.
— Todo lo pasado, en el pasado.
Dice y escucho el sonido de la trituradora. Realmente no sé a qué se refiere con eso, ni qué escribe en su libreta púrpura con un sello de la torre Eiffel y la estatua de la libertad.
— ¿Liè? —se acerca y chasquea los dedos en mis ojos. Doy un brinco—. ¿En qué piensas tanto? ¿Va sobre tus hijos?
— Una parte sí —cierro el libro, dejando el marcador de la gran letra A justo donde me quedé—. Sólo son unas ideas que me han rondado últimamente.
Se mantiene en silencio, pero sin duda tiene toda su atención en mis gestos. Dejo el libro en la mesita y acomodo mi falda amarilla por encima de mis pantorrillas.
— Kong siempre ha sido muy gentil conmigo. Desde el inicio. Y pues bueno, al principio creyó que sus sentimientos significaban algo más que una amistad y me lo confesó —explico con un breve movimiento de manos—. Yo estando de prometida con Keng, él vino a decirme cuánto significaba para él, cuánto me amaba y que, si yo no decidía estar con él, al menos no se iba a quedar con eso atorado en la garganta del corazón.
Me escucha atentamente, frunciendo ligero el ceño.
— Pero luego aclaramos todo. Y admitió él mismo que se había confundido, por lo que solo se quedó como otro hermano mayor para mí.
— ¿Algo en especial ha ocurrido en los últimos tiempos?
— No. Bueno, sí —la miro a los ojos y doblo mis piernas por encima del sofá largo—. He observado bien sus acciones, su estadía más cercana desde que Keng murió —dejo escapar una risita nerviosa, la verdad es que no le hayo mucho sentido a mis propias palabras—. En fin, puede que sea solo una estupidez mía.
Ella niega con la cabeza. Su moño alto, de cabello rizo castaño, le hace un arcoíris por encima de los hombros.
— Nada es una estupidez si se mantiene tanto tiempo alojado en tu mente.
— Sí, pero igual puede ser solo paranoia mía.
— Te escucho.
Suspiro, la doctora nunca se rinde.
— Sus acciones amables, en un punto, las llegué a sentir medio molestas…. —traqueteo mis nudillos dos veces seguidas, me pone la piel chinita recordar esto—. Llegué a temer por mi seguridad como mujer.
— Liè, ¿él, alguna vez, se pasó contigo? —pestañeo, algo pasmada— Nunca te trató mal, ¿cierto? ¿Ni intentó aprovecharse de ti, de tu debilidad?
— No, no —sonrío, restándole importancia—. No que yo recuerde.
Vuelvo a reír, pero no parece hacerle gracia. Al contrario, muy de semblante serio se inclina hacia mí. Alternando la mirada en mis facciones y acciones.
— En los momentos de crisis, de tristeza; ¿te crees capaz de esforzarte un poco en tus recuerdos y decirme que es lo que te decía?
No, no me creo. Pero hagamos el intento. Cierro los ojos, respirando hondo. La oscuridad de los párpados no es más que destellos de luz sin sentido, cómo imágenes guardadas en mi mente. Eso hasta que, paredes de negro, sangre, llanto, mucho llanto. Olores fuertes, aquel queso podrido y rodaja de jamón pasada. Rasguños en venas, cuchilla, pastillas regadas a mis pies. Todos ellos me invaden de repente y siento que me falta el aire.
#784 en Fantasía
#504 en Personajes sobrenaturales
#3344 en Novela romántica
accion y seduccion, magia negra brujas demonios, asesinatos y crimen
Editado: 01.06.2025