Once upon a time in a cafe (libro #1))

Capitulo 2 : Encuentros desafortunados

 

Debo admitir que me tomó un largo tiempo encajar su cara con la lista de nombres que recorrían mi cerebro.

¿De donde me conocía? ¿De la universidad? Si es así, de ¿cuál de las dos? ¿De algún otro empleo? ¿De mi antiguo barrio?

Nunca había sido demasiada buena para recordar caras. Tenía demasiados talentos, podía hablar en 3 idiomas distintos, podía escribir grandes historias, la mayoría creadas por mi cabeza y las ideas locas que esta se creaba.

También sabía hablar en lenguaje de señas y era una buena cocinera, cuando quería. Y se me daba bastante bien eso de escuchar a las personas. Era capaz de poder resolver millones de problemas de las demás personas.

Pero resolver los míos propios… No tanto, de otra forma estaría viviendo en un gran condominio rodeada de lujos y la realidad distaba bastante de esto.

Lo seguía mirando y podía ver que él disfrutaba de mi riguroso escrutinio. Yo en su lugar estaría totalmente avergonzada si tuviese a alguien frente a mí mirándome de la manera en la que yo lo estaba haciendo con él. Pero juraba que no lo hacía a propósito. Solamente quería saber quién era.

Una horrorosa sospecha se cruzó por mi cabeza y si era alguien con quien me había enrollado en algún bar en mi época de la universidad? Un ex novio claramente no era, había tenido demasiados pocos en mi vida como para no recordarlos y alguien de mi familia tampoco era porque venía de una familia demasiado chica y extremadamente unida.

Tampoco era un ex de Maddie, a ellos sí que los recordaba demasiado bien. Más de una noche había tenido que escuchar sus nombres que eran gritados por mi amiga  mientras intentaba por todos los medios posibles cubrir mis oídos para bloquear esos sonidos del demonio. Consecuencias de compartir piso con alguien más.

Mi duda fue tranquilamente aclarada cuando el abrió la boca para decir. Y todos mis temores se disiparon cuando dijo:

— ¿Tu ibas a Richmond conmigo, no es así?

Asentí tímidamente mientras sentía que un nudo se formaba en mi garganta. Intenté contar hasta diez para no perder la compostura y salir corriendo de aquel lugar.

—Sí, así es. Si tú lo dices—dije intentando poner una sonrisa en mi rostro que no reflejara el pánico que estaba atravesando.

—Soy William Bratner, o Will y si mal no recuerdo tú debes ser Oli u Olivia Maxton, ¿verdad?

—Veo que se te da bien eso de reconocer rostros.

—Tú eras la que ibas a todos lados con Madeleine, ¿no es cierto?

—Veo que eras muy observador.

.Era imposible no mirarlas a ustedes dos. Ella era el alma de la fiesta y tú eras su fiel compañera, su secuaz.

Genial, ella era la que sobresalía y yo solo era la otra, la que estaba detrás. De repente me asustó esa sensación de celos que salió de la nada y que me quemaba por dentro.

—Supongo que así era.

—Bien, dejemos de lado esas viejas anécdotas de secundaria y vayamos al grano antes de que mis compañeros vayan y el cuenten todo al jefe. Si estás aquí supongo que vienes a pedir un préstamo, ¿o me equivoco?

No, en realidad vengo a charlar con alguien que se encarga de recordarme que nunca fui nadie en la secundaria y que siempre viví bajo la sombra de mi amiga.

—A eso vengo ni nada más ni nada menos.

—Bien, pongamos en marcha esto. Verás que es simple y totalmente al alcance de tu mano.

Luego de unos tortuosos 20 minutos en los que expuse porque necesitaba ese dinero y en el que él me explicó todos los pro de acceder al mismo, me pude recostar en mi silla y soltar todo el aire que estuve sosteniendo todo este tiempo mientras Will se encargaba de imprimir el contrato que sellaría mi destino.

Mi teléfono sonó en mi bolso y me agaché a recogerlo, con tanta mala suerte, don con el cual parece que había nacido, que no calculé bien y golpeé mi cabeza con el borde de su escritorio, cosa que no pasó desapercibida para William que se acercaba de nuevo a su mesa, evidentemente ocultando su sonrisa y fingiendo preocupación.

— ¿Te encuentras bien? –Me tendió un pañuelo— Vaya golpe el que te diste ahí abajo

Atontada como estaba, lo miré y miré el pedazo de tela que me ofrecía.

—Sí, si estoy bien—logré articular como pude mientras sentía que mi cara pasaba del rojo al bordo en cuestión de segundos.

—No parece que lo estés –dijo mirando hacia el pequeño hilito de sangre que se desprendía de mi frente— Será mejor que te pongas algo ahí. Déjame que te ayude. Iré por el botiquín de primeros auxilios.

—No hace falta—dije intentando pararme de la silla pero el mareo invadió mi cuerpo y me obligó a sentarme nuevamente en esta.

—De eso ni hablar, ya vengo.

5 minutos después, volvió y estaba frente a mí colocando una bandita en el corte que me había hecho en mi frente.

— ¿Lo ves? Muchísimo mejor. Espero que eso sane rápido.

Espero lo mismo, pensé mientras maldecía a mi bendita torpeza.

—Debo irme, pero seguro volveré cuando tenga que pagar la primera cuota.

—De eso no hay dudas. Si tienes alguna duda, llámame aquí—dijo entregándome su tarjeta—Estoy las 24 horas al teléfono así que no te preocupes por no poder encontrarme.

—Genial. Muchas gracias por todo Will—señalé mi frente herida

—No hay de qué. Nos vemos pronto Oli

—Nos vemos, Will – dije antes de salir del lugar

No bastó más que poner un pie en la calle para que tomara nuevamente mi celular y le enviara un mensaje a Maddie.

"Café a medio día en Clency's, es una obligación, no acepto un no por respuesta, después de todo me lo debes". Además te traigo un gran chisme para acompañar ese café.

La respuesta no tardó en llegar

—Está bien pero solo porque estoy de humor para ello. XOXO, M.

El día estaba resultando ser un poco más interesante de lo que esperaba y moría por ver la reacción de mi amiga al contarle sobre mi pequeño encuentro.



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En el texto hay: diversion, romance, amor

Editado: 23.05.2020

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