Once upon a time in a cafe (libro #1))

Capítulo 18:Apuestas y confidencias.

Mientras los chicos se quedaban enfrascado en su conversación sobre fútbol y la comparaban con la época dorada de Kenton en la secundaria, yo miraba la cara de admiración de mi amiga, hacia mi o hacia la situación.

Maddie siempre había querido lo mejor para mí por eso no me extrañaba que todo esto que era tan nuevo para mí, lo fuera también para ella.

Ella había sido la que había estado a mi lado cuando Nick cortó conmigo para según sus palabras, seguir su sueño.

Él juraba que no podría hacerlo si seguía conmigo. Aparentemente yo era un impedimento para  que esto ocurriera.

Eso fue lo que más me dolió. Yo había renunciado a muchas cosas por él, mis amigos no lo soportaban y yo preferí permanecer a su lado a estar con ellos.

Reconozco que el error fue mío. Nick no me pidió hacerlo, yo lo hice por voluntad propia.

Esas son algunas de las cosas que nos hacía hacer el amor. Nos volvía ciegos, sordos y mudos. Como cantaba Shakira en su famosa canción.

Y yo había sido todo aquello y más.

Pero era joven y estaba enamorada.

Sin embargo las cosas ahora eran distintas, era adulta y podría manejar mejor las cosas.

—Ya venimos chicos—dijo y me tomó del brazo.

— ¿Que irán a hacer?—preguntó Kenton demasiado entusiasmado.

—Pues intentaré persuadir a tu novia para que te deje plantando en el altar.

— ¿Cómo harás eso?

—Tengo mis técnicas.

—Pásenla bien y no se olviden de filmarlo por favor.

—Cerdos –dijimos las dos a la vez antes de darles la espalda y reírnos de ellos.

El baño de las chicas estaba vacío para nuestra suerte, así que podríamos hablar tranquilamente de lo que quisiéramos.

Me acerqué al espejo para poder retocar mi labial.

—Veo que Kent está muy entusiasmado con el tema de la boda aún.

Asintió.

—Es increíble que haya podido hacerlo cambiar de opinión. Él quería una boda sencilla, en la playa, descalzos—arrugó su nariz en señal de disgusto.

—Demasiado hippie.

—Eso es lo que le dije. Pero luego de muchas discusiones, que fueron resueltas de una manera más que ideal, decidimos que yo tenía razón…

—Una boda tradicional, por iglesia y una gran fiesta.

—Sabes que vengo soñando con esto desde que tengo 8 años.

—Y no debes dejar ir nunca tus sueños. Jamás te vi renunciar a alguno de ellos.

—Basta de nosotros, por ahora— se acercó más a mí.

La miré confundida. No había nada que Maddie amara más que hablar de ella y de su relación con Kenton.

— ¿Todo esto significa que le darás una oportunidad a Will?

—Eso mismo. Me tiraré a la piscina—la miré y tomé sus manos en las mías—Estarás ahí para mi si mi mundo se cae a pedazos—la voz me tembló ante la posibilidad de que fuese así.

—Como siempre lo he estado—tiro de mi mano haciéndome chocar con su pecho y nos unió en un abrazo—Me pone muy feliz saber que le darás una chance a él. Se nota que te quiere. Que ve algo en ti.

El teléfono de Maddie sonó en su bolso cortando nuestro momento especial.

—Mataré a Kenton por haber interrumpido este momento.

—No te preocupes, lo haré yo—rió—Dice que las pizzas nos esperan y que hay una sorpresa.

—Me pregunto que será.

—Yo igual amiga, yo igual.

Cuando llegamos ellos ya habían llenado nuestros vasos con cerveza pero lo que nos llamó la atención fue que delante teníamos 4 shots de vodka puros.

—Antes de que empecemos a comer—Kent levantó un dedo en el aire—Beberemos esto. Luego tendremos que contar hasta 3 y nos dirigiremos hacia aquel tablero, el que logre clavar uno de estos dardos en el medio será el ganador. El que pierde, elegirá a quien contarle uno de sus secretos más oscuros. ¿Listos? Comencemos.

Tomamos los shots e iniciamos la cuenta juntos para luego cerrar nuestros ojos y verter en nuestras gargantas ese líquido infernal.

—Hubieses pedido uno saborizado aunque sea—reclamé.

—Vamos quejica, gira tres veces y apunta.

— ¿Por qué debo ser yo la primera?

— ¿Porque yo lo digo? Anda, contará como regalo de bodas.

—Bien pero no te regalaré nada más. A ti si— apunté a Maddie que comenzaba a bambolearse y presentía que todo era una ilusión óptica causada ni nada más ni nada menos que por el querido vodka.

Tomé uno de los dardos, cerré uno de mis ojos, apunté y tire.

La suerte debe de haber estado de mi lado aquella noche, porque no estuvo tan lejos del centro.

Siguieron Mads, Kenton y por último fue el turno de Will.

—Vamos hombre, demuéstrales que dé estamos hechos— Kenton le pegó una palmadita en la espalda.

Se secó  el sudor de la frente y apuntó al tablero. Podría tener muchas cualidades. Pero la puntería no era una de ellas. Definitivamente no lo era.

—Y tenemos un perdedor gente. ¿A quién le contarás tus secretos más oscuros?—lo miró desafiante.

—A Oli—me miró sonriente—Tú eres la elegida.

—Vaya, que sorpresa.

—Pero lo haré en el auto. Ahora vamos a comer esas pizzas que se enfriarán aún más.

—Este chico no para de tener buenas ideas—agregó Maddie.

Volvimos a la mesa para poder disfrutar de nuestra cena. Pero debo admitir que yo no la disfruté del todo. Ya que la incertidumbre me estaba matando. Que tenía para contarme Will, que era tan importante para hacerlo en el auto.

 

 

 

 

 

 

 



#34354 en Novela romántica
#5634 en Chick lit
#8723 en Joven Adulto

En el texto hay: diversion, romance, amor

Editado: 23.05.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.