A primera hora del sábado por la mañana, un gran camión de mudanza paró frente al local que había alquilado hace unos meses atrás.
Era increíble la cantidad de cosas que había podido comprar en tan poco tiempo, solo yendo a ventas de garaje y tiendas de antigüedades.
-Esa era la última carga-dijo un hombre de alrededor de 50 años que me recordaba a mi padre-Espero que tenga una buena mañana señorita.
-Muchas gracias y gracias por la paciencia.
-A usted por confiar en nuestros servicios.
Subí la persiana del lugar y con toda la paciencia del mundo comencé a entrar una por unas de las cosas que estaban sobre la vereda.
Era increíble lo que mi hermana había hecho con sus compañeros de arte en este lugar. Habían sabido combinar los colores de una manera tan armónica que era imposible querer salir de ahí.
Jill pasó por donde estaba alrededor de las 6 de la tarde. No tenía ni idea en que momento el tiempo había pasado tan rápido.Si había llegado aquí a las 12 del mediodía y tan solo había comido un muffin y había bebido una lata de cerveza.
Combinaciones extrañas si las hay.Pero era mi placer culpable secreto.
-Creo que te vendrá bien algo de comida de verdad.
-Cómo lo sabes?
-Por tu cara puedo adivinar que no has comida nada como la gente desde tu desayuno y por tu aliento supongo que has ingerido esa mezcla mortal que tú le haces llamar “explosiva”.
-Está bien, me declaro culpable de todos esos cargos, pero que quieres que haga .No he tenido tiempo.Ni siquiera me he dado cuenta de que hora era hasta que te vi entrar por la puerta y me di cuenta de que tu turno había terminado.
-Uno muy cargado debo decir.
-Me imagino.Por suerte mañana podrás descansar y me ocuparé de todo yo-dije sacándo un sándwich de Subway y la gaseosa que lo acompañaba.
-Trajiste galletas de postre?
-Tres para cada una.
-De frutos rojos?
-Claro.Qué clase de amiga sería si no conociera tus gustos.
Le di un gran mordisco a mi sándwich.
-Dios nunca podré cansarme de esto.
-Eres adicta a él, no?-me miró atentamente- Hablando de adicciones.Sabes algo de Will?
-Solo unos cuántos mensajes pero ya sé que está ocupado con su trabajo y él sabe que estoy ocupada aquí, además no queremos que las cosas se vuelvan tan intensas de golpe.
-Oli, se fueron de viaje juntos hace una semana atrás.Eso es bastante intenso.Llevan solo unos meses juntos.
-LO SÉ-grité-Es por eso que queremos darnos un respiro.No es como que algo malo vaya a pasar solo por estar separados unos días.
-Tranquila-dijo pasando su mano por mi brazo-Te entiendo-miró su reloj- Te gustaría ir aun tarotista que se ha mudado aquí a la vuelta?
La miré confundida e intrigada.
-Un tarotista?
-Si, de esos charlatanes que te tiran las cartas y juran ver tu futuro.
-Claro,me gustaría reírme de algo, no me vendría nada mal.Déjame que apague todo aquí y nos vamos.
-Te espero fuera.
Cuando salí fuera una suave brisa empezó a correr haciendo que un frío escalofrío recorriera mi espalda.
-Parece que va a ser una noche fría.
-De esas que tanto amamos.
-Quieres quedarte en casa esta noche? Habrán palomitas, Netflix , mis pizzas y Parker.
-Claro que sí.Quiero conocer en persona a ese bebé.
Cuando llegamos al lugar el olor a incienso nos inundó al punto de mandarnos.
-Que trae a estas dos señoritas a mi humilde morada?
Miré a mi alrededor y había toda clase de cosas raras , como brujas, duendes y una gran bola de cristal en el centro de la mesa.
-Nos gustaría que nos leyeras las cartas, por favor.
-Sientensé con Dimitri, por favor.Quién será la primera?
Jill me pegó un pequeño empujoncito hacia la silla.
-Ella irá primero.
-Bien, ponte cómoda y comencemos.
Sacó de un gabinete un gran montón de cartas y empezó a mezclarlas.
-Sabes cómo funciona esto?
-Claro.
-Bien-puso las cartas sobre la mesa luego de hacer su magia.
-Que significan?
-Aparentemente tendrás cambios, pérdidas y amor en tu vida.
Un nudo se formó en mi garganta.
-Estás bien?-me preguntó Jill al ver mi estado.
-Si, muy bien.Nos ves? Las cartas han hablado.