One Note

Mente inerte, corazón en pedazos

Sigo sin entender que pasa, el corazón me palpita y mis nervios me erizan la piel, no es normal que el detective más conocido de la ciudad sea el que te guía a la estación de policía.
Un hombre joven de unos 25 o 26 años, alto con musculatura que denota una buena actividad física regular, de cabello castaño perfectamente peinado y ojos turquesa claro del color del hielo, y tal cuál su color son tan fríos que con una mirada son capaces de helar la sangre. Dicen que los ojos son la ventana del alma y que por ellos se puede ser capaz de ver los sentimientos y emociones, pero en este caso al verlos solo te puedes topar con un grueso muro de acero impenetrable incapaces de reflejar emoción, pensamiento o sentimiento alguno, los ojos perfectos para un detective que busca una confesión criminal. 
Él sigue sin decirme que pasa y ya está acabando con mi paciencia puesto que desde que me sacó de la cafetería no me ha dicho ni una sola palabra y se ha limitado a mirarme una que otra vez sin darme tiempo a descifrar lo que su mirada esconde. 
Finalmente al llegar a la estación de policía abarrotada de personas yendo y viniendo, los muros blancos de concreto y divisiones entre los despachos de los detectives con lo que parece ser vidrio, puesto que es un material transparente se puede dejar a la vista cada rincón del lugar, cada mini oficina con una decoración personalizada con marcos de fotos o plantas, en su mayoría tienen una pizarra de corcho en una de las paredes con notas, hilos y fotografías, cada pizarra con un caso diferente y algunas con un caso en común. El lugar amplio que al ser dividido daba la impresión de ser más pequeño terminaba siendo intrigante y a la vez intimidante, en el centro de todo el lugar está un pintarrón blanco con todos los casos sin resolver y para mi no sorpresa el que encabeza la lista se titula "Asesino de las pistas". 
El detective me hace pasar a su despacho, una de tantas pequeñas oficinas con apenas un escritorio con papeles desperdigados por la superficie de éste, una papelera y dos sillas a cada lado del escritorio, y antes de que me dijera alguna palabra ya sabía que lo que se venía no era bueno pues ahora al ver su mirada pude ver un poco de pena e incluso talvez una pizca de lástima, pero no duró mucho pues su mirada se endureció y perdí todo rastro de emociones en sus ojos los cuales se han vuelto fríos e inexpresivos como un glaciar. 

—Señorita Fairwood, lamento mucho no haberle dicho absolutamente nada sobre su presencia aquí, pero creí que sería mejor tenerla aquí cuando le diera la noticia. 

—¿Qué noticia? 

—Será mejor que tome asiento -—Con un gesto de su mano señala una silla que se encuentra frente a su escritorio, hago lo que él me indica y espero expectante a sus palabras —Soy el detective James Griffin, me temo que la razón de su visita no es muy agradable, Señorita Fairwood... Lamento informarle de la muerte de Gillian Hughes a manos del asesino de las pistas. 

No sé que pasó después puesto que dejé de escuchar la voz del detective Griffin, los oídos me zumbaban, y sentí como una parte de mi corazón era arrancada y desgarrada rompiéndose en mil pedazos y clavándose tal cual vidrios rotos en mi pecho, el aire abandonó mis pulmones y de haber estado de pié sé que me habría desplomado en la silla, sentí como cada gota de color abandonaba mi rostro y noté a varias perlas de agua deslizarse por mis mejillas y caer sobre mis temblorosas manos. 

—Lamento mucho su pérdida. Se le ha notificado al hermano de Gillian, Julian Hughes viene en camino, aún no se le ha dado la noticia, creo que debería tranquilizarse si no quiere que él la encuentre en este estado —Hablaba con una mezcla de seriedad y frialdad que resultaba molesto, ¿cómo puede actuar con tan poca sensibilidad ante la noticia que acaba de darme?
Gillian, mi compañera de departamento, mi mejor amiga y mi única familia, mi hermana de otra madre, con la cuál había quedado en la cafetería para pasar la tarde juntas e ir al cine, pero eso ya nunca pasaría, ella nunca llegaría a la hora acordada, ella nunca acudiría a nuestro encuentro, ya nunca la vería con vida y todos los sueños que alguna vez ella tuvo se esfumaron como la espuma desaparece en las olas del mar, jamás volvería a escuchar su voz tranquilizadora cuando más lo necesitaba, ahora todo eso solo eran recuerdos, recuerdos de una vida que fué arrebatada sin derecho. Una parte de mí murió con ella y no dejaría que su muerte fuera en vano, pues yo me encargaría de honrar su memoria. Éste día lo prometo y pienso cumplir mi promesa. 

—Tendremos que registrar su departamento, y sería de mucha ayuda si usted cooperara con nosotros en el proceso— El detective seguía hablando sin importar mi estado en éste momento, y hubiera seguido hablando de no ser porque no soporté la idea de que después de darme una noticia de tal impacto no mostrara ni la más mínima comprensión o alguna pizca de tacto. Me levanté en seco de la silla provocando que ésta casi cayera al suelo y me dirigí con pasos rápidos y furiosos en dirección a él, en breve quedé frente a él con la única distancia de un paso, él era más alto que yo por lo tanto yo tenía que levantar la vista para verlo directamente a esos ojos azul hielo y él a su vez tenía que bajar la mirada para verme. 

—Conozco el maldito protocolo y todo lo que deben hacer, pero creame que si realmente usted hiciera bien su trabajo Gillian estaría aún con vida y no en la morgue esperando a que se le haga la autopsia, e incluso debería plantearse tener tacto cuando les dice a los familiares de las víctimas que sus seres queridos han fallecido a manos de un asesino que son incapaces de atrapar. Ahora si no le importa y es mucho pedir me gustaría un momento a solas para terminar de asimilar la idea que mi mejor amiga ahora es un cadáver, ya que usted ha sido tan insensible con la idea. Solo se lo digo para que lo tenga en consideración para la siguiente familia de la próxima víctima —Mi voz sono cargada de ira y dolor juntos contenidos en un mismo cuerpo, noté como sus músculos se tensaron y su rostro reflejaba una casi imperceptible perplejidad y sorpresa, retrocedió algunos pasos seguros y firmes, no me tenía miedo pero sin embargo entendió mi punto y se dispuso a salir pero antes de hacerlo habló. 

—Será mejor que se tranquilice en lo que llega el señor Hughes, no será bueno que la vea en ese estado cuando reciba la noticia— Pero en ese momento alguien entraba por la puerta. 

—¿Qué noticia?— Los dos miramos al recién llegado y una temblorosa voz salió de mi boca

—Julian...— Murmuré a la vez que siento como mis ojos se llenan de lágrimas. 


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Nota de autora:

Con esto dejo el segundo capítulo, el cual actualicé por el motivo especial del estreno de One Note.
Espero que les guste ¿Qué les pareció? ¿Qué piensan de los nuevos personajes?



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#2600 en Detective

En el texto hay: misterio, asesinato,

Editado: 05.07.2020

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