One way: ¡no te rebeles! - 2024/25

Capítulo V: El Pueblo Paz

“Paz, no soy del tipo de monstruos que dan terceras oportunidades”

No supe en qué momento caí inconsciente, cuando abrí mis ojos con lentitud pude ver como la señora Margot avivaba las llamas de la chimenea. Levantándome con suavidad, corrí la frazada que me cubría y me senté en el sofá cruzada de piernas.

— ¿Me caí dormida? —le pregunté.

— Yo diría que te desmayaste, pero llámale como quieras. —dijo largando una pequeña risa, yo sonreí.

— No es muy normal ver lobos —comenté observando el cachorro en sus piernas.

— Un detalle de un monstruo —me dijo seria—. Anthonyt los envió para cuidarme de los intrusos.

La observé curiosa, la familiaridad con la que llamó al rey directamente por su nombre me tomó por sorpresa.

— Usted, disculpe que me entrometa, pero ¿Cómo escapó del rey?

— Paz, la forma en la que hui, ni siquiera será la misma para ti. No te servirá de nada escuchar mi historia. —dijo la señora Margot cerrándose por completo.

Nos quedamos en silencio. La señora Margot no parecía tan anciana y me daba la sensación de que el tiempo se detuvo en ella.

— ¿Cuál cree que es la razón para que elijan a alguien? —pregunté sin esperar respuesta a cambio.

— No te cansas, niña.

— Es que no sé qué sucederá ahora. Aunque no tengo familia, aún sigo poniendo en riesgo a otros que me quieren. Sí pasará algo conmigo mínimo quiero saber qué.

Ella parecía haber ignorado mis palabras y me dijo:

— Tu nombre es Paz —afirmé—. Es bastante destacable que te llames como el pueblo, ¿Sabes la razón?

— … —de sólo recordarlo me entristecí, suspiré y hable—: Mis padres fueron víctimas de este pueblo, creyeron que sería un buen lugar para que yo naciera. Eran jóvenes e ingenuos, muy buenas personas, según la carta que me entregaron.

Vi de reojo a la señora Margot que conservaba su mirada en mí, oyendo cada palabra.

— Nací en este pueblo, pero al poco tiempo mis dos padres murieron y me dejaron a cargo de la familia de Dalia, desde ese entonces vivo con ellos. —continue hablando—. los padres de Dalia se encargan de una carpintería en el pueblo.

— Creo, que oí sobre ellos. Los Barker —yo asentí, sus pensamientos la hicieron perderse por un momento.

— Su maderera sigue siendo la principal en el pueblo, todavía todas las casas son cabañas —le dije.

La señora Margot no era de muchas palabras, de cierta forma sentí algo extraño hacia ella, como si fuera familiar. Siendo esto imposible porque padres no nacieron y menos crecieron en el Pueblo Paz.

Me quedé en silencio, vi la fogata hasta que mis ojos se cerraban de a poco estaba durmiendo.

— Era una chica cualquiera, tenía 33 años cuando ocurrió —dejé de dormitarme y la vi, ella sonrió y habló—: llegó “mi momento”, cuando me llevaron frente al Rey él sólo se quedó atónito viéndome. ¿Sabes? En ese tiempo no sabíamos su verdadera naturaleza que realmente eran monstruos y que utilizaban nuestra sangre y cuerpo para mantenerse vivos y conservados.

— ¿Qué clase de monstruos son? —pregunté ya que al menos en el pueblo eso era desconocido.

— Vampiros y no los típicos, en el caso de Anthonyt, él es sumamente poderoso por tantos años de saciar su sed —ella suspiró, parecía que de solo recordarlo la invadía una gran nostalgia.

— ¿El pueblo lo lidera un vampiro?

— No sólo lo lidera, lo creo por ese motivo. Aunque no lo sepas existe una cierta jerarquía en el mundo, pero aquellos que no salen del Pueblo Paz no lo sabrán nunca.

— ¿William es igual a Anthonyt? —le pregunté, ella pensó seriamente y luego consintió.

— Tienen la misma naturaleza, nublados por la sed de sangre que no pueden detener. — la señora Margot suspiró y acarició al cachorro en sus pies.

— Pero… ¿Qué paso con usted realmente? —ella me vio con una sonrisa divertida y suspiró.

— Bien, te contaré. En el momento en el que me llevaron con Anthonyt le gusté, eso no es tan sencillo de que pasé, así que me arrastraron al castillo. Con el tiempo caí perdida en su encanto y no fue hasta un momento clave que caí en mi realidad. —la miré algo inconforme y ella lo sabía así que sonrió con una sonrisa más amplia—. No te daré lujo de detalles, pero hui. Él no sé si lo acepto, porque al poco tiempo de comenzar a vivir aquí los lobos aparecieron frente a mí, al principio me aterraban, pero siempre quisieron mi protección.

— ¿Él quiere que la cuiden?

— Si, no quiere que otros vengan a dañarme. Ellos saben de inmediato las intenciones de los demás, es por eso que no los atacaron a ustedes y supe que no venían a dañarme como otros.

— Eso es…

— ¡Por favor! ¡Ayúdenme! — escuchamos el gritó de Dalia.

Ambas nos miramos, yo salté del sofá y me acerqué a la habitación de donde provenían los gritos. Observe a Dalia arrodillada en la cama mientras abrazaba la cabeza de Demian, el cual hacia lo mismo mientras estaba sentado en la cama.

— ¿Qué sucede? —pregunté a Dalia preocupada.




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