Desesperante Calma.

Dicen que las almas solitarias son las que más sufren.

Tan solo de escucharlo me rio, ruedo los ojos y me dan arcadas internamente.

La mayoría de las personas que dicen aquello no tienen ni la más mínima idea de lo que es realmente la soledad, es por ello que escucharlos decir aquello me produce burla y desdén.

Pero no niego que aquella frase tiene algo de verdad.

Nadie más que yo sabe a la perfección lo que ese estado conlleva.

Al inicio la soledad puede ser insoportable. El vacío, la desesperacion, y posiblemente la frustración lucharan por llenarte y ocupar hasta el último rincón de bienestar hasta hacerte sentir miserable.

Tu falta de propósito te orillará a tener pensamientos de insuficiencia.

"Eres inservible"

No tendrás a nadie con quien compartir tus emociones y pensamientos.

Todo lo que hagas, pienses y sientas será únicamente para ti mismo.

La lucha por mantenerte a flote en aquel inmenso mar del que es inevitable no hundirte, tarde o temprano terminará. Tu resistencia e insistencia se iran agotando poco a poco, hasta dejarte llevar por las olas de abatimiento.

Encontrarás la resignación, seguido de la aceptación, pensando en que tu destino siempre ha sido ser miserable, incluso desde el momento en que naciste.

Pero no.

Todo aquel silencio desesperante que después se convierte en el mayor de tus placetes te mostrará la verdad. Aquella serenidad en la que te hundirás y reposarás en una paz que nadie interrumpirá, te iluminará, y verás todo con claridad; que la soledad es el imperio de la conciencia.

A fin de cuentas tienes que pasar por el sufrimiento para saber apreciar las cosas.

Y una vez que hayas sufrido la soledad lo suficiente, cualquier otro tipo de dolor te será insignificante.

Llegarás a un estado totalmente independiente en donde te darás cuenta que no necesitas realmente relacionarte con las personas. Pero lo harás, aunque ya no dependeras de ellas para poder sonreír debes en cuando.

Tus sonrisas nacerán por sí solas.

Los días soleados y calurosos, donde pensabas comer paletas heladas con tus amigos, no serán mas que días en los que pensarás en hacer actividades solitarias dentro de casa.

Así es mejor, el sol no quemara tu piel.

Salir al exterior ya no será tu mayor placer, sino que se convertirá en tu peor fastidio.

Por ello, incluso después de verte obligado a reintegrarte en la sociedad, la vida no será la misma.

Tu visión cambiara, a una más menospreciante ante la convivencia humana. Te parecerá estúpida.

Dicen que la peor soledad que hay es el darse cuenta de que la gente es idiota.

Puede que también eso sea verdad.

Cuando vuelves a abrir las puertas a las relaciones sociales te daras cuenta de que son estúpidas en su mayoría. Al menos a cierta edad.

No soportarás del todo la convivencia adolescente, te parecerá torpe y poco interesante.

Probablemente pensarás que todos son tontos e idiotas. Quizá no todos lo sean.

Quizá en el interior de algunos de ellos se encuentre algo más complejo, más profundo, que todas esas simples cosas superficiales.

Pero incluso con eso en cuenta no podrás evitar pensar que son ignorantes.

Aún mirando a la nada, y pensando en la calma, te darás cuenta que es inevitable encerrarte de nuevo a ti mismo cuando ya estás en el exterior.

Una vez que abres las puertas de las relaciones interpersonales ya no las vuelves a sentir como antes. Ya no hay apego, ni cariño ilógico. La amistad se vuelve calculadora y el amor un negocio de análisis de pros y contras.

Ambos son maravillosos cuando los vives sin pensar, pero también son dolorosos.

Recibir o brindar amor, no importa como sea. Inevitablemente aparecerán otros sentimientos negativos: egoísmo, celos, envidia...

No existe en el mundo alguien tan puro como para amar de forma enteramente Ágape. Amor no es amor sin un poco de manía u obsesión.

Amar a otro ser humano para saber qué es enamorarse nunca a sido una necesidad.

Te lo cuento yo, que me he enamorado del sol cuando lo miro, de la lluvia cuando la inhalo, del viento cuando lo siento o del pasto cuando lo toco.

Pasar el resto de la vida consigo mismo podría posiblemente lo más maravilloso que alguien pudiera llegar sentir.

Es por ello que aquella desesperante calma que llaman soledad puede realmente resultar ser la tranquilidad que el ser humano tanto desea, pero que al mismo tiempo aleja, por ser desconocida y solitaria.

Escapan y escapan de ella, drogandose con endorfina, serotonina, dopamina y oxitocina, hormonas que nuestro cuerpo libera al sentir felicidad. Buscando la aprobación del mundo entero porque al mirarse así mismo no puede aceptar sus imperfecciones.

Triste.