Opulento

Oficina

Coloqué mis manos sobre mis piernas nerviosa, sintiendo mis manos sudar, mis piernas temblar y mis músculos tensarse.

Lo miré unos segundos, notando lo tensionado de su espalda a través de la blusa teñida a su cuerpo, con las mangas en sus codos. Su cabello negro y ojos azules, un hombre de cuerpo Atlético y firmeza de espaldas frente a mí. No pensaba que fuera tan jóven, un gran empresario con todo el poder en sus manos y grandes riquezas.

Otro gruñido sale de la garganta del señor Ashton Wells, dejó de caminar por toda la habitación, se detuvó detrás del escritorio y me miró acusatoriamente.

- Entonces si ve una puerta cerrada entra sin permiso - Alzó ambas cejas.

- En mi defensa estaba entreabierta - Dije esperando otro grito por aquel hombre.

- ¡Eso no justifica nada! Mi reputación está en sus manos - Exclamó.

Wow no sabía lo importante que era yo en estos momentos.

- ¿Qué quiere para callar su silencio? - Preguntó y fruncí el ceño.

No soy de esas clases de personas que abusan del perjuicio por el que pueden pasar el otro. Pero si pienso bien las cosas y si tal vez el señor Wells no me da el empleo, mamá me mataría si le digo que quiero volver a vivir bajo su techo porque no tengo de que vivir.

- Quiero trabajar en su empresa señor Wells - Dije y suspiró.

- Me lo imaginé - Murmuró para sí mismo - Pero no puedo aceptar que trabaje en mi compañía sin estar completamente seguro de su currículum.

- Entonces mañana podrá ver en el primer plano del periódico, que la noticia del día será usted - Me levanté dispuesta a salir de la oficina, pero me tomó del brazo.

- No hay puestos disponibles en la compañía, pero le puedo hacer uno - Mordí mi labio inferior esperando a que continuara hablando - Su paga sería buena, si hace cada cosa que yo le ordené, sería mi secretaria "personal"-  hizo comillas con sus dedos.

Me tendió la mano y suspiré, no me da buena espina su actuar.

Recuerda que debes dos meses de arriendo

- Acepto - Dije rápidamente y le di la mano gustosamente.

- ¿Le caería bien empezar mañana? - Preguntó y asentí con mi cabeza - Entonces mañana a las 7am la quiero en mi oficina, nada de retrasos - Se sentó en su silla giratoria y me miró - Y por favor toque - Reí y salí de su oficina con una sonrisa victoriosa.

Tomé el colectivo y llegué a mi pequeña caja de fósforos, un departamento común y corriente, con un viejo ascensor, que estoy segura, en cualquier momento caería.

Entré y rodé los ojos al ver a Leila durmiendo con la boca abierta sobre el sofá y un tazón de cheetos - a punto de caer - sobre sus piernas.

Tiré mi bolso sobre su cara y rápidamente se levantó dejando caer el tazon al suelo y se colocó en posición de ataque.

- Oh... Eres tú - Dijo medio dormida, me quité los tacones y los deje al lado del sofá - ¿Cómo te fue?

La miré con una mueca y ella hizo un puchero, preparándose para dar una charla motivadora.

- Tengo el empleo - Dije de repente y ella abrió sus ojos.

- ¡Eso es genial!- Exclamó abrazandome - Cuéntamelo todo.

- ¿Ahora? Es que tengo hambre

- Hice Pastas, pensé que demorarias un poco más, así que están algo frías.

Le conté lo que sucedió mientras cenaba, ella escuchaba atentamente mientras pronunciaba cada palabra, como si fuera muy interesante.

- ¿Puedes creerlo?

- Aún no lo creo, es Ashton Wells. Ese hombre es tan guapo - La pelirroja a mi lado se derretía mientras lo mencionaba - Y menos que lo encontraste a punto de meter su pene en la vagina de su secretaria - Reí por lo que dijo.

Tomé una revista de la mesa y la comencé a revisar mientras bebía café.

- Zanahoria, ¿Prefieres esta o esta? - Le pregunté mirando ambas neveras, en el catálogo que acaba de traer la vecina del siguiente piso.

- ¿Trae dispensador de hielo? - Preguntó limando sus uñas.

- Trae hasta cajón para guardar las cervezas - Murmuré pasando la página.

- Debe costar una fortuna, prefiero una casera - Se levantó y sacó una cerveza de nuestra vieja nevera. Comprada en una venta de garage, en un pueblo a dos kilómetros.

- Leila, debemos comprar una nevera nueva.

- Soy tu hermana Jane, sabes que quiero lo mejor para ti, pero debes ahorrarte, por ahora. Tal vez con tu sueldo mas adelante alcance hasta para que vayas de compras. Yo mientras tanto seguiré a costillas de mi madre, hasta que termine la Universidad - Hizo una mueca de desagrado y acaricié su cabeza.

- Pero si vives conmigo, sólo que ella manda dinero para ti.

- ¡Es lo mismo!

...

Dos minutos, solo dos minutos más

Eso hizo que me retrasara y que ahora este luchando contra el tiempo.

- ¿Mis zapatos? ¿¡Dónde está mi sostén!? - Grité histérica corriendo por los pequeños espacios de todo el departamento.




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