La fiesta de Marcus derrocha glamour por doquier, cualquiera diría que es un quinceañero o algo parecido al ver un cuarteto en vivo y a todos los invitados vistiendo de etiqueta, bien presentados y arrogantes, como algo natural en ellos.
Algo que odio del círculo de Marcus es que todos son hijos de los altos mandos, de las familias más influyentes de Surthia, esas personas que miran por encima del hombro a gente de baja condición, o a gente sin aura, como Sofía.
Fulmino a los hijos de Ernesto Arezzo, el comandante del Imperio del Sur, cuando miran a Sofía como si fuera poca cosa.
¡Les tengo noticias, idiotas! ¡Ustedes tampoco tienen aura!
Esta fiesta está resultando ser incomodas para las tres y lejos de divertirnos, nos estamos enfureciendo, porque no soy la única, a mi lado, Jackeline, lanza dagas con los ojos a cualquiera que mire mal en nuestra dirección. Sí, estamos cabreadas.
Y mi cabreo va en aumento cuando veo a Arian colgada del brazo de Marcus. Miserable imbécil. William, del otro lado de donde estamos, mira de Marcus a mí, sé lo que quiere y en este momento yo también quiero que el niño de papi y mami tenga su merecido, pero no es decisión mia.
-William golpeara a Marcus –Informo y al instante Sofía quita la mirada cabreada por una asustada. Es evidente que el circo no le gusta, pero tampoco quiere que mi hermano golpee a Marcus.
-No quiero que lo haga –Resignada, miro a mi hermano y niego con la cabeza. Él entiende y se alega con una chica donde no pueda verlo. Sé lo que hará.
-Por fin –Jackeline parece aliviada cuando Jake camina hasta nosotras con el resto de los chico y de repente ya la noche no parece tan desastrosa.
Mes 08, día 19/4.109
Es media noche y estoy sentada en la mesa reservada para nosotros en la fiesta de Marcus mientras Sofía, Jackeline y los chicos bailan en la pista, cuando el frio envuelve mi cuerpo como una segunda piel haciendo que mis vellos se levanten.
Sé quién causa esa sensación y busco desesperadamente por los alrededores, pero no lo veo. No veo nada.
No puedes verme
Oh, santo Dios. Ahora estoy imaginando cosas, estoy segura que estoy imaginando que la voz de Xander se ha escuchado. No tengo un oído súper desarrollado y lo que acabo de escuchar no me cuadra de nada con el entorno que estoy viendo.
Tranquila, yuanfen, que no puedas verme, no significa que no esté aquí.
-¿Xander?
Oh bueno, me siento ofendido de pensar que alguien más te llama yuanfen. Como por ejemplo el gilipollas ese que está haciendo el tonto en la pista con la chica de cabello cereza.
-Marcus –Le recuerdo.
Ese mismo.
-¿Cómo es que estas aquí?
¿Qué te parece si te lo explico en el invernadero que tienes a unos metros? –Asiento y pronto el frio ya no me envuelve y me deja sintiéndome sola. No lo pienso mucho y camino a paso rápido hacia el invernadero que está detrás de unos árboles a mi espalda.
Cuando entro al lugar, veo a Xander recostado en una mesa, con las piernas cruzadas en los tobillos. Lo veo observarme, arrastrar su mirada de pies a cabeza por todo mi cuerpo y veo sus ojos negros brillar de forma extraña. Su lengua humedece su labio inferior y finalmente sus ojos se encuentran con los míos.
Ninguno dice nada por unos minutos, solo nos quedamos ahí, viéndonos y entonces percibo el mismo morral de hace dos días recostado a su pies y a él enfundado en un pantalón de chándal negro y una camiseta de manga larga azul oscuro.
-¿Deporte a esta hora?
-El camino es largo, pensé que si saldríamos ahora, escalar antes de que amanezca sería posible, pero fui a tu cuarto y no estabas.
-¿Y cómo llegaste hasta aquí?
-Tienes una peculiar forma de hacerte sentir.
-¿Qué significa eso? –Se queda callado y todo lo que hace es conectar su mirada con la mia.
-No sabía que tendrías una fiesta –Cambia de tema radicalmente y eso me enoja, no respondió mi pregunta.
-Resulta que me entere esta mañana, me tomo por sorpresa.
-Entiendo –Se pone de pie y toma su bolso y antes de que pueda procesarlo, el humo negro hace acto de presencia.
Movida por un extraño presentimiento, me impulso hacia delante y tomo un puñado del humo, esta frio, pero por alguna extraña razón lo sostengo entre mi mano. Xander aparece nuevamente y la mano que atrapaba el humo, ahora rodea su brazo.