Oscuridad ©

12.

Bajo las escaleras con recelo, sin quitar la mirada de los ojos de Marcus, que me mira pidiendo ayuda.

Quiero resoplar porque obviamente, después del numerito que monto con Arian en su fiesta de cumpleaños, lo último que quiero es ayudarlo. Estoy del lado de Sofía.

Llego hasta dónde están y me ubico al lado de mi hermano, mirando a Marcus detenidamente. Tiene ojeras, lo que es raro en él y eso le quita ese aire de superioridad que siempre lleva consigo.

-Hola, Marcus.

-Hola, Anahia –Mira nervioso a mi hermano y a Ethan que no hacen más que mirarlo, como si buscaran un movimiento en falso- ¿Podemos hablar?

-Adelante –Respondo y llevo mi mano a mi boca tapando un bostezo. Tengo sueño.

-¿Puede ser en privado?

-¿Y eso como por qué? –Espeta Ethan haciendo que él de un respingo en su lugar.

-Yo en verdad necesito hablar contigo.

-Puedes hacerlo delante de nosotros –Marcus me suplica con los ojos y me rindo. No soy tan cruel.

-Iam, Ethan, déjenme hablar con él un momento, por favor –Se hacen los difíciles, pero terminan asintiendo y se ponen rumbo a la cocina. Una vez que cruzan la puerta invito a Marcus a pasar a la sala y me acomodo en uno de los sofás mientras él se sienta derecho y educado delante de mí- ¿De qué quieres hablar conmigo?

-Quiero que me ayudes a hablar con Sofía –Automáticamente, lanzo dagas con mis ojos sobre él. ¿Cómo se le ocurre?

No hay manera en el mundo en la que yo vaya a ayudarlo a verse con Sofía después de lo que hizo.

No.

-No voy a ayudarte, no lo hare.

-Dijiste que serias mi celestina. –Se queja.

-Eso fue antes de que decidieras pasar toda tu fiesta de cumpleaños colgado de Arian. La respuesta es no.

-Pero, Anahia, tienes que ayudarme. Sofía no habla conmigo desde entonces y me siento muy mal.

-Qué pena por ti, no me das lastima y me alegra que la estés pasando mal porque Sofía no te habla, te lo mereces. Debiste darle su lugar, estar con ella, o al menos no dejar que ninguna mujer se colgara de tu brazo.

-Lo lamento, en verdad lamento lo que hice.

-Las disculpas no son para mí.

-Pero ella no quiere oírlas.

-¡Y con justa razón! –Logro contenerme de gritar escandalosamente de puro milagro y lo miro con todo el odio que puedo reunir- No sé por qué creíste que yo iba a ayudarte, pero no lo hare, estoy del lado de Sofía, es mi amiga, la aprecio y la estimo y si ella no quiere verte o hablar contigo, yo no voy a meterme en eso. La humillaste y no te importo. Ni una sola vez miraste en su dirección y eso ella no se lo merece. No se lo merece, Marcus.

-Anahia, sé que lo que hice ella no se lo merecía, lo sé y me arrepiento de haberme dejado llevar. No sabes cómo me arrepiento de ello. Quiero a Sofía, la adoro y quiero estar con ella. Por favor, por lo que más quieras, ayúdame. –Contemplo sus manos unidas en suplica. Sofía no quiere hablar con él, yo no puedo obligarla y tampoco puedo aparecer en su casa con Marcus, eso es desleal.

Pero, si es verdad que Marcus está arrepentido y que la adora, me voy a lamentar el no haberlos ayudado.

¿Qué hago?

-Escucha, no voy a obligarla a hablar contigo. Llámala, y si ella quiere escucharte entonces te cubriré, de lo contrario, puedes irte a tu casa y no hacer nada o seguir intentándolo. Tú decides.

-La llamare –Saca su celular del bolsillo de la chaqueta y marca el número de ella.

-Estaré arriba bañándome. Sea cual sea la respuesta, espérame aquí. –Marcus asiente y yo me apresuro a estar lista por si las cosas se dan para él.

Veinte minutos después, bajo corriendo las escaleras y veo que Marcus se pasea nervioso de un lado a otro por la sala.

-¿Qué te dijo? –Pregunto ladeando la cabeza y observándolo.

-Dijo que sí, pero no quiero llegar con las manos vacías. ¿Se verá exagerado si le llevo algún collar? –Se verá jodidamente exagerado.

-Piensa en otra cosa –Como chocolates, flores, algún peluche, quizás una pulsera artesanal ¡Vamos! Debes conocerla y saber que le gusta.

-Puedo llevarle un helado.

-No está mal –Le sonrío esperando que en verdad sea sincero, de lo contrario, yo misma colgare mi cabeza del roble de la entrada por ser tan mala amiga- ¿Dónde quedaron de verse? –Pregunto tomando las llaves de la casa y guardándolas en los bolsillos de mi jean junto a mi celular.



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En el texto hay: primer amor, magia

Editado: 28.03.2018

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