Otra oportunidad...

Capítulo 6.

Las dos no pudimos soportarlo más y nos acercamos a grandes zancadas a aquellos dos ineptos, junto las pendejas esas. Quien hablo primero fue mi pequeña hermana.

- Quieres que te deje el ojo morado, para que convine con tu hermosa nariz. – se le notaba lo furiosa.

- Y tú, a menos de que quieras operarte otra vez la nariz. Es mejor que te alejes también.

No faltaron más comentarios por parte de nosotras, para que esas se largaran. Era lo mejor, sin esperarlo más, nos dirigimos donde había dejado el auto, sin siquiera dirigirles la palabra a alguno de los dos. Por mi parte estaba esperando con todas mis fuerzas que pudiera escapar, aun con mi orgullo intacto, pero el destino no quiere que mi vida se fácil.

- ¿A dónde van? – preguntaron al unísono.

- Donde no les interese. – contesto mi hermana.

Al parecer no les agrado la idea de que nos fuéramos cada quien, por su lado, ya que mi próximo cuñado se llevó a mi hermana cargando. Cuando iba a empezar a reclamarle, el idiota de Alexander también me cargo a mí.

- ¿Qué te pasa? Bájame cavernícola. – trataba de darle de golpes en su espalda, para que me bajara.

- Demonios pequeña, tu pequeña hermana si saco tu mal humor.

- ¿Eso qué? Bájame idiota.

- No te voy a bajar, porque tú y yo tenemos que hablar. ¿Recuerdas?

- Yo no voy a hablar con idiotas que le dan atención a idiozorras.

- Ni modo, pequeña. Vamos a hablar sí o sí.

No le tome mucha atención cuando vi, como mi pequeña hermana era depositada en el auto de mi futuro cuñado.

- Oye tú, cavernícola dos. Espero que me la regreses temprano.

- Yo también te quiero Emma.

- Ya estas advertido. – le volví a gritar, mientras era metida en el coche que tenía que regresar.

- Ya no tienes escapatoria, preciosa.

- Bien, pero tenemos que ir a mi casa.

- ¿Por? – se le veía confundido.

- En primera, no voy a ir a tu departamento ya sé que esa era tu intención en primer lugar, y en segundo porque le tengo que entregar el carro a alguien.

- Bien me atrapaste en eso, ¿pero a quien le vas a entregar el carro?

- Que te importa.

Después de esa pequeña discusión, durante el camino me dedique simplemente a dar las direcciones para llegar a donde vivo actual mentalmente. Al parecer él se sorprendió un poco que ya no viviéramos en mi antigua casa, si no es una un poco más pequeña. En eso llego ethan, corriendo a saludarme como siempre.

- Peque, que bueno que llegaste. – saludo efusivo.

- Hola ethan, ¿Cómo estás?

- Uy amor, si te contara.

Después de eso no fue necesario que volteara a ver a Alexander para saber que estaba tenso y a punto de querer a golpear al pobre ethan. Al parecer el rubio se dio cuenta de Alexander, ya que lo volteaba a ver a él y luego a mí, repetidamente hasta que vi esa sonrisa. Casi me quiero reír a carcajadas, maldito güero oxigenado roba novios.

- Hola, ¿tú quién eres? – dijo como un maldito depredador.

- Alexander y tú?

- Oh, yo me llamo ethan. – le dijo mientras le regalaba esa maldita sonrisa. –veo que mi Emma, no nos quiso presentar.

- ¿Tu Emma? – demonios, muy a penas y se estaba controlando.

- Si.

- Bueno, ya ethan. Deja saco las compras y te doy tus llaves.

- Sabes que también es tuyo querida.

No dije nada, solo le lancé una mirada tratándole de decir que se calle de una buena vez, ya que no tardaba mucho para que ardiera Troya y no sería muy bonito de ver. No espere más y empecé a sacar las bolsas, al parecer Alexander se dio cuenta de que eran muchas y empezó a ayudarme.

- Bueno, al parecer no me quieren aquí. Así que me voy.

- Espera tus llaves. – y se las lancé.

Después de eso deje pasar a Alex a la casa, ya que la mayoría de las bolsas las traía él. Esperé a que ya estuviera adentro, para seguirme hasta la cocina, vi como quería empezar el interrogatorio de nuevo, pero no sabía cómo. Demonios lo conocía como la palma de mi mano, al parecer seguía igual en ese aspecto, para cuando se decidió a hablar, llego Meredith a la cocina.

- Emma, dile a tu madre que no puede salir de la cama por favor.

- ¿Volvió a querer salir de la cama?

- Si, ya sabes cómo es tu madre.

- Está bien, deja lo intento yo. – mencione un poco cansada.

- Por cierto, ¿y estela?

- Bueno, esta con Luke. Ya sabes que no va a llegar ahorita.

Ella me dio una sonrisa como si me estuviera dando la razón y es que así era. Meredith no se había dado cuenta de que estaba Alexander con nosotras, no hasta que a él se le cayó algo de una bolsa.




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