LUKA
7 de julio de 2021.
Entré al hospital como casi todos los días y me dirigí a la habitación setenta y siete. Cuando llegué, Lucy, la enfermera de siempre, estaba terminando de anotar algo.
—¿Justo a tiempo? —pregunté golpeando la puerta.
—Como siempre —rio y se acercó a mí—. Los signos están estables hoy, se ve muy bien.
—Gracias —murmuré antes de sonreírle.
Me dio unas palmadas en el brazo y salió cerrando la puerta.
—Hola, Rae —comencé a decir mientras me sentaba junto a ella—. Hoy no vengo a contarte nada, el trabajo en la fábrica sigue igual, todavía nadie vino a matarme y Kingston y yo cada vez hablamos más —reí un poco—. Escribí una carta esta mañana, espero que te guste.
Dicho esto, comencé a leer en voz alta:
Después de hablar con mi madre, descubrí que la última y la primera vez que nos vimos fue un siete de julio, en 2000 y 2020. Hoy, siete de julio de 2021, se cumplen veinticuatro años de amistad. A pesar de haber pasado la mayor parte sin siquiera hablarnos, desde que te reconocí, siento que nunca dejamos de hacerlo. Mi corazón y mi alma se rompen cada vez que entro a esta habitación y no me respondes. Se rompen cada vez que no sonríes ni ríes, pero se rompen aún más cuando no me miras.
Cuando tenía siete, menos de un año después de mudarme, recuerdo haberle pedido un deseo a una estrella fugaz. Le pedí que te trajera de vuelta a mí. Ayer, pasó otra y pedí el mismo deseo. Sin embargo, aún no estás aquí. Todavía no te escucho reír, llorar ni decir Ray. Cada día olvido un poco más cómo suena tu voz y me aterra olvidarla por completo. Me aterra envejecer sin ti, me aterra que despiertes y no estar aquí, pero me aterra aún más que no regreses y no poder decirte cuánto te extrañé. Mi corazón y mi alma se rompen cada vez que entro a esta habitación, Rae. Sueño con ver tus hermosos ojos avellana por milésima vez y decirte cuánto significas para mí. Sueño con verte bailar, sonreír y hablar. Sueño con verte despierta, sueño con verte en mis brazos en la cama mientras te digo cuánto te amo; pero no puedo, porque no estás aquí. Te amo, Rae, y no pienso moverme nunca más de tu lado sin importar qué. Te amo y te juro que no te dejaré ir sin despedirme. Hasta entonces, lo único que me queda es esperar lo mejor, y esperar.