Otra vez,nosotros

Capítulo 7

Tras quedarme quieta viendo como se marcha, un escalofrío me recorre. Me acaba de amenazar o es cosa mía. Me enciendo otro cigarro y dejo caer mis manos sobre la barandilla. No creo que sea capaz de volver al interior de la fiesta, y menos si tengo que verle junto a otra persona, esto es una maldita agonía.


 

Decido entrar, no tengo escapatoria, esto es lo que soy, a esto me dedico. Decido entregarme totalmente a las conversaciones que me regalan los presentes por lo menos durante un rato hasta que Laura me hace una seña para que vaya hacia ella. Me disculpo y voy hacia allí. Se encuentra con uno de los socios de Marco e inevitablemente miro hacia los lados pero el no está. Suspiro de alivio y me acerco con mi mejor cara.

-Buenas noches- digo Justo al acercarme.

-Buenas noches X,debo decirte que Laura ha sido mi salvación esta noche - dice entre risas.

-¿Tú salvación?-le devuelvo la risa y observo a mi amiga la cual está sonriente de lado a lado.

-No soy muy sociable por lo tanto estas fiestas me suelen aburrir-me responde.

-Pues no ser sociable en este tipo de trabajo, es raro- digo levantando una ceja.

-Si no tuviera a otros socios, si-responde y seguidamente vuelve a abrir la boca- y mira hablando de mis socios, aquí tenemos a uno- saluda a alguien detrás mío y no puedo evitar girarme.

Él y el, maldito seas joder.

Me mira con una sonrisa que no puedo descifrar, pero que me dan ganas de salir corriendo. Mantengo mi compostura y me acerco a Laura mientras los dos hombres hablan.

-Tranquila Gin

-Lo intento, de verdad que lo hago- la susurro.


 

-Cariño- una voz femenina suena mientras la mujer aquella vuelve aparecer otra vez frente a mi dándolo un beso en la mejilla. Me irrita.

-Dime Claudia- el pone por un momento los ojos en mi y luego en ella.

Bien, no se porque narices me ha mirado, bueno lo que debería pensar es porque yo estaba mirándolos. Me enerva la sangre, lo reconozco.

-¿Vas a demorarte más en la fiesta?- dice y yo aparto mi vista pero no dejo de escuchar. Lo siento pero no puedo evitarlo.

-Seguramente me quede un rato más,¿Sucede algo?-le oigo decir.

-Estoy algo cansada y prefiero esperarte en casa.

-Vale no te preocupes, luego nos vemos- la da un beso en los labios y me retuerzo. Porque habré vuelto a mirar.

La mano de Laura se apoya en mi cintura y me siento protegida por alguien. Aunque no puedo evitar querer llorar o gritar. Necesito sacar todo esto.

Me alejo de los socios, de Laura, y sobre todo de él y me dirijo a la barra del exterior. Me tomo varios chupitos sin contar la copa que casi me he bebido de un par de tragos. Olvidar ese es el mejor plan.

-Tranquila mujer, que con lo delgada que estás te va a dar algo- una voz que no conozco me hace soltar la copa que acabo de pedir.

-Tranquilo tú, yo me encuentro perfectamente.- hago una mueca de irritación y vuelvo a sostener la copa.

-Te acompañaré-Dice sentándose Justo a mi lado.

-¿Y quien te invito a sentarte conmigo?-le miro algo enfadada.

-estar solo está bien, ¿pero porque no dejar acompañarte?-suelta con una sonrisa demasiado amplia.

-Como quieras- apoyo mi cabeza en una mano y doy vueltas al whisky con hielos que pedí.

-Soy Daniel Lombardi-me ofrece su mano en forma de presentacion y se la devuelvo.

- Gina Bianco

-Encantado entonces, Gina.


 

-Si no vas a beber puedes retirarte- suelto de repente.

-Entendido señorita-hace una seña al camarero- póngame un bacardi si es tan amable.


 

Daniel es dueño de una de las empresas de su familia, aún así parece ser más humilde que muchos de los de aquí presentes, tras contarnos varias anécdotas decide que es hora de marcharse de la fiesta. Me despido de él con un beso en la mejilla.


 

-Espero volver a verte, señorita.

Asiento.

-Seguramente si-sonrío un poco mareada y me vuelvo a sentar en el taburete.


 

-Camarero, póngame otro trago más, plisss- levanto mi copa y asiente rápidamente.

Ya mucha gente se marchó por lo que creo que debería también irme. Aunque joder estoy un poco alcoholizada. ¿Donde estará Laura?

Mi vista recorre la fiesta y al no ver a Laura decido que tendré que irme sola.

Me levanto como puedo y entro al interior caminando directamente al ascensor. Marco la planta baja y las puertas se cierran. Tras bajar una planta se para y me pongo alerta, qué raro. Las puertas se abren y retrocedo hacia el espejo del ascensor.
 

 

 

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