Otra vez,nosotros

Capítulo 9

Hoy desde muy temprano no para de llover, parece que el mal se ha desatado en el cielo. Y ni hablar de mi corazón, que ahí se ha desatado el caos. Después de varios días sigo pensando en aquella noche como si tan solo hubieran pasado unas horas.¿Por que el destino volvió a unirnos de alguna manera?

Decido que es hora de salir hacia el trabajo y poder cambiar de aires aunque sea tan solo un rato.


 

Al llegar no encuentro a x, me resulta raro pero no le doy importancia. Subo en el ascensor mientras me retoco los labios con una base ligeramente rosa. Al abrirse las puertas doy un paso hacia adelante ya que los gritos me bloquean.

Intento ver de dónde viene ese alboroto, se escuchan voces masculinas, ¿Que locura es esta?

Decido ir hacia mi despacho y al final de un pasillo encuentro el panorama. Me acerco sin pensarlo dos veces, soy bastante cotilla, lo reconozco.


 

-Ustedes deben calmarse- dice Jonathan apenado.

-No, el contrato deberá revisarse otra vez-dice uno de los socios de Marco.

-No se va a revisar nada, ya está firmado y no se aceptan cambios- dice mi jefe con altanería.

-Sabe que podríamos denunciarlo a usted y a su maldita empresa- dice tranquilamente Marco pero su mirada trasmite todo lo contrario.

-Pues adelante- mi jefe se marcha sin dejar hablar a los presentes.


 

-¿Se puede saber que pasa aquí?- pregunto a mi fiel amiga.

-Algo de las ganancias creo, no soy la administrativa no entendí mucho- se encoje de hombros.

-Pues deberías serlo en estos casos-me echo a reír hasta que noto una fría mirada. Marco me mira enfadado y me hace sentir demasiado pequeña.


 

Decido marcharme a mi oficina junto a Laura, cuando llegamos ella entra en su oficina y yo me adentro a la mía, tiro el bolso de mala manera en el sofá y me siento en la silla del escritorio mientras me cruzo los dedos y apoyo mi cabeza soltando todo el aire que retengo. Mis ojos se dirigen a la puerta al abrirse de par en par por unas manos grandes y unos ojos inquietos que parecen ver en mi su caos. Cierra la puerta y estira las cortinas para buscar intimidad. Le miro sin abrir la boca, creo que es lo más conveniente. Se mueve nervioso por mi oficina como si las palabras no fueran a salir nunca. Eso me hace tomar aire aunque por un momento es como si no quedara nada en estas cuatro paredes, porque me noto ahogada.


 

-Todo esto es tu culpa- dice directamente apoyando sus manos en el escritorio. Me echo un poco hacia atrás y le miro directamente guardándome la debilidad.

-Exactamente,¿Cual de todo es mi culpa?

-Todo, verte aquí, la maldita firma, mi intranquilidad,¿No te das cuenta?

-No entiendo lo que estás diciendo, será mejor que te marches y me dejes trabajar, por favor-le señaló la puerta con la mirada y me levanto hacia ella.

-No me voy a marchar -dice a regañadientes sin mirarme.

-No te preocupes, ya te abro yo la puerta- voy decidida a coger el mango de la puerta hasta que sus manos me atrapan la mía.

-He dicho que no-me mira directamente a mis ojos.


 

Me alejo de él y me apoyo en el escritorio. Chocó mis uñas contra el reborde de este pensando como alejarlo de aquí y que deje de desequilibrar mi confort.


 

-Lo que deberías hacer es hablar con alguien que pueda ayudarte en vuestro problema, no entiendo de finanzas, no me se la letra pequeña del contrato que tenéis con la empresa, por lo tanto pierdes tu tiempo aquí- digo seriamente sin apartar mi mirada de él.


 

Se frota la frente y se pasa sus manos por el cabello, el cual le tiene mucho más largo que cuando estábamos juntos, le sienta demasiado bien.


 

-No entiendes nada Gina, siempre tan tú-niega casi en desesperación.

-¿Tan yo?- hago una mueca extraña.

-Debería irme- dice casi en un susurro.

-Sí, será lo mejor- el aire vuelve en mi aunque mi corazón golpea al verlo marcharse sin decir nada más.


 

Decido intentar trabajar para poder despejar esta maldita cabeza que me va a volver loca. No parece que hubiera pasado mucho tiempo aquí, hasta que Laura aparece por la puerta para despedirse.


 

-Me marcho ya a casa, estoy agotada- asiento e intento sacar una sonrisa pero parece que no me sale del todo bien.-¿Estás bien?

-Como se puede, ya sabes- hago una mueca y vuelvo a mirar la pantalla del portátil.

-¿Paraste a comer?-dice y la vuelvo a mirar negando.

-Se me fue el tiempo en un nuevo proyecto y tampoco tenia mucha hambre como para bajar a por algo.

-Si quieres podemos quedar a tomar algo-se acerca y me da un beso en la mejilla y yo asiento Dulce.

-Si, pero hoy la verdad es que no, quiero quedarme un rato más y luego descansar- asiente y se despide.


 

Me levanto y me enciendo un cigarro en la ventana. Ya casi es de noche y se aprecia una perfecta silueta de la luna. El humo me hace recordar que estoy viva y me apoyo en el marco de la puerta.¿Podré olvidarlo o es que realmente no quiero hacerlo?
 

 

 

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