Año 4, día 30 – día 135 del año – 3/ Votpenutepu / 884 – Verano

Antes de continuar, déjenme explicarles lo que ha sucedido desde que tuve mi charla con Ai, la niña apóstol. De hecho, no la he visto desde el día en que tuvimos aquella platica tan “apacible” con el te de la verdad. Decidí no hacer ningún movimiento en espera por lo que podría lograr intercediendo por mí. Sí, así es, decidí creer en ella aun sabiendo que era posible que no podría hacer nada por mí, pero… decidí tener fe (claro es solo una expresión).

Pero claro, más que cualquier otra cosa se que los dioses no están de mi lado y, sinceramente, no deseo ser una carga más para esa niña que se hace la fuerte para proteger lo que ama. Por eso solo esperé un día para recibir noticias de ella y, al no obtenerlas, decidí hacer mi propia tarea.

Gaste la carta que me permitía realizar una proyección astral para obtener información que me fuera útil acerca de mi situación. Por mala suerte no obtuve muchos resultados, aunque estuve un día entero como espíritu simplemente los túneles y habitaciones de este lugar son casi infinitos, pero pude entender que no importa a donde valla, en esta aldea no estaré seguro de la religión de la diosa de la aldea. Esto lo descubrí al escuchar una charla entre la niña apóstol y los pesos pesados de la iglesia donde ella trataba de defenderme, pero todos a su alrededor simplemente intentaban eliminar una amenaza ovia para sus beneficios.

Bendita religión, ¿no lo cree? Ok, ok, ok, antes de que se alboroten aquellos religiosos que están leyendo esto no quiero decir que todas las religiones sean malas. Ciertamente si conociera a esta diosa, Spoletuzpu, es posible que sea un amor de diosa, sobre todo en comparación con la sádica que me ha tocado a mí. Sin embargo, eso no cambia el hecho de que algunas personas entregadas a la religión simplemente lo hacen por el poder que esto conlleva y se dejan llevar fácilmente por sus impulsos creyendo que están haciendo lo que su dios quiere o lo mejor para todos. Simplemente eso es lo que me molesta.

Como sea, tras confirmar el hecho de que me encontraba en peligro, pude entender que no quedaba nada para mí en este lugar y, muy a mi pesar, escapar era la única opción que me quedaba. Afortunadamente aun tenia la carta llamada “La hora de los espíritus” que me permitiría tomar la forma física de un espíritu; ya saben atravesar paredes, hacerme invisible y esas cosas. Gracias a esa carta no tendría problemas para escapar, el verdadero problema radicaba en que hacer después de eso.

Como recordaran, apenas tengo cumplidos los cuatro años, eso significa que soy poco más que un cachorro al que apenas se le iba a enseñar como es la vida en la aldea. No cuento con equipo de viaje ni conocimientos para sobrevivir por mi cuenta, por lo que abandonar la aldea no suena muy diferente a cometer suicidio. Tomando esto en cuenta creo que no me queda más opción que viajar hacia la ciudad humana, si logro llegar a los barrios marginados podría buscar alguna pandilla de niños que me acepte entre sus filas y sobrevivir robando comida del mercado.

Sí, sé que están pensando, esta idea parece sacada de un anime o algo por el estilo. Siendo francos, y para no decepcionarlos, debo de admitir que es justo eso. En mi anterior vida vi más de un anime o leí mas de un manga o novela con una trama parecida; sin embargo, no se me ocurre algo mejor. En el peor de los casos terminare como un esclavo en la ciudad de los humanos, pero no moriré de hambre o frio.

Me duele dejar a padre y madre de esta forma, pero supongo que es lo mejor. Si tengo oportunidad me despediré al menos de madre para que no empeore de su estado o se altere cuando se entere que he desaparecido.

Con estos pensamientos llame con la mente al sistema que controlaba las cartas y seleccione la de “La hora de los espíritus”. En cuanto la utilice mi cuerpo comenzó a hacerse translucido poco a poco hasta el punto en que ya no podía ver ni mis propios parpados. Aun podía sentir mas o menos donde se encontraban mis extremidades gracias a los nervios periféricos, se sentía extraño el no poder verlos como tal, pero funcionaba.

Aunque no tenia plenamente un control sobre el sistema de desvanecimiento, ¿cómo podría controlarlo naturalmente sin pasar varios años practicando?, este respondía a mis pensamientos. Me di cuenta de ello debido a que la sensación extraña de no poder ver mis extremidades me hizo pensar en volver a ser visible, lo que desencadeno la reaparición de mi cuerpo.

El sistema de ser intangible era parecido. Para activarlo era necesario que tuviera aunque fuera un ligero pensamiento o deseo de atravesar algo sin tocarlo. Este efecto solo se ejercía sobre los objetos o un espacio determinado sobre el cual tuviera la intención de atravesarlo, mientras que todos los demás objetos permanecían tangibles y podía tocarlos normalmente.

No tarde en acostumbrarme en poder manejar la intangibilidad y la invisibilidad en poco tiempo y era tiempo de escapar del cuarto donde me tenían. Lamentablemente, como ya me había imaginado por el texto de la carta que utilice, los poderes solo se aplicaban a mi cuerpo y no a los objetos que sostenía o con los que estaba en contacto. Esto significaba que no podría llevar conmigo nada mientras escapaba.

Desilusionado por descubrir que no podría hacer invisible nada más que a mí mismo lance mis ropas al suelo y abrí nuevamente el sistema de cartas. Si mal no recuerdo de las historias que padre me contaba, nuestro pueblo era el mas cercano a una ciudad de humanos, ciudad en la que pensaba buscar refugio. Esta ciudad se encontraba a unos tres días caminando. Sin embargo, como mis piernas eran mucho más cortas que las de los adultos, era posible que me tomara toda una semana entera llegar hasta los limites de los terrenos de los hombres jaguar.