Enero 2023
La noche estaba oscura y fría. El viento soplaba con fuerza, azotando las hojas de los árboles y haciendo que las ramas golpearan contra las ventanas de mi pequeño apartamento. Yo estaba sentada sola en mi sala de estar, mirando fijamente al vacío. Mi mente estaba llena de preocupaciones y dudas.
De repente, un rayo iluminó la habitación y el trueno retumbó. Me asusté , pero luego me levanté, miro hacia afuera y vi una hermosa tormenta. Los rayos iluminaban el cielo, y el viento soplaba con fuerza, moviendo las nubes. Yo me sentí pequeña y vulnerable ante tanta belleza y poder.
Entonces, una idea se me ocurrió. ¿Por qué no orar? Había olvidado cómo hacerlo, pero decidí intentarlo. Cerré los ojos y comencé a hablar con Dios. Le hablé de mis preocupaciones y mis dudas. Le pedí ayuda para encontrar la paz y la serenidad.
Cuando terminé de orar, abrí mis ojos y me sorprendí. La tormenta había cesado. El viento se había calmado y las nubes se habían dispersado. El cielo estaba despejado y la luna llena brillaba en el firmamento.
sonreí, sentí que Dios me estaba escuchando.