La maldad no siempre se ve a simple vista, escondida tras una máscara de bondad, fingiendo ser lo que no es, mientras planea su arista.
A veces se esconde en palabras suaves, en una sonrisa falsa, en una mirada fría, en un aparente amor, que en realidad es un engaño.
La maldad se desliza silenciosamente, en la oscuridad, sin ser detectada, hasta que es demasiado tarde para evitar su destrucción.
Pero no te dejes engañar, por aquellos que se presentan como ángeles, mantén tus ojos y tu mente abierta, y nunca subestimes el poder de la maldad disfrazada.
Siempre estar atentos, y no dejes que la maldad te ciegue, y recuerda, que a veces, lo que parece ser bueno, puede ser lo más malvado.