P O E S Í A

REALIDAD

 

 

 

 

En un mundo oscuro y lleno de misterio, donde la vida florece en un vaivén sombrío, se entrelazan la belleza y el sufrimiento, en un baile eterno, trágico desafío.

La vida, dulce y fragante como una rosa, con pétalos suaves que acarician el aire, pero también cruel, con espinas peligrosas, que hieren profundo. 

En un rincón hermoso, el sol brilla radiante, iluminando las almas con su cálido abrazo, la esperanza florece, la alegría es constante, y los corazones encuentran su propio lazo.

Pero en la sombra, el dolor se hace presente, un infierno encubierto bajo el manto de la vida, seres vivientes sufren desgarradamente, sus lágrimas se mezclan con l sangre. 

 

La vida, como un teatro con actos inesperados, donde los protagonistas enfrentan su destino, unos se elevan y son aclamados, mientras otros caen en abismos clandestinos.

La dualidad se funde en un poema triste, donde la belleza y el sufrimiento se entrelazan, en cada verso, un suspiro de dolor persiste, mientras la vida, en su danza eterna, avanza.

 


Los abismos más oscuros de la vida, donde los suspiros se vuelven angustia, seres vivientes sufren en agonía, como si estuviesen atrapados en la sima más tenebrosa.

Gritos silenciados se escuchan en la noche, lamentos ahogados en el viento frío, almas desgarradas en su triste derroche, en ese rincón siniestro donde yace el vacío.

El dolor se extiende como un manto pesado, cadenas invisibles aprisionan el ser, cuerpos quebrantados, corazones desgarrados, en ese infierno terrenal que nadie quiere ver.

La miseria se entrelaza con la desesperanza, la crueldad humana se muestra en su esencia, y aquellos seres vulnerables, sin esperanza, luchan en la oscuridad, en su más triste existencia.

El hambre devora sus débiles cuerpos, la enfermedad acecha con su aliento fétido, y en sus ojos desolados, reflejos sombríos, la luz de la vida se desvanece en olvido.

El sufrimiento enmarca cada paso que dan, en este sombrío sendero sin destino, como si fuesen prisioneros de un plan maligno, condenados a padecer, sin poder escapar.

 

En ese oscuro abismo, en medio de la tormenta, sus esperanzas se desdibujan, la falta de recursos y apoyo los debilita aún más, sus voces se apagan, en silencio sus lágrimas fluyen, y la resiliencia se vuelve un susurro en la oscuridad voraz.

 

 

 

 

 

 




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