En el adiós que pesa en mi alma,
te vas, pero tu esencia embalsama.
No solo partes, también sufres en silencio,
necesitas que te suelte, sin resistencia.
En tu vuelo hacia la eternidad,
buscas paz, no lágrimas en la realidad.
Dejaré de llorarte como si te perdieras,
libérate, permite que en el cielo te abrieras.
En tu viaje más allá de la luz,
encuentras consuelo, llevas tu cruz.
No solo te vas, también me llevas contigo,
en el susurro del viento, en recuerdos de tu propia melodía
Así que dejo de llorarte con pesar,
dejo que vueles, que puedas descansar.
En el infinito, en la calma del adiós,
donde nuestro amor perdura, y renace veloz.