¿Por qué...?
No lo sé. Incluso, puede darse el caso que nadie lo sepa... ni siquiera yo.
O... a lo mejor, sí. Quizás, sí conozco la respuesta pero... es una respuesta para la cual todavía no estoy preparada como para aceptarla y, mucho menos, para que tú lo sepas.
¿Acaso es muy egoísta de mi parte querer que esto sea un secreto, mío y sólo mío?
Un secreto... mi secreto. Vaya, ahora que lo pienso, eso suena muy irónico, ¿no crees? Y más cuando los demás a nuestro alrededor conocen esto o, como mínimo, lo sospechan.
Pero claro, como tú nunca formaste parte de 'los demás', era algo seguro que no te enterarías del secreto peor guardado de la historia, para qué negarlo.
Si quisiera mentirte, muy probablemente, empezaría por contarte cómo no se me nota mi alegría cuando decides entablar una conversación conmigo. O cómo no se me escapa una sonrisa cuando eres tú el primero en regalarme una. O cómo no me entusiasmo cuando recibo un mensaje tuyo cualquiera sea el momento del día. O, incluso podría decirte, cómo evito mirarte cuando tú te encuentras distraído haciendo tus cosas. O cómo no me siento celosa cuando miras a las otras personas que sí logran llamar tu atención.
'Los demás' ya se habrían dado cuenta de que sería una mentira si te dijera todo eso.
Seguramente no lo entiendas, pero 'los demás' ya saben lo cobarde que soy y, más aún, lo patética que puedo llegar a verme cuando te 'oculto' mi secreto.
Soy tan patética que, inclusive, hubieron momentos en donde pensé que a lo mejor tú lo adivinarías por cuenta propia y que, al descubrirlo, me entenderías. Qué idiota...
Sueño con aquel momento en que no sólo conozcas mi secreto, sino que también lo entiendas. Pero ambos sabemos que un anhelo no necesariamente se apega a la realidad, ¿no?
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Besos y abrazos,
María G.