Palabras entre estrellas

Capítulo 2

Amy

No quisiera ser como esas adolescentes que se quejan de estupideces pero he de decir que mi catorce de febrero iba de lo normalmente mal de todos los años, a pésimo, horrible y monstruoso.

El internet no va, la lluvia no para, mi perra está operada, mi padre le pidió el divorcio a mi madre ayer y mi hermana mayor en un ataque de rebeldía contra mi madre decidió irse a vivir con papá.

¿A que el panorama pinta divino? ¿No?

Me tiré de espaldas a la cama dramáticamente y me voltee para gritar en la almohada. Maldito mundo.

- Amy, ¿Ya estás? – pregunta mi madre, desde afuera de la habitación tocando la puerta.

Olvidé decir que mi prima había fallecido hace dos días y que hoy sería su sepelio. En un día de lluvia.

Sabiendo como era ella, estoy segura que no le hubiera gustado ser despedida así.

- Dame 10 minutos – respondo sentándome en la cama y ordenando un poco mi cabello.

Oigo a mi madre bufar desde fuera y bajar las escaleras. Ella seguramente ha de estar un mar de llanto el cual deberá acabar en cuanto ingrese al cementerio, pues el mostrarse fuerte ante los demás le puede más que el dolor de haber perdido a su sobrina favorita.

Un suspiro involuntario escapa de mis labios y recuerdo como lloré a Elizabeth cuando me enteré que la encontraron en pésimas condiciones y muerta. Hoy no he llorado, bueno, no desde que desperté.  Ella odiaba ver llorar a la gente.

Para hoy teníamos planes, salir a comer helado y ver una película anti amor en el cine. Pero  aquí se me tiene, mirándome en el espejo y fijándome si las ojeras se me ocultan lo suficiente tras el maquillaje, pues el no dormir que era normal en mí, junto a lagrimas no da una buena imagen. Y no quería ser juzgada por mi madre hoy.

Me arreglo en cabello con un recogido bajo y aliso con las manos la falda del vestido negro. 

Mi madre me espera cómodamente en el sillón de la sala principal, sosteniendo con una mano un pañuelo bordado que le cubría la mitad de la cara.  Está pulcramente vestida, ni en estos momentos de dolor pierde su gusto por la moda.  No dice nada y abre la puerta guiándome hacia el exterior. El frio se cola por mi piel, me coloco el cárdigan negro que llevo a la mano y siento que no es suficiente, se me ha vuelto a entristecer el corazón.

- Vamos, sube rápido al auto – apresura mi madre y no la hago repetir dos veces. No me agrada discutir con ella.

En el cementerio siento aún más frio y mis ganas de llorar vuelven. Mi madre me mira desde sus tacones con una mirada cortante. No quiere que me derrumbe.

El ataúd de ella está en el centro de todos los que vinimos a despedirla, somos un grupo de personas vestidas de negro con paraguas oscuros. Logro distinguir a algunos de sus amigos mientras otros jóvenes me resultan totalmente desconocidos. Desde luego no somos muchos, de la familia solo están sus padres, mi madre y yo, mi hermana no se animó a venir.

- No dude por ningún momento que vendrías – dice mi tío, acercándose a mi madre. Ella solo mueve la cabeza en una señal de afirmación y sonríe tranquilamente volviendo su vista al ataúd. – ¿Ya sabes algo nuevo? – continua mi tío.

- No, y no quiero hablar de ello hoy – responde cortante. Mi tío se aleja a sabiendas del carácter de mi madre, pero antes me toca el hombro y voy directo a abrazarle. 

- Lo siento mucho – digo en su oído, un sollozo contenido escapa de mi boca.

- Lo sé princesa – responde en un susurro roto – quédate con tu mamá, iré por María – me suelta y va en busca de su esposa que no puede con el llanto al ver que el sacerdote se acerca a dar la despedida.

Las palabras del sacerdote me son desapercibidas porque mientras él dice de todo un poco yo estoy mirando fijamente el ataúd de ella. Mi mejor amiga. Mi prima. Mi única amiga. 

Una lágrima se escapa por mi mejilla dando paso a otras, las borro rápidamente con la mano e inhalo profundamente intentando tranquilizarme, no me conviene que mi mamá me vea otra vez entrar en crisis. Los ojos se me cierran y me dejó llevar por los recuerdos de las dos.

<Perdón Liz si no te dije lo suficiente que te quería>

<Perdón si alguna vez te trate mal >

<Perdón por no decirte el final de mi novela, no quería darte spoiler >

Un grito desgarrador me saca del ensueño, la madre de Liz está abrazada al ataúd de ella, abriendo también la parte superior de éste para ver por última vez su rostro.



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En el texto hay: crimen, amor, muerte

Editado: 27.03.2018

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