Día nueve.

Estaba en la puerta de nuestra casa mirando con la indecisión de entrar o no, no sabía que me encontraría al entrar, no sabía si Camila estaría ahí con aquel chico o simplemente estaría ella y su indiferencia, tenía que prepararme sicológicamente para cualquier cosa que vea. Después de unos cuantos minutos entre a la casa, por lo visto no había nadie en ningún lugar, lo asegure cuando pasee por todo el sitio y no había ni un alma. Por una parte me alivio ya que no encontré nada desagradable, pero por otra no deje de imaginarme donde estaría Camila o con quien estaría precisamente. Sabía que si seguía pensando en aquello probablemente me daría una migraña y lo menos que quería era sentir más dolor del que ya sentía, así que subí las escaleras dirigiéndome hasta la habitación de visita, tal vez una pequeña siesta me ayude a liderar con mis pensamientos.
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—Debes de dejar aquello Kaki — escuche una voz, comprendí que estaba despertando así que lentamente abrí los ojos—. Su relación ya se veía bastante toxica. — Sí, esa era la voz de Sinu; mi suegra, por una parte me alegre porque mí Camz no estaba con ningún chico pero por otra me preocupaba la conversación. — ¿Es que acaso no te acuerdas de las tantas veces me llamabas llorando? Camila, tú relación con Lauren estaba destinada al fracaso.

Decir que escuchar eso no me dolió era una mentira y una mentira demasiado mala, el saber que lastime tanto a Camila era algo que me hacía ver aún más lo idiota que era, ¿cómo pude hacerle tanto daño a la mujer que supuestamente prometí amar? Debo ser el peor ser humano que pueda existir, más sabiendo el tipo de persona que era Camila, lastime a la mujer más bondadosa, amable y bella que puede existir, ¿qué clase de monstruo soy?

—Debes soltar lo que te está haciendo daño. — Esas fueron las últimas palabras que escuché de Sinu, pues note como la puerta principal se cerraba.

Siempre habrá un sentimiento muerto en un corazón roto.