Estrés.
Algo que, según los adultos, los jóvenes no entienden.
Por ser tranquilos, ¿Debemos hacer caso omiso a nuestros pensamientos? ¿Debemos simplemente llenarnos de felicidad sin sentirla?
Somos normales, somos humanos. Tenemos problemas.
Los tiempos cambian, las personas cambian, los problemas son los mismos.
¿Qué hago para mejorar? ¿Cómo me levanto temprano? ¿Cómo lograré ser mejor y aún más que ayer? ¿Cómo sabré si soy lo suficientemente perfecta para levantarme y decir “Lo puedo todo hoy”?
¿Cómo dejo de pensar tanto en tantas cosas de las cuales no debo pensar? El sonido de mis alrededores aumenta, mi mente da vueltas y comienza a pesar. Golpeó mi mente pidiéndole que se detenga, pero es inútil.
No se detiene.
¿Esto es el estrés? ¿Tantos pensamientos ridículos sobre que puedo hacer para mejorar mi forma de ser y mi día a día?
No quiero detenerme, quiero seguir viviendo. Pero los dolores de cabeza no se detienen, se mantienen igual que un novio tóxico, el cual persiste en seguir a mi lado, los pensamientos no se detienen. ¿Qué hago, Que hago?
Nada.
¿Esto es normal? Mi madre siente estrés todo el tiempo, ¿Cómo lo sé? Lo dice, o más bien, lo grita.
No soporta nada de esto, no nos soporta.
No soporta su entorno, se quiere marchar.
Su papel debe ser duro, duro es.
Ser madre debe ser duro, duro es.
Mi padre está estresado, no lo dice, lo demuestra.
Trata de ocultarlo como aquel ladrón inexperto, sin éxito.
Mis hermanos los estresan, el trabajo los estresa, la situación del país los estresa.
Yo los estreso.
Dulce vida de amargo vivir, ¿Cómo se puede vivir sin estresar a los demás, sin estresarse a uno mismo en el intento?