Capitulo 5
CAFÉ AMARGO
El Racó tenía sus puertas abiertas desde las siete de la mañana. Hacía ya unas horas. Sin embargo las sillas aun continuaban colocadas sobre las mesas, con el asiento sobre la tabla.
Flotaba en el aire la mezcolanza aromatica de detergente y ambientador industrial barato, lo que le confería al ambiente un olor a limpio pero no del todo agradable..
Las luces del techo interiores aún estaban apagadas, y solo iluminaban el local las que asomaban por el falso techo de escayola que colgaba sobre la barra, y la televisión, con el canal de informativos 24 horas relatando su retahíla de fondo.
Aunque a partir de los primeros ocho o diez primeros metros desde la entrada los objetos parecían ir siendo engullidos por la oscuridad reinante en el fondo del local, en la zona de la barra con la iluminación artificial y la que entraba de la calle era mas que suficiente.
Se dirigió a la barra, ocupando el sitio de costumbre.
Saludó con un gesto al dueño. Un tipo alto, mas cerca de los cuarenta que de los treinta. Metro noventa, mas o menos, fornido. Con cabello rubio, ojos azules y marcados rasgos que daban fe de su origen extranjero.
Tras la barra, Vasia miraba con gesto preocupado el noticiero
Después de lo que había visto poco antes de llegar allí, la cara de su amigo no hizo más que aumentar el deseo de saber que estaba pasando realmente. Incluso se sintió un poco estupido por no haber encendido televisor ni radio en varios días.
Se sumió en tal estado de concentración, de abstracción, trabajando en su vieja casa, que ni siquiera cumplió con su vieja rutina de atender ocasionalmente al rumbo que tomaba el mundo segun el guión elaborado por el Sistema.
Después de varias horas de duro trabajo, el tiempo que le sobraba al acabar el día lo consumía descansando. Leyendo libros. Escuchando buena musica.
Marco, después de lo del Bernabeu, se propuso no depender demasiado económicamente del Sistema, tomándose un año sabático, dando así un primer paso en concordancia con su filosofía. Quizá por ello, y quizá por tener prácticamente todo lo necesario para subsistir un par de semanas en La Casona se habia evitado l tener que bajar innecesariamente al pueblo.
Ese aislamiento voluntario explicaba su ignorancia.
La televisión en casa de Marco cumplía mas una labor decorativa que informativa. Marco evitaba siquiera encenderla por el hastío que le suponía pasar horas sin sentido, escuchando informaciones manipuladas, viendo películas repetidas hasta la saciedad, y recibiendo consejos publicitarios que no necesitaba para nada.
Hacīa tiempo eligió salirse del rebaño. Pensar por sí mismo, decidir según su criterio y no según el que intentaban imponer desde la caja tonta. Si bien solía ver algún informativo de modo ocasional, lo hacía más por costumbre, como un ritual, que por la necesidad de enterarse de lo que sucedía en el mundo. Por curiosidad, las más de las veces, por ver que contaban, comprobando que era lo que le interesaba contar al Sistema. Viendo como este la daba información con dosis reducidas, recortadas, y cocinadas según su propia receta.
El extranjero colocó ante Marco un café tal como sabia le gustaba disfrutar .Con la leche ardiendo. Cortado. En taza pequeña.
Al extremeño le gustaba sentir el calor de la taza en sus manos, con los dedos entrelazados, abrazando el recipiente, durante un minuto o dos, para luego ir bebiendo a sorbos el cafe que contenía, despacio. Tomándose su tiempo. Sintiendo como el aroma acariciaba su olfato, mientras se regalaba un par de segundos con la taza a escasos centímetros de su nariz. Consumiendo después el contenido. Sintiendo poco a poco como la cafeína iba haciendo su trabajo.
Pasado ese ritual, se dispuso a ver que estaba pasando realmente.
En la pantalla del televisor un periodista presentaba la información. A poca distancia, un muro de agentes de la Policía Nacional impedía acceder al hospital situado a tan solo unos cincuenta metros.
Un importante miembro del gobierno estaba reunido con un comité medico de expertos. Destacaba entre ellos un epidemiologo enviado por la OMS.
Según contaba el informativo, se esperaba algún tipo de comunicado oficial, con el respaldo del gobierno y la propia OMS, que arrojará un poco de luz en cuanto al problema que compartían ya Madrid, Barcelona y Valencia. .
El locutor interactuaba en directo con un plató de television donde se encontraban otros periodistas y algun que otro medico .
Contaban como durante los últimos días una enfermedad contagiosa estaba haciendo estragos en la población de las tres principales ciudades del país. Los muertos se contaban ya por centenares.
Los hospitales ya estaban colapsados, y la población había estado huyendo de las ciudades afectadas . Hasta hacia un par de dias, no se conocía el origen del problema, ni las dimensiones reales de este, al menos según la versión que se daba en los distintos informativos. Las autoridades sanitarias españolas habían tardado varios días en identificar el problema vírico al que se enfrentaban, y otros tantos en confirmarselo de forma oficial a la poblacion.
Se hablaba de atentados. De ataques bacteriologicos terroristas. El brote de lo que fuera que estaba matando a la gente con tanta rapidez había aparecido de forma espontánea en las principales ciudades del país. Madrid, Barcelona , y Valencia, estaban siendo duramente castigadas por la epidemia repentina. Por ello y para mantener además el control de la situación, el Gobierno habia decretado el Estado de Alarma a nivel nacional. .
Una de las consecuencias de la nueva crisis era la aparición en las ciudades afectadas de grupos violentos, turbas mas o menos organizadas, cuyo objetivo era el saqueo de almacenes de alimentos y farmacias, en una primera instancia, y el enfrentamiento con la policia o cualquiera que se le ocurriera cruzarse en su camino, aumentando aun mas si cabía el caos , el desorden social y el miedo.