Pandemia. Bienvenidos Al Nuevo Orden Mundial.

El Golpe


Capitulo 9

EL GOLPE


  Pére notó como el sudor amenazaba con resbalar por sus sienes.
  Aquello sería horrible, de ser cierto. De poder probarse. Pero hacía que algunos cabos sueltos que bailaban  en su cabeza pudieran ser atados. 
 Si aquello era verdad,  podría dar sentido a todo lo que estaba sucediendo.
  De una tacada acabó con la mitad de la cerveza que aún quedaba, tibia ya, en el botellín.
  -¿Recuerdas el congreso de Seguridad del año pasado, en Tarragona? -El comisario hizo  referencia al congreso que la Generalitat organizó seis meses después del atentado del Santiago Bernabéu, con los principales mandos del cuerpo de los Mossos, venidos de las cuatro capitales de Catalunya, y citados en La Boella, en Tarragona. 
  Pére asistió como invitado del comisario.
  -Si, claro. - Respondió Pére. Pensando qué importancia podría tener  aquello con el tema. 
  -¿Recuerdas a Fran, el comisario de Tarragona? Cenamos con él aquel sábado.
  Pére asintió.
  -Anoche fue asesinado.
  -¿Cómo? ¿ Asesinado?  No se nos ha comunicado nada. Quiero decir...
  -Se lo que quieres decir -Cortó Oleguer.-  Fran fue asesinado por sus hombres, por sus subordinados. Quizás por eso no lo sabes. -Razonó. -Recibió cierta información. De Madrid, al parecer. Estaban preparando un golpe de estado según el informe que recibió. Así que  dispuso todo para trasladar  sus efectivos fuera de Tarragona,   y así entorpecer el golpe. Uno de los intendentes se rebeló y le descerrajó tres tiros en el pecho. Murió en el acto.
  -¿Entonces Tarragona...?- Pére se temía lo peor.
  -Tarragona ha caído,  no de forma oficial claro, pero si a todos los demás efectos. Está bajo el control de los golpistas.
   No sabía si  su familia en Mora d'Ebre corría peligro. Ahora todo cobraba una nueva dimensión.
  -¿Cómo te enteraste de eso?
  -Por qué crees que ha sido destituido el intendente Francesc? A él también le llegó esa información.
  -Entiendo. ¿Y ahora qué?
  -El plan sedicioso ha tenido éxito en Girona , y en Zaragoza. Hasta donde yo se. Ahora toca posicionarse, claro. Yo ya lo hice al negarme a usar mi puesto para facilitar el golpe. Cuando recibí la llamada en la que me contó lo de Fran, decidí abandonar mi puesto. Quizás no fuera lo más apropiado, pero pensé que manteniéndome con vida habría más posibilidades de frenar el golpe más adelante.
  -¿Más adelante? ¿Sólo y sin saber en quién confiar?
  -No creo que la sublevación tenga éxito en todas las ciudades. Podemos unirnos a quienes se mantengan leales.
  - ¿Cómo podemos saber eso? Ahora mismo estamos incomunicados. Si la mayoría lo apoyan, eso supondrá que se aplaste al resto. Nos buscarán para darnos caza. Pero si las fuerzas se equilibran, eso significará...-Pére enmudeció, sintiendo un escalofrío recorrer  su columna vertebral.
  -La Guerra civil- concluyo el comisario
  “La guerra civil”. Retumbó en el cerebro de Pére.
  -Sin embargo, si he entendido bien, fue por parte del intendente que te enteraste de lo Fran -Una vez superado el estupor, Pére comenzó a reaccionar. Había cosas que no le cuadraban.
  -Exacto.
  -¿Y no te dijo más? Quiero decir,  un porqué, algo.
  -¿Un porqué?
  -Debe haber una razón detrás de todo. Una razón, una motivación. Algo que haya empujado a esa gente a la sublevación. Algo que tanto a ti como a él no os ha convencido. - Razonó. Necesitaba conocer la información completa.
  -Entiendo. -Oleguer palideció-  ¿Cómo resumirlo de forma sencilla? -Dijo,  con voz temblorosa. -Quienes dirigen la sublevación creen que las cosas se pueden hacer mejor de como se han hecho hasta ahora. Creen que el gobierno es débil. Creen que pueden reconducir la situación, salvar el país y evitar más situaciones así.
  -Pero...
  -¿Pero?
  -Eso que dices no está tan mal.  Ya sabes lo que pienso de este gobierno. Pero creo que hay algo más. ¿Por qué  no apoyarlos si no? -Tanto el como Oleguer eran de la opinión de que el gobierno español había mostrado una debilidad y tibieza decepcionantes en el manejo de las últimas crisis provocadas por ataques terroristas en los últimos años. 
  Père era de la opinión de que cierta gente necesitaba mano dura para entender. Y  que ellos desde Barcelona  podrían hacerlo mejor si se les permitiera.
  -Este es el comienzo. Derrocar al gobierno. Instaurar una dictadura militar. Eliminar la democracia, con la excusa de proteger al país. De proteger a los ciudadanos, y con ello eliminar toda oposición. Colocar un nuevo gobierno. ¿Donde crees que quedamos nosotros, los catalanes, en esa nueva ecuación formulada por los militares?
  -Entiendo. -Asintió. Nada convencido.- Pero dices que Girona se ha unido.
  -Si -Oleguer cayó en la pregunta trampa de Pére.

  Josep Martí, el tipo que estaba al frente del cuerpo de los Mossos en Girona, era bien conocido por su fervor nacionalista. Pére dudaba que el último argumento del comisario fuera veraz.
  -Yo también creo que hay algo más detrás de todo esto. -Se excusó. Viéndose acorralado. -Pero aún no sé qué es.
  “Miente”, pensó Pére. 
  El comisario sabía más, pero por alguna razón no deseaba compartirlo.
  Al indagar, Pére observaba como la calma que Oleguer mostraba en un principio fue tornando en nerviosismo.  
  Parecía incluso  mostrar miedo por algo. Eso  llamó poderosamente su  atención. Antes nunca vio signos de debilidad o temor en el comisario.
  -Desde mi posición actual no puedo acceder a más información. Hace unos días, después del ataque a Barcelona, él me llamó a su despacho. Quería compartir conmigo información acerca del desarrollo de  los acontecimientos. Información delicada. - Oleguer respiró profundamente, dando  paso al momento a un lento y sonoro suspiro - Al parecer, Santiago Garzón, el Inspector General de la Guardia Civil , hace un tiempo, mando un mail a todas las comisarias advirtiendo de una posible rebelión, de una posible sublevación en ciernes. Tenía información de primera, según decia, de  que un Golpe se estaba gestando desde hacía unos meses. Y que todo lo acontecido la última semana  podría precipitarlo.
  -Por qué no se informó?
  -Esa información la habían de saber solo los comisarios. Y los intendentes, a lo sumo.  
  Como suboficial, Pére no tendría opciones de enterarse si no hubiera sido por el comisario. Era lo malo de ser solo sargento.
  -Entiendo. ¿Algo más?
  -Poco más. Tras citar varios artículos de la Constitución y del Reglamento, invitó a todos los oficiales a cumplir fielmente con su deber en el buen nombre de las Instituciones y en el beneficio del país y los ciudadanos.
  -Ya sabías que pasaría..
  -Solo eran sospechas. Estábamos en un estado permanente de sospecha. Desde hace un par de años la sombra de un Golpe planeaba por los despachos.
  Negó con la cabeza. Pére veía hacia dónde se veían abocados.
  -¿Y ahora que podemos hacer?
 -En este momento solo cabe esperar. No tenemos opción de saber nada de primera mano. Al menos yo.  Hemos de esperar noticias.
  -Supongo que esperarás esas noticias de tus contactos.
  -¿De quien si no? La prensa, y los medios están vendidos hace tiempo. Imagino que más capitales se habrán unido a la rebelión. Y otras más  resistirán.
  -¿Que crees que dirán los medios? -Desencantado, Pére no esperaba gran cosa de la prensa.
  -El gobierno informara de la situación, de la sublevación, invitando a las fuerzas leales y a la población a resistir.-Explicó. -O bien, los militares informarán de la instauración de un nuevo régimen.
  -No creo que sea buena idea volver por comisaría.
  -Quizá sea lo mejor para tu seguridad. -Dijo Oleguer, sabedor de que la simpatía que se profesaban ambos era conocida allí, y que ello ya le habría granjeado a Pére antipatías  en la nueva dirección.
  -Haré uso de mis contactos. Para ver que se puede hacer.
  -Sin embargo, aún hay algo que no entiendo.
  -¿El qué?-Oleguer, a pesar de hacerse el tonto, imaginaba por donde podría ir Pére.
  -Las cosas ya estaban bastante mal hasta hace unas semanas.  Desde lo del Bernabéu. ¿Verdad? Preguntó retórico. - Quizás habría bastado con dar el golpe.
  -No entiendo- Mintió de nuevo.
  -Es sencillo. -Pére empezaba a desconfiar más cuanto más hablaba Oleguer. -Los militares y todos los demás ya tenían la excusa. La motivación. Lo que sea que les mueva. No hacía falta provocar tres atentados bacteriologicos  para ello. Creo yo, ¿no?
  -Y quien ha dicho que fueran ellos los de los atentados?
  -¡Vamos hombre! -Pére comenzaba a ponerse nervioso -Hace un momento tú mismo lo dijiste. Dijiste que son quienes lo han preparado todo estos días. Que son quienes darán  un Golpe de Estado. ¿Acaso no te acuerdas?
  Era evidente el empeoramiento que progresivamente iba sufriendo el humor de Pére. Y así lo percibió Oleguer.
  -Tranquilízate.- Pidió. Apoyando  su frente entre las manos, dejando medio oculta la cara - Los militares darán el golpe, si, pero son sólo una marioneta. -Informó, sin levantar la cabeza.
  -No entiendo.
  -Si, una marioneta de un poder mayor. De un poder oculto. De Ellos.  De quienes quieren controlar todo y a todos.
  -¿Un poder oculto?-  ¿ Qué mierda contaba el comisario ? Parecía desvariar por momentos.
  No pudo recibir respuesta.
  -Vienen más policías -Gritó Hamid, irrumpiendo en la cocina- Acaban de aparcar dos coches frente a la puerta principal.



#11320 en Otros
#1761 en Acción
#1728 en Detective
#479 en Novela policíaca

En el texto hay: crimen, mafia, conspiracion

Editado: 13.11.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.