El día del viaje llegó.
¿Estoy nerviosa? Si
No había hablado con Esteban desde que pasó lo del estacionamiento. Aún recuerdo lo que me costó tranquilizar a los chicos.
—Dame una puta razón para no ir y romperle la cara – dijo Gabriel entre dientes.
—Estem – no sabia que decir, ellos siempre han sido muy protectores conmigo.
—No hay una razón, ¿ese imbécil que se cree? —dijo Eduardo y en este momento se que si dejo hablar a Andrés las cosas iban a empeorar, Eduardo de los tres es el más tranquilo pero cuando se molesta hay que tenerle miedo.
—Chicos olvídenlo.
—¿Qué lo olvidemos? ¿Acaso no recuerdas como te hablo? Vamos chicos mostrémosle a ese imbécil que con nuestras chicas nadie se mete.
Me les paró en medio y no los dejo avanzar, gracias a Dios veo a Valen y Vero llegando y entre las tres retenemos a los chicos.
Una mano en mi hombro me saca de mis pensamientos.
—Hola – me saluda Esteban.
—Hola – respondo y sigo leyendo una historia que me atrapo mucho, es de una escritora venezolana, amo su forma de escribir, he leído todos sus libros.
—¿A que hora sale el vuelo? – pregunta.
Estamos en la sala de espera, ya me despedí de mis amigos y mis padres.
—En 30 minutos hay que abordar.
—Casi no llego, pero lo bueno es que ya llegué. – dice pero lo ignoro y sigo leyendo.
Yo no soy así, pero no tengo ganas de hablar con él, sus actitudes me confunden y prefiero mantener la distancia, pensé que nos podríamos llevar bien, pero veo que no.
Abordamos el avión y ya mis nervios empiezan.
¿Y si el avión se cae?
¿Si hay un asesino y nos mata a todos?
La azafata pasa diciendo que abrochemos los cinturones, me cuesta mucho hacerlo ya que mis manos tiemblan mucho.
—¿Estas nerviosa? – pregunta Esteban , su asiento está al lado del mío.
—N—no, no, no, bueno, si un poco nerviosa – digo con la voz entrecortada.
—No va a pasar nada, si quieres agarrar mi mano cuando estemos despegando – enserio dijo eso, cada día me confunde más.
—¿Ahora si eres amable? – le pregunto ya que su bipolaridad me tiene cansada
Estamos apunto de despegar, Esteban no me respondió, me sorprendo cuando agarra mi mano, lo miro y el solamente me guiña un ojo.
Me quedo mirando por la ventana, veo las nubes, son hermosas, en realidad mis nervios no son por volar, mi nervios y verdadero miedo es lo que pasa por mi mente, la imagen del avión cayéndose se repite una y otra vez.
—Marian, Marian – una voz me llama a lo lejos – Marian – siento que me sacuden.
Abro los ojos poco a poco y mi mirada se encuentra con la de Esteban, siento algo pesado en mi mano y veo que nuestras manos aún están juntas. Las separo rápidamente.
—Lo siento. ¿Cuánto tiempo dormí?
—Ya llegamos, el vuelo duraba dos horas, entonces llevas dos horas durmiendo.
—¿Duraste dos horas tomándome la mano? – le pregunto confundida.
—Si, bueno no, en un momento fui al baño, pero cuando llegué te la volví a tomar, por cierto tienes el sueño pesado. – nos reímos— note tu miedo y quería darte seguridad.
—Muchas gracias.
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—¿Ya tienes el itinerario? – le pregunto a Esteban, acabamos de llegar al hotel, estamos en el pasillo, ya que su habitación está al lado de la mía.
—Si, nos vemos ahora.
Entro a mi habitación y me acuesto en la cama, el Esteban que viajo conmigo es el mismo Esteban de ese día, no es el mismo que va a la universidad.
Es el chico amable que conocí en mi momento más oscuro.
Coloco la alarma que suene en una hora para tener el tiempo justo para arreglarme.
Necesito descansar, por mas que durmiera en el avión igual estoy cansada.
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La alarma suena, me levanto y voy directo al baño para darme una buena ducha.
Termino de ducharme y me visto con un vestido negro y unas sandalias bajas. Dejo mi cabello suelto, y me maquillo natural, tomo mi cartera verifico que tengo todo y salgo a buscar a Esteban, pero me sorprendo cuando lo encuentro frente a mi puerta.
Cuando su vista se posa en mi, me ve de pies a cabeza.
—Estas hermosa – me dice apenas nuestras miradas se encuentran – ¿nos vamos? – Pregunta sin darme tiempo de responder el halago
Salimos y ya está un auto de la universidad Sunsent esperándonos, durante el camino ninguno hablo, no fue un silencio incómodo.
—¿En nuestra mesa habrán más personas? – pregunto una vez estamos en el salón principal de la universidad Sunsent
—Si, hay dos personas más que estarán en nuestra mesa.
Me encanta como organizaron todo.
Quitaron las hileras de sillas para poner mesas con cuatro sillas por todo salón.
Buscamos nuestra mesa y vemos que las otras personas aún no llegan.
—Pero que sorpresa. – exclama alguien detrás de nosotros, me giro para ver a Esteban y lo veo con una gran sonrisa, que sonrisa tan hermosa. – pero si no es nada más y nada menos que el pendejo número uno que lleva por nombre Esteban – la carcajada de Esteban y del desconocido me contagió.
—Pero si es mi payaso personal llamado Aiden – le respondió Esteban levantándose y abrazando al desconocido que ahora se que se llama Aiden.
—¿Cómo esta todo bro? ¿Cómo te trataba nueva universidad? ¿Ya creaste tu reputación? – Esteban se tensa y carraspea, en ese momento los ojos de Aiden se fijan en mi.
—Aiden te presento a Marian, ella una compañera de la universidad, Marian te presento a mi mejor amigo.
—Mucho gusto. – le digo a Aiden tendiéndole la mano, me sorprendo cuando no la acepta y se acerca y me da un abrazo, me tenso, mi respiración se quiere descontrolar pero logró calmarme.