Paradoja: Los viajes temporales del doctor Montes

Capítulo II: Cadena de errores

Deambulando por ahí…

Así fue que salí del lugar: con la cabeza gacha y casi que me salían lágrimas de mis ojos. Quería convencerme que esto era una pesadilla y fui a recorrer la ciudad para buscar respuestas. Pero era lo mismo, todo apuntaba a que había retrocedido en el tiempo: los periódicos y los calendarios digitales de la época marcaban el 11 de junio del 2010.

Recorrí un poco hasta que me fui a la plaza de la ciudad y me senté en un viejo banco naranjo. Ahí comencé a meditar más detenidamente las cosas: Retrocedí en el tiempo, había abandonado sin querer mi exitoso presente y llegué aquí por un estúpido e inusual suceso. A propósito de eso, recordé las otras cosas que me dijo Yesenia: sería enviado a la época más dolorosa de mi vida. Ahora que lo pienso, yo sufrí mucho el día 11 de junio del 2010, me acuerdo que me dieron una paliza que jamás olvidaré. Sí, estaba en la escuela, y estaba en una intensa jornada de clases porque teníamos que quedarnos hasta las 5:30 de la tarde para recuperar horas perdidas a causa de un paro de profesores (Los jueves salíamos más temprano, a las 3:45 de la tarde). Muchas personas me decían que físicamente tengo las mismas contexturas físicas, pero claro, mi perfil psicológico era muy distinto: era más tímido y no sabía defenderme. Volviendo a ese día (o sea hoy) recibí una paliza que nunca olvidaré de manos de Claude, el chico malo de la escuela. Parece que fue por hablar y ayudar a su novia Miranda (de la cual estaba enamorado, pero nunca me le declaré). Él me descubrió con ella pensando mal de mí por lo que sintió celos y me dio esa golpiza. Fue muy humillante porque sus golpes eran muy certeros y yo sufría de dolor.

Ahora que lo miro con más detención eso fue al medio día y en ese momento era demasiado tarde ya que el reloj marcaba las 5 de la tarde. Pensé: “De todos modos ¿por qué impedirlo? No quiero vengarme de nadie, mucho menor que yo… pero si me llegara a encontrar con Claude a futuro (o sea en el presente) tal vez pueda arreglar cuentas con él, como hombres.”

Más adelante, después de la muerte de mis padres, había aprendido artes marciales y boxeo en la universidad para saber defenderme de los ataques de los delincuentes y de los brabucones. En cada entrenamiento me acordaba de Claude ya que todavía tenía ese resentimiento, una sed de venganza insaciable.

Luego, pensé en lo último que me había sucedido antes de venir al pasado…

Había llegado cerca del estadio y vi una gran cantidad de gente, pero lo más llamativo era que muchos estaban volviendo a sus casas muy molestos. Le fui preguntando a algunos de ellos por qué estaban regresando, ellos contestaban que el concierto fue suspendido por fallas técnicas en los equipos. Justo ahí me acordé de las palabras de la misteriosa Yesenia y sentí que recorría un escalofrío en todo mi ser.

Más allá, estaba Samantha y nos acercamos para hablar de lo sucedido. Mencionó que el concierto se suspendió por problemas técnicos y estaban devolviendo el dinero de las entradas. Le había preguntado si no había visto a Cote, pero ella respondió que no. Pensé que seguramente había vuelto a casa por lo mismo y que mañana hablaríamos del asunto.

En realidad, era una pena todo lo que estaba sucediendo, tal vez era la oportunidad de estar más tiempo con Cote y conversar un poco de los gustos, la vida, entre otras cosas.

Llegamos a la boletería y el disgusto era generalizado, no solo de los espectadores que querían ver a los Bakalitos, sino que también de los organizadores que habían puesto mucho esfuerzo en traer una banda de esta calidad. Había que dar gracias a Dios que la devolución fue expedita y que tampoco lloviera. Después de este agitado tumulto, Samantha y yo regresamos a nuestras casas con la decepción de la suspensión del concierto y con la incertidumbre de lo que podrían decir más adelante.

Mientras retornaba con mi bicicleta, pensaba en lo ocurrido hace un rato atrás, la predicción de Yesenia sobre la suspensión del concierto y de la promesa que me hizo de transportarme al pasado más trágico de mi vida para que lo arregle a mi manera. Vino en mi interior una incertidumbre que no dejaba quieto mi corazón. Y a la vez, se me vino a la mente otra cosa ¿Y si fue toda una casualidad?

Al llegar a mi hogar, guardé mi bicicleta en la gran cochera, que le digo así porque no hay ningún automóvil que ocupe el espacio y obstaculice la salida. Posteriormente, realicé otras actividades, comunes a la tarde: fui al baño a ducharme y luego me puse el mismo buzo que tenía puesto y fui a preparar la cena. Después de comer, fui a ver un poco de televisión. En este tema, debo reconocer que me gusta ver los dibujos animados en especial cuando son orientales y en ella estaban dando los “Super Nórdicos”. Más tarde, estuve atento a las noticias con respecto a los Bakalitos para ver si darían una conferencia de prensa de lo sucedido hace un rato y si volverían a la ciudad para reprogramar su concierto, pero no dieron ninguna conferencia de prensa ni nada por el estilo.

Me quedé viendo la televisión casi hasta las 11.30 de la noche. Fue ahí que me dieron ganas de dormir, así que me retiré a mi dormitorio y fue tanto el cansancio que dormí con lo que tenía puesto. Así fue como terminó ese día, esperando por simple lógica el siguiente… No fue así…

Una revancha de aquellos años, ahora…

Pasé otro rato sentado y se me ocurrió ir a la casa de mis padres para ver cómo estaban, ya que en ésta época todavía estaban vivos. Además, quería reconocerme en el pasado, pero luego la pensé más detenidamente porque sería un gran riesgo ir allá. “Póngale que me encuentren y se confundan.” Lo que si hice fue quedarme en la plaza hasta la 10 de la noche, mirando todo el gentío que pasaba y que sacaban sus banderas chilenas porque en esos momentos se acercaba el debut de Chile por la copa del mundo.




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