Paradoja: Los viajes temporales del doctor Montes

Capítulo XVIII: La Batalla por la Supervivencia (1)

Raíces cristianas

Antes de partir al viejo monasterio llamé al comando regulador para avisarles sobre la situación en la que me encontraba. Pulsé el botón rojo y mi llamada fue respondida inmediatamente por Mary Fer:

- Aquí comando “Regulador”

- Hola Mary Fer, soy Matías. Tengo una pista clara del paradero de Carter.

- Eso es bueno, pero demoraste demasiado ¿Qué paso?

- ¿Pensé que lo sabían todo?

- No te olvides que no lo vemos todo ¿Qué fue lo que te sucedió?

- Ocurrieron bastantes inconvenientes, después te explico. Ahora te voy informar que voy al antiguo monasterio de Citytroy porque descifré una carta que me dedicó el Dr. Turner del futuro.

Mi otro yo escuchó esto y me dijo:

- ¿Perdón? ¿Dijiste del Dr. Turner?

- Así es. Él tuvo un amor secreto.

- ¿Y cómo te enteraste?

- Ese no es el punto. Lo que sucede es que en la carta hay un mensaje dejado por una entidad que me indicó que una pista más clara del paradero de Carter.

- Interesante.

Xilium interrumpió y me dijo:

- Disculpa Montes ¿Tienes una copia de la carta para que nos la envíes y así analizarla?

- Sí. La registré a través de este dispositivo. Ahora te la envío.

Envié la copia al comando Regulador, y después de unos segundos Xilium me respondió:

- Ve al monasterio, pero con mucha cautela, porque si tuviste una pista de aquella entidad entonces el demonio Kronos debe estar al tanto.

Nos despedimos y la comunicación se cortó. Luego llamé a Miranda y me respondió:

- Hola Mati ¿Has tenido éxito?

- Así es. Te llamaba para decirte que descubrí un lugar que me indica con mayor exactitud el paradero de Carter.

Le comuniqué los detalles y Miranda mandó a que me fueran a buscar a las afueras del Asilo. Al llegar la patrulla junto a Miranda nos fuimos en dirección al monasterio.

En las escalinatas había un gran conglomerado de gente, seguramente estarían turisteando. Uno de los guardias me dijo:

- No podemos salir de la patrulla, así como así.

- ¿En serio? ¿Por qué no?

- Este monasterio tiene sus propios guardias especiales y la policía federal no puede potestad cuando están ellos.

Miranda dijo:

- Lo que quiere decir es que solo podemos pasar como peregrinos porque si entramos en nombre de la ley civil estaremos violando normas de relaciones exteriores.

- ¿De veras? ¿Desde cuándo nuestro país tiene acuerdos con Roma?

- Desde el 2040.

- ¡Vaya!

- Esa es otra historia. Me gustaría no hablar de eso ahora.

- Está bien.

En fin, Miranda decidió que ella y yo entraríamos al recinto. Bajamos de la patrulla y nos dirigimos a la entrada principal.

Muchos peregrinos venían de otras partes del mundo, como EE.UU., Canadá, España, China, etc. Habían de todas las edades e inclusive de otros credos religiosos, y pasaban con mucho respeto y devoción, esto me daba a entender que este lugar tenía algo muy especial, cosa que no se daba en mi tiempo. No sabía el “por qué” pero algo me decía que alguien le dio un nuevo aire a este monasterio.

Estaba mirando alrededor y contemplé todas las palmeras colocadas en el camino, las flores, las imágenes del “Vía Crucis” y otras decoraciones que plasmaban la religiosidad como las pinturas abstractas. A medida que iba avanzando me iba topando con algunas personas que se detenían a beber agua de las fuentes que tenían habilitadas en el lugar. Miranda estaba algo cansada por lo que también fue a la fuente para beber. Ella me dijo:

- Te voy a alcanzar después. Ya no tengo las fuerzas de antes.

Al llegar a las escalinatas me topé con un monje de hábito azul y blanco. Él me miró con una sonrisa y me saludo:

- ¡Dr. Montes! ¡Alabado sea Jesucristo!

- ¿Perdón? ¿Ud. es…?

- ¡Cómo no vas a reconocerme! Soy yo: Fernando Araujo. Tu ex-colega.

Lógicamente no sabía de quién se trataba, por lo que le seguí la corriente:

- ¿En serio? ¿Pero qué haces aquí?

- Estoy aquí porque Dios me ha llamado a la vida contemplativa.

- Ya veo ¿Y tienes un nombre de religioso?

- Amén: ahora soy el hermano Clemente.

- ¡A mira! Entonces te llamaré así.




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