Antigua amiga
Volví a la plaza totalmente devastado por lo ocurrido. Stella huyó y no podía darle explicaciones acerca de lo sucedido por teléfono porque, cuando intenté llamarla varias veces cortaba y luego de otros intentos, el teléfono marcaba buzón de voz. Estaba con las ganas de encontrarme con esa tal Teresa para confrontarla por lo que me hizo pasar en aquella escena embarazosa, pero no la pude encontrar en ningún lado del recinto, aparentemente se había ido.
Me volví a sentar en una banca y algunos niños me miraron muy desconcertados ya que también habían sido testigos de incidente, yo los ignoré por completo. Uno de ellos se me acercó y me preguntó:
- Señor ¿Por qué esa mujer lo besó?
Lo miré y le contesté:
- Eso no lo sé.
Otro me dijo:
- Esa mujer era muy rara.
También, un joven se acercó dónde estábamos y me dijo:
- Perdón que también me entrometa, creo todos los que estuvimos aquí quedamos atónitos con lo que pasó.
Le respondí:
- Entiendo que todos ustedes estén así.
- Claro. Por lo que vimos es que esa mujer extraña se te acercó y te dio un beso. Supongo que se trata de una mujer desconocida para ti. La otra te vio y huyó ¿Quién era, tu polola?
Enfurecido les dije:
- ¿Por qué no dejan en paz? Estoy destrozado…
- Tranquilo. No queríamos molestar, solo tratábamos de ayudarte.
Tomé un poco de aire y dije:
- Perdónenme esa reacción… solo quiero espacio.
Respondió el joven:
- Está bien.
Todos se retiraron a lo suyo, otros se iban a sus casas. Por mi parte me quedé ahí sentado un par de horas.
Llegó la tarde-noche, el sol estaba poniéndose en el horizonte, eran las siete y media de la tarde, los postes de luz LED se encendieron y la temperatura descendió considerablemente. Todavía había gente circulando por el sector, aunque en menor cantidad. El frío invernal se hizo notar hasta en mis huesos, tanto así que comencé a temblar, cubriéndome con los brazos tiritones.
Justamente, una persona se me acercó por detrás del lugar donde estaba sentado y me cubrió con un manto de polar, y cuando me volteó, veo que se trataba de una vieja amiga, del cual me dejo muy admirado: María José Lee. Ella estaba con un abrigo largo blanco, unos pantalones azules y unas botas negras, me miró con una tierna sonrisa que hizo que mi corazón se exaltara de alegría. Yo le dije:
- ¡Cote!
- Hola Mati.
- ¿Qué haces aquí?
- ¿Por qué me preguntas eso? ¿Acaso no sabes que yo vivo aquí?
- ¡Es cierto! Se me había olvidado…
- ¿Tú, qué haces aquí? Escuché que unos chicos hablaban acerca de un joven que estaba involucrado en un confuso triángulo amoroso, y me describieron cómo era ese joven. No quería ser chismosa, pero la curiosidad fue mucho más fuerte y salí para mirar. Y claro: Eras tú. Volví a casa y te traje esta manta, también te quería llevar a mi casa para que tomes algo caliente. Aquí hace frío.
- No te hubieras molestado… Tal vez querrás escuchar los detalles ¿No?
- No quiero obligarte a que me digas lo te pasó. Sólo digo que vengas un ratito a mi casa por favor, hace mucho frío.
- Pues… bien, te lo agradezco.
Cote me condujo a su casa. Por dentro era preciosa, bien decorada y ordenada. Me llevó a la cocina y me hizo sentar cerca de la estufa. Ella me preguntó:
- ¿Quieres café o chocolate caliente? También tengo pan con dulce o mortadela…
- Solo me conformaré con tomar un café, por favor.
- Bien. Te lo prepararé al tiro.
Ella sacó un tazón, el café y azúcar, mientras que yo me saqué el manto porque ya empecé a sentir calor.
- ¿Cuántas cucharadas de azúcar le pones?
- Pues… colócale una y media.
- Vale.
- ¿Y tus papás?
- ¿Ellos? Están bien. Se fueron a Argentina.
- ¿Y qué hacen?
- Eh… están de vacaciones.
- ¿Y te dejaron sola?
- Sí… pero está bien. Ellos trabajan todos los días y merecen un tiempo como este.
- ¿Y…?
- Pero estoy con mi hermana. Ella cuida de mí.
Efectivamente, recordé que Cote tenía una hermana: se llama Brenda. Las únicas veces que la he visto fue cuando ella iba a dejar a Cote a la escuela. Brenda era de una personalidad totalmente contraria: muy extrovertida, picaresca y molestosa. De hecho, cuando Cote y yo nos hicimos más cercanos, Brenda nos miraba como “pareja” y eso hacía que nos molestara. Cote agregó:
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Editado: 28.06.2024