Lo que oyes ahora, es el Nefilim huyendo.
El caballo en el que montaba estaba cansado.
Habiendo sido condenado a vivir por un humano.
Un amigo que para él había dado todo
Y ahora muerto estaba.
Eso no iba a quedar así, y esa vez estuvo cerca.
Dios, con su aparición había salvado a sus adorables ángeles.
Quizá el demonio sería la respuesta a lo que quería.
Un nuevo objetivo, un nuevo sitio.
Tenía que ir, debía acabar la guerra cuanto antes.
Era hora de tomar la rindas del Destino.
Romper cadenas que le sostenían a su pasado.
Debía seguir, no solo por él.
Sino por esa alma de aquel humano
Que ahora se encuentra en su corazón.
Dándole la voluntad de ganar a Dios, alguna vez...