Ya habían pasado cuatro días y aún no habían encontrado a la familia de la joven. Cuando Misha la miró por el vidrio aún ella no había cobrado el conocimiento, con aquel golpe que se dio en la cabeza. Claro la dejo inconsciente y no sabía cuándo despertaría.
— Romanov descubriste algo de la joven. Como se llama de donde es, que pasó para estar sola por la calle.
— Si jefe averigüe algo. Se llama Cristal Harrison es una bailarina de ballet, está hospedada en el Grand Hotel Club, viene con una compañía de Ballet de Estados Unidos. —dijo Romanov entregándole algunas fotos de presentacion de ballet.
— Fui al hotel y al parecer estan preocupado por ella, porque no ha aparecido piensan llevar esto a las autoridades, me dijo uno de sus compañeros preocupado
— Estás seguro que es una bailarina, pensé que era una de esas chicas de bares.
— No señor no lo es, además tiene una amiga que está preocupada por ella que hasta estaba llorando.
— Le dijiste que su amiga esta en la clínica.
— No señor estoy esperando indicaciones suyas.
— Anda ve por la amiga y dile donde está traela mejor dicho. Yo mientras estaré en la oficina encárgate de todo Romanov y me mantienes informado.
— Si, señor.
Más tarde Galeth llegaba a la clínica y pregunto en recepción por ella, una enfermera la llevo hasta la habitación donde ella estaba y al verla allí se le partió el corazón.
— Por Dios Cristal que ha pasado.
Ella se acercó a la cama y se sentó a un lado y comenzó a llorar sabía que aquello era su culpa porque tenía que estar a sus lado y se había ido se allí. Galeth la miraba.
— Amiga abre los ojos. Por favor Cristal.
En ese momento Cristal comenzó a quejarse y fruncir el ceño. Y al abrir sus ojos miro a sus alrededor.
— Espera llamaré al médico amiga.
Al salir al pasillo pidió ayuda y varios doctores pasaron a la habitación, mientras ella miraba por el vidrio al lado de hombre que la había ido a buscar.
— Me puede decir que puta madre le pasó a mi amiga, que carajo hacía con usted.
— Disculpe señorita pero no son palabras para usted.
— Entonces si no las quiere escuchar dígame quien carajo la trajo aquí.
— Mi jefe señorita, el fue quien la trajo.
— Me imagino que el fue quien la atropello.
— Disculpe pero eso se lo diara mi jefe.
— maldito desgraciado hijo de perra.
— Ya le he dicho que no diga esas palabras.
Adentro de la habitación Cristal cuando se despertó, con la vista aún desenfocada, vio que estaba en un lugar donde todo parecía ser blanco. Le dolía todo el cuerpo, y lo único que recordaba era que había estado corriendo por la calle y de pronto una luz la cegó y había sentido un fuerte golpe, un dolor agudo, y todo se había quedado a oscuras.
— Vamos, vamos, eso es, abre los ojos —le dijo una voz profunda a su lado.
Cristal intentó levantar los párpados, que pesaban más que nunca, y poco a poco lo consiguió. A su izquierda, alguien estaba encorvado.
A su derecha estaba un hombre de pelo gris y lo que parecía ser un estetoscopio colgado del cuello. También había otra persona cerca. Aturdida, miró a su alrededor.
Notó varios tubos largos que parecían conectar su cuerpo a varios dispositivo.
Frente a ella había un cristal, y al otro lado su amiga y un hombre que no conocía. Trató de moverse, pero aquellos tubos y cables estaban por todas partes. Volvió a parpadear.
— Señorita Harrison, ¿siente alguna molestia? —le preguntó el hombre mayor.
Cristal tuvo que lamerse los secos labios antes de contestar.
— Me duele... —murmuró. — La cabeza...
—trató de incorporarse, pero una mano la hizo recostarse con suave firmeza.
— Ha sufrido usted una fuerte conmoción y ha estado en coma, pero se va a recuperar. Diré que le traigan algo para el dolor —le dijo el hombre mayor. — No se preocupe, se pondrá bien.
Una vez más, Cristal cerró los ojos. Se hizo demasiado esfuerzo para mantenerlos abiertos. Su visión había mejorado ligeramente cuando los volvió a abrir y se dio cuenta de ello.
Ella estaba en una habitación de hospital. Aunque el dolor había disminuido significativamente, todavía estaba un poco aturdida. Volvió la cabeza y notó que su hombro estaba en la posición adecuada.
Tenía vendas. Ella detectó su rigidez y dolor. Además de eso, algo en su sien la estaba tirando.
Levantó la mano despacio y se la palpó. Había algo que parecía una especie de hilo fuerte...
— ¿Puntos?
— Hola —saludó alguien a su izquierda.
Aquella voz... Cristal frunció el entrecejo y giró la cabeza en esa dirección. El rostro
que vio le recordó al instante lo que había sufrido,
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Editado: 17.11.2024