V

Querido Jonathan:

Gracias al cielo que me diste otra oportunidad. Lo sé, ¡fui muy tonta! Pero quiero que confíes en mí. Yo te lo confiaré todo.

Supe que estuviste preguntando por “la chica invisible”. ¡Dios, qué vergüenza! En serio no creí que te interesara así. Lastima que todos saben quien soy pero no son capaces de señalarme. Te lo dije, realmente soy invisible. He pasado frente a ti en varias ocasiones. He estado cerca de donde te has sentado en la cafetería. Estoy en el salón y tu mirada ha cruzado por donde estoy. Pero todas esas veces no me has encontrado.

Me alegra que me busques, pero me apena también que no me encuentres. Tal vez, al final de todas estas cartas termines por encontrarme y tendremos un final feliz juntos.

Eso si Emily se dejara de pegarse a ti. No, por favor, no quiero que pienses que estoy celosa. No somos nada, no puedo evitar que les gustes a más chicas y que… y que termine gustandote alguna de ellas que no sea yo. Es muy posible siendo que no has podido verme. Creeme que desearía ser tan linda como ellas. No tengo ese cabello perfecto que baila al son del viento y brilla con potencia a la luz del día. No tengo ojos enigmáticos delineados con un lápiz oscuro y pestañas voluminosas por usar una máscara de pestañas. Ni esas curvas ceñidas por uniformes escolares demasiado bien ajustados para haber sido comprados así mismo. No, yo solo soy yo. Una persona tal vez muy sencilla para todos en esta escuela.

Emily es una buena chica, debo decirlo. Quizás no la más lista, pero al menos no la más puta. Ella solo ha tenido un novio y terminaron porque él se cambió de escuela. Ella juró amarlo por siempre, pero esas cosas no se pueden, ¿verdad? La distancia enfría.

Jonathan… si te sigo escribiendo de lejos, ¿terminarás olvidandome?

No me olvides, no dejes de leer mis cartas. Te lo ruego.

Atte.

T.

D.P.__ ______